El año que la inflación apuntilló a los hogares españoles con los alimentos más caros de la historia y la energía más costosa

Ilustración sobre el repunte de precios en España.
Ilustración sobre el repunte de precios en España.
Henar de Pedro
Ilustración sobre el repunte de precios en España.

Los consumidores españoles despiden un 2022 que ha resultado ser fatídico para su poder adquisitivo. La crisis energética que venía amenazando desde finales de 2021 ha estallado este año y se ha visto agravada por la guerra en Ucrania y la escasez de las materias primas. Todo ello ha ido formando un cóctel explosivo que ha llegado a situar la inflación en España en niveles jamás vistos en décadas mientras la negociación salarial sigue estancada entre empresarios y sindicatos

Los precios, en concreto, se desbocaron un 10,8% el pasado mes de julio, alcanzando su nivel interanual más alto en los últimos 38 años (desde 1984), según los datos del Índice de Precios de Consumo (IPC) publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Desde entonces, la inflación ha ido menguando poco a poco pero aún se mantiene alta, concretamente en el 5,8% -último dato de diciembre de este viernes- cuando lo ideal es que crezca cada año por debajo del 2%. 

Los grandes responsables de este enorme incremento han sido fundamentalmente los costes de los alimentos, de la energía y de los carburantes. La inflación de los productos de alimentación alcanzó este año su máximo en octubre, donde se disparó su tasa hasta el 15,4%, su nivel más elevado de la serie histórica (desde enero de 1994). 

Alimentos básicos en la cesta de la compra como el pan, el arroz, la pasta, el aceite, la leche, los huevos, el queso, la carne, el pescado o las frutas y las hortalizas se han situado este año muy por encima del IPC general. Según el INE, en el último año la leche ha subido un 30,9%, los huevos un 27,1%, los cereales un 22,9%, las patatas un 21,5%, el pan un 14,9% o las legumbres y hortalizas un 14,6%.

En la práctica, por ejemplo, esto supone que hacer un bizcocho en la actualidad sea casi un 43% más caro que hace un año, que desayunar una tostada de pan y mantequilla se haya encarecido un 34% y que elaborar una tortilla de patata cueste un 25% más. 

Ante este encarecimiento de los alimentos, el Gobierno ha anunciado una rebaja impositiva en alimentos básicos, como ya venían pidiendo los grandes distribuidores y el Partido Popular. En concreto, el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha eliminado durante seis meses el IVA del 4% en pan, harinas panificables, leche, queso, huevos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, patatas y cereales. Para aceites y pasta, en cambio, el impuesto baja del 10% al 5%. 

Esta medida, sin embargo, no afecta a otros alimentos necesarios para nuestra dieta y que compramos habitualmente, como la carne y el pescado, cuyo IVA se mantendrá en el 10%. 

Luz, gas y gasolinas dispararon su precio

Otro gran quebradero de cabeza para los consumidores ha sido el alza del precio de la energía pese a la rebaja del IVA al 5% y la limitación del precio del gas, la denominada excepción ibérica. A raíz de la guerra de Ucrania, su coste se ha disparado como consecuencia de la alta dependencia que tiene la Unión Europea del gas ruso, lo que ha provocado un fuerte encarecimiento de las facturas de luz y gas. 

El precio del gas natural influye directamente en el precio de la luz, ya que esta materia prima es fundamental para la generación de energía en las centrales térmicas de ciclos combinados. Y Rusia es el segundo mayor productor de gas natural del mundo y el primer proveedor europeo.

Este año el precio del gas en España alcanzó en marzo su máximo nivel, situándose de media en los 242,43 euros el megavatio hora (€/MWh) y llegando incluso a los 335 €/MWh. Un año antes, en marzo de 2021, el coste medio del megavatio hora era de 17,36 euros.

En lo que respecta al precio de la luz, también en marzo se pulverizaron récords. El día 8 el precio medio de la electricidad en el mercado mayorista escaló hasta los 544,98 euros el megavatio hora, alcanzando su registro máximo entre las 19.00 y las 20.00 horas, cuando el coste del megavatio hora se disparó hasta los 700 euros. Desde entonces, el coste de la electricidad ha ido bajando, con la excepción de agosto, donde a finales de mes llegó a alcanzar los 459,4€/MWh. 

El último eslabón de esta especie de Santísima Trinidad de la inflación han sido las gasolinas. El precio de la gasolina y el gasóleo han llegado a superar los dos euros por litro a mediados de junio, lo que supuso dejar casi sin efecto la bonificación de 20 céntimos decretada por el Gobierno que entró en vigor el pasado mes de abril y que finaliza el próximo 1 de enero. 

Subida de tipos por primera vez en 11 años

El auge de la inflación también ha provocado que el Banco Central Europeo (BCE) haya subido los tipos de interés por primera vez en los últimos once años para intentar reducir el consumo y que bajen los precios, una decisión que tiene repercusión directa en los consumidores que tengan contratada una hipoteca a tipo variable, aproximadamente tres de cada cuatro de las que hay en España.

El regulador bancario anunció el pasado julio un incremento del 0,50 % y desde entonces no ha parado. Su última subida de tipos fue el pasado 15 de diciembre, cuando el precio oficial del dinero -el interés al que el BCE presta a la banca comercial o remunera sus depósitos- se situó en el 2,5%, una cifra sin precedentes desde diciembre de 2008.

Esta subida de tipos supone en la práctica, entre otros, un encarecimiento de los préstamos y un incremento del euríbor, el índice hipotecario de referencia en España que se calcula teniendo en cuenta el interés que cobran las principales entidades de crédito de la zona euro.

La previsión de asesores financieros y asociaciones de usuarios es que 2022 cierre con un euríbor en torno al 3%, lo que se traduce en un encarecimiento de la cuota hipotecaria que ronda el 50% para las hipotecas variables más recientes.

"Los consumidores tenemos que ser más críticos"

"Este 2022 ha sido un año complicado por la guerra y las subidas de las materias primas", afirma Rafael Papillón, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad San Pablo CEU, quien vaticina una reducción generalizada del consumo para 2023. "El Banco Central Europeo (BCE) no va a parar hasta que la inflación vuelva a situarse en el 2%, por lo que seguirán las subidas de los tipos de interés en los próximos meses, lo que afectará, sobre todo, a los ciudadanos con hipoteca variables. Esto seguramente provoque que se gaste menos y, por lo tanto, se reduzca el consumo", asegura. 

Desde FACUA-Consumidores en Acción, su secretario general, Rubén Sánchez, considera que "este ha sido un año extraordinariamente negativo". A su juicio, "ha habido una serie de grandes empresas que han aplicado grandes subidas de precios totalmente ajenas a los incrementos de costes que podían estar experimentando".

Sánchez concluye con una recomendación: "Los consumidores tenemos que ser más críticos que nunca a la hora de comprar, comparando más y volviendo a revisar los precios de las marcas que compramos porque lo que antes creíamos que tenía uno de los mejores precios ahora puede que tenga uno de los más caros. Y lo mismo con los establecimientos: si habitualmente vamos a una cadena habría revisar los precios en otras porque ahora igual son más baratas".

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