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Lectura digital, ediciones de bolsillo... El braille se mueve: "Si un estudiante necesita un libro, se adapta de manera prioritaria"

  • La ONU proclamó en 2019 Día Mundial del Braille el 4 de enero, fecha de nacimiento de su creador.
Lectura en braille
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Lectura en braille

En 1825, Louis Braille ideó un sistema de puntos en relieve para que las personas ciegas tuvieran acceso a la lectura y a la escritura. Gracias a este sistema, los 285 millones -casi uno en España- de personas con baja o nula visión que se calcula que viven en la actualidad en el mundo pueden hoy tener acceso a la educación y a la cultura.

En España, es la ONCE -a través de su Servicio Bibliográfico (SBO)- la que se encarga de adaptar y editar los libros en braille, tanto en papel como en digital, y decide qué libros se van añadiendo a la colección, que ya consta 28.000 títulos, siempre atendiendo a las demandas de sus afiliados y dando prioridad a aquellos destinados a favorecer la inclusión educativa o laboral.

Alberto Gil, técnico braille en el Servicio Bibliográfico ONCE (SBO) -además de un gran amante de la literatura- nos explica cómo es el proceso y cómo ha cambiado, para bien, en los últimos años, "los libros en braille empezaron siendo manuscritos, con pauta y punzón, como hacían los códices medievales. En los años 60-70 se imprimían con clichés, como si fueran los incunables de la imprenta, desde los 80 del siglo XX ya se hace de forma informatizada, partiendo de un editor braille que convierte los caracteres en tinta en caracteres braille y se imprime automáticamente. Además, en la actualidad también podemos leer a través de dispositivos con una tarjeta SD y un periférico", cuenta.

Gratis, o casi, para los afiliados de la ONCE

Todos los afiliados a la ONCE que lo necesiten pueden tener, gratis o a un precio simbólico, los libros en braille que necesiten, "uno de sus servicios es la adaptación bibliográfica. Si un estudiante, tanto de la Universidad, como de Bachillerato, o un trabajador, necesita un libro, la ONCE los adapta a braille de manera prioritaria. De esta manera, se permite que la persona ciega tenga acceso a los mismos libros que sus compañeros videntes". 

Además, el precio de pagan por ello es bastante simbólico, apenas dos euros más IVA los libros en papel por obra -independientemente del número de volumen que tenga-, y si lo descargan en la biblioteca virtual es gratis, "en Braille ahora mismo tenemos unos 28.000 títulos adaptados y otros 45.000 más en Daisy, un formato especial en audio, pero que es más que un audiolibro, porque permite navegar por el libro, hacer marcas… y además se puede combinar con braille".

A demanda y para fomentar la lectura y la inclusión

Estos libros esenciales son prioritarios una vez que los afiliados los piden, pero para decidir qué otros libros se editan, los destinados al ocio, entra en juego la comisión del Servicio Bibliográfico ONCE (SBO), "los recursos son limitados, así que se eligen unos cuantos cada mes en función de lo que nos piden y proponen los afiliados", explica. Además, aparte de estos libros o novelas, la comisión escoge seis títulos de literatura infantil y juvenil para fomentar la lectura entre los jóvenes, "de estos seis, tres están orientados a la educación en valores, y los otros tres relacionados con premios o que estén de moda entre los chicos", apunta Alberto Gil.

Por otro lado, se proponen dos libros de lectura fácil para personas con dificultades añadidas a la ceguera, "uno para braille y otro para Daisy", y otro en inglés, "desde 2019, gracias al Tratado de Marrakech, tenemos disponibles en España libros en otros idiomas adaptados en el extranjero, en los países que firmaron el tratado, sin problemas de derechos de autor. Igualmente, los que adapta la ONCE también pueden usarse en otros países. Esto ha facilitado que tengamos disponibles muchos más libros en otros idiomas".

Otro de los servicios por los que está apostando la ONCE son las colecciones de bolsillo, que son más ‘transportables’, "uno de los problemas del braille es que los puntos no se pueden hacer más pequeños, pues tienen el tamaño adecuado para que la yema del dedo los detecte. Así, normalmente los libros en braille son en formato Din A3 y de 150 páginas (El Quijote, por ejemplo, son 17 volúmenes en este formato), por lo que llevarlos de un sitio a otro no es fácil. Por eso, este año, hemos sacado una edición de bolsillo que son la mitad de grandes y de 100 páginas cada uno, no más de dos volúmenes por obra. Para poder llevarlo a cabo, cogemos recopilatorios de relatos o novelas cortas", explica.

Además, afiliados de la ONCE pueden acceder al préstamo de libros a través de las ‘tiflotecas’ que tienen distribuidas por todo el país, "las distintas comunidades autónomas tienen bibliotecas territoriales donde la gente puede solicitar libros en calidad de préstamo gratuito. En esas mismas tiflotecas se hacen actividades del fomento de la lectura, como coloquios, y en cada una de ellas hay un rincón del relieve, donde hay elementos y réplica tridimensionales, cuadros… relacionados con obras literarias".

Braille, también en lectura digital

Para evitar este problema de espacio y, de paso, ser más sostenibles, la ONCE opta también cada vez más por formatos digitales, legibles a través de distintos dispositivos, "se trata de unos lectores de braille en los que van apareciendo los puntos según va avanzando la lectura. Hay desde 20 caracteres hasta 40, 80… por lo que te comentaba de que los puntos no se pueden hacer más pequeños".

En este sentido, ha ayudado mucho la lectura en ebook y los audiolibros, que según comenta, Gil, se complementan muy bien con el braille, "los ebook, por ejemplo, si tienen formatos compatibles que sean accesibles (como epuk y PDF), se pueden leer a través de los periféricos sin que la ONCE tenga que adaptarlos a braille. Es un complemento y una opción más, y cuantas más opciones, mucho mejor, porque se favorece la inclusión. Por eso quiero aprovechar el día mundial para invitar a las editoriales a que faciliten archivos compatibles en origen, porque leer nos hace iguales", reivindica.

También, aprovechando este día, y ya al margen de demandas literarias, a Alberto Gil le gustaría pedir que hubiera una mayor presencia del braille en el día a día para facilitar el acceso a la información de las personas ciegas, "es cierto que este año se ha aprobado una ley del etiquetado en braille, que aún tiene que desarrollarse y que va a favorecer que cada vez haya más productos adaptados en los supermercados, pero todavía queda mucho por hacer en productos de bienes y consumo". 

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