El año en que Feijóo sacó al PP de la 'UCI' y logró rehabilitarlo para la decisiva contienda electoral de 2023

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo
Henar de Pedro
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo

Aterrizó en Madrid a mitad de curso para salvar a un partido recién estrellado y apenas dos meses después, el 'efecto Feijóo' tomó altura, llegando a máximos tras las elecciones andaluzas. Tras ello, la 'novedad' tocó techo y aunque el PP de Alberto Núñez Feijóo se ha mantenido por encima del PSOE en la mayoría de encuestas, ha perdido algo de fuelle, hasta este diciembre que ha conseguido volver a su mejor dato. La tensión de las últimas semanas parece dar de nuevo un impulso al PP, sobre todo a costa de Vox, según refleja la última encuesta DYM para 20minutos

Tal y es la confianza en las filas populares, que se ven con "perspectivas reales" de gobernar en 2023, tan solo un año y medio después de la llegada de Feijóo y de la crisis con Pablo Casado. "Creíamos que estaríamos cuatro años más en la oposición, pero ahora podríamos superar el resultado del PP de Rajoy en 2016", sostienen desde 'Génova'.

Y es que el Partido Popular inició 2022 con Pablo Casado y dos fechas a cortejar: las elecciones en Castilla y León y las de Andalucía, dos gobiernos a revalidar. Lo que entonces no se imaginaba su entonces líder -como tampoco ningún afiliado- es que únicamente viviría las primeras al frente de la histórica formación de centro-derecha. Lo que en enero era una guerra soterrada entre Pablo Casado y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, acabó por romper todos los puentes a mediados de febrero.

Casado avaló el adelanto electoral en Castilla y León confiando en un gran resultado como estrategia para reivindicarse al frente del partido, pues el PP no terminaba de despegar después de tres años y medio. Teniendo en cuenta que unos meses después iban a ser los comicios de Andalucía, su objetivo pasaba por afianzarse en su liderazgo a través de las victorias de sus barones en distintas comunidades autónomas.

Es cierto que el PP ganó en Castilla y León, pero su resultado dejó mucho que desear -pasó de un gobierno en solitario a formar uno con Vox- y solo tres días después de este fiasco se publicó un supuesto intento de espionaje por orden de 'Génova' contra Ayuso con recursos públicos del Ayuntamiento de Madrid. El principal señalado, el número dos de Casado, Teodoro García Egea, pero el líder del PP no le dejó caer y ahí comenzó la rebelión de los pesos pesados del PP.

El enfrentamiento entre Ayuso y Casado se hizo público y notorio, pero el PP resolvió pronto la crisis, una de las más graves que ha sufrido el partido en toda su historia. Una semana después de saltar el escándalo, en una tensa reunión con barones que se prolongó hasta la madrugada y en la que Feijóo ya se se posicionó en la casilla de salida para ser el próximo líder del PP, Casado claudicó y aceptó convocar un congreso un mes después.

El 10 de marzo, Feijóo fue proclamado candidato único a presidir el PP y con ello volvió la esperanza a las filas populares. Al poco tiempo de llegar a la capital, el gallego tuvo que enfrentarse al segundo reto del partido: las elecciones andaluzas. Con Juanma Moreno nuevamente como candidato, el PP logró su primera mayoría absoluta en esa comunidad, afianzó el perfil de Feijóo como líder moderado y rescató a un partido desbaratado.

La crisis económica y energética marcaron los primeros discursos del sucesor de Pablo Casado. Pero las últimas reformas -exprés- que ha encauzado el Gobierno en noviembre y diciembre han empañado la que iba a ser la enseña del PP: la crisis inflacionista.

Así, siempre con la economía como telón de fondo, el PP centrará su debate en el nuevo año como acabó el anterior: intentando desactivar las reformas del Ejecutivo, como la de sedición o la de malversación, que ya ha prometido derogar si gana las generales. Porque, como advirtió el dirigente popular recientemente -y no solo a sus votantes sino también a los defraudados con el PSOE y Podemos y a los nacionalistas "moderados"--, es "este Gobierno o España". 

"Sánchez ha pasado de gobernar a resistir, de resistir a mentir y de mentir a claudicar; el PP habrá pasado de no llegar a ilusionar, de ilusionar a unir a la sociedad y de unir a la sociedad a gobernar", sentenció Feijóo en su balance anual ante la plana mayor de su partido y ante la ausencia de los barones más aclamados, el andaluz Juanma Moreno y la madrileña Isabel Díaz Ayuso.

Del revés del CGPJ al éxito en el TC

En el último año, el Partido Popular de Feijóo ha remitido tres grandes propuestas a la Moncloa: un pacto económico, en abril, uno judicial para renovar el CGPJ, en junio, y otro pacto energético, tras el verano. Ninguno prosperó aunque, eso sí, el Gobierno adoptó algunas de las medidas que pedían los populares, como la rebaja del IVA de la luz y del gas al 5%. 

También estuvieron cerca de conseguir que el Gobierno aceptara la gran mayoría de sus exigencias para renovar el CGPJ. Sobre todo, el fin de las puertas giratorias y, con ello, lo que llaman la despolitización de la justicia. Eso fue antes de que Feijóo rompiera el pacto con Sánchez ante su intención de suprimir la sedición, que se confirmo el de diciembre, con la aprobación en el Senado junto a la rebaja del delito de malversación. Así, el bloqueo del CGPJ ha sido el gran revés del PP, ya que tendría que haberlo renovado hace cuatro años y le acabará por salpicar de vuelta si logra gobernar la próxima legislatura.

Con el pacto truncado, el CGPJ sigue a día de hoy sin renovarse. De ahí que el Gobierno, lejos de buscar un nuevo consenso con el PP como exige la Constitución a ambas formaciones, planteó modificar el sistema para poder renovar el TC sin que antes lo haga el CGPJ. El PP lo recurrió al TC logrando su primera gran hazaña.

Después de varias semanas criticando las grandes reformas del Código Penal y del sistema de elección de magistrados del TC, el Partido Popular entendió que la forma de lograr frenar los cambios legislativos del Gobierno no era con el fondo sino con las formas, ya que estas se estaban haciendo con mayoría parlamentaria, pero vía exprés sin debate ni informes preceptivos. Finalmente el Constitucional --con mayoría conservadora al no estar renovado-- dio la razón al PP, abriendo una nueva brecha entre el Ejecutivo y la oposición. 

En todo caso, el Gobierno ya ha anunciado que presentará una proposición de ley con la reforma que ha frenado el TC. Por su parte, en el entorno de Feijóo avanzan que si la proposición de ley que presente el Gobierno en enero es igual que las enmiendas, que recurrió el PP ante el tribunal de garantías, lo denunciará ante la UE alegando su ilegalidad. Acudir a Europa y a los tribunales son las grandes armas de 'Génova' para "garantizar" el Estado de Derecho, como ellos defienden.

Líder "moderado" vs. líder "tutelado"

Feijóo llegó al escenario nacional con la moderación por bandera, una cualidad con la que Sánchez ha jugado en su beneficio en cada enfrentamiento contra el líder de la oposición para desacreditarlo. Así lo demostró en su segundo careo en el Senado, en donde el presidente preguntó al senador: "Dónde está su moderación, ¿en objetos perdidos"? Para, a continuación, acusarle de "insolvencia o mala fe". Y así se han desarrollado cada uno de sus encuentros, hasta que el pasado 21 de diciembre, en su quinto cara a cara, Sánchez tildó a Feijóo de líder "tutelado".

Pero el popular no caerá "en la trampa" de la provocación. Tampoco lo requiere, ya que desde su llegada se repartió los papeles con Isabel Díaz Ayuso. Él es la mano gestora y ella, la voz de la batalla ideológica. Y así lo ha ido demostrando sobre el terreno. Feijóo ha rechazado dos misivas populares.

La primera fue la moción de censura que tanto Vox como Cs pidieron a PP liderar. Al no tener apoyos suficientes en el Parlamento, el PP se mantuvo al margen. Aún quedaba la vía callejera. Vox convocó a la ciudadanía en las calles para protestar contra la supresión del delito de sedición. De nuevo, el PP se rechazó esta fórmula y, en su lugar, celebró mítines en distintas ciudades del territorio español. "No buscamos llenar la calle sino las urnas", dijo en uno de los eventos en Madrid, donde reivindicó moderación frente al "caradura" de Sánchez y se desmarcó de Vox.

La última oportunidad se la dio el líder Santiago Abascal quien, a diferencia de la anterior ocasión, esta vez prometió que presentaría él mismo la moción de censura. Esto fue a principios de diciembre, cuando el Gobierno inició los trámites para rebajar los delitos de malversación. También, a diferencia de la anterior ocasión y, sobre todo a lo que hizo su predecesor Casado, Feijóo no se opondrá a la moción de Vox, que aún no tiene fecha para presentarse. Aun así, en el PP insisten: "Nuestra estrategia es decirle a la gente que aguante y vote en mayo".

Un único reto para 2023

Ni mociones de censura ni movilizaciones en la calle. Feijóo fía todas sus cartas a una sola partida: las urnas. Una jugada que podría resultar arriesgada teniendo en cuenta que las últimas polémicas han surgido cinco meses antes de la próxima cita electoral. En el PP cuentan con ello y asumen que, pese al rechazo masivo de votantes del PSOE a suprimir la sedición y la malversación, podría caer en saco roto en mayo. Lo que no quiere decir que no vayan a buscar remedio. Su portavoz en el Senado, Javier Maroto, lo adelantó en la Cámara Alta: "Nuestra misión será recordar a los españoles todos los días que quedan en la legislatura la tropelía que ha hecho Sánchez".

La meta final serán las generales. Pero antes, el PP debe marcar perfil en nuevos territorios, como Valencia, Aragón o Castilla La Mancha. Para eso, primero deben "acertar con los candidatos" a las comunidades y ayuntamientos, que se desvelarán en enero. Este puede ser --o no-- el gran año del PP y, sobre todo, de Feijóo, quien devolvería La Moncloa al PP tras cinco años.

Así dibujan en Génova el escenario actual: "Competíamos de 'tú a tú' con Vox y Cs y ya no solo hemos absorbido a Cs por la situación que vive sino que hemos marcado distancias con Vox y hemos quitado votos al PSOE". En todo caso, a día de hoy, las encuestas permiten gobernar al PP en coalición Vox, lo que podría ser un lastre para un líder "moderado". De darse ese caso, en el PP "no hay preocupación" porque será elegir entre un Gobierno con Bildu o un Gobierno con Vox", sostienen fuentes de la dirección nacional.

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