¿Qué se esconde detrás de migrantes que llegan a las costas de Cádiz embarazadas a término y que desaparecen a los pocos meses de dar a luz, tras recibir una sospechosa llamada de alguien que repentinamente se interesa por ellas? Esta dura realidad puso hace diez años en alerta a Begoña Arana y la impulsó a fundar Nuevo Hogar Betania, una ONG que en su primera década de vida ha rescatado a 842 mujeres en situación de trata y que ahora está incorporando actuaciones dirigidas directamente a puteros y proxenetas.

"Las mafias las embarazan a lo largo del camino para garantizarse su estancia en España. Si el niño nace aquí saben que no serán repatriadas", cuenta Arana, al frente de una entidad que no solo se conforma "con atender integralmente a las víctimas", sino que está "investigando sobre cómo producir cambios que reduzcan el consumo de prostitución". "Y lo estamos haciendo tanto sensibilizando muy de cerca a la sociedad como parándonos a charlar, evaluar y avergonzar a los puteros y proxenetas. Es un trabajo de fondo pero creemos que va a ayudar a que las cifras bajen", explica al otro lado del teléfono. 

Abolicionista convencida, es partidaria de que se castigue a los puteros, algo que ya recoge el anteproyecto de ley que ha elaborado el Gobierno, pero sabe que para luchar contra esta lacra las leyes deben venir acompañadas de medidas que ayuden a educar y concienciar y a que se deje de normalizar una situación de auténtica esclavitud. "Castigar, por supuesto que sí", afirma rotunda, antes de apostillar que, unido a la forma de actuar de la ONG, "es una vía más que puede garantizar un cambio de paradigma".

NUEVO HOGAR BETANIA

El programa que acaban de lanzar aborda todo tipo de perfiles y cada intervención se prepara dependiendo de las características de los interlocutores. Hay patrones complicados, como los agresores sexuales encarcelados y los psicópatas, completamente disociados de la realidad y con fantasías perversas. Pero también se contempla el acercamiento a altos ejecutivos o universitarios.

"Por desgracia todavía hay padres y amigos que cuando el niño cumple 18 años lo llevan a un club para celebrarlo. O grupos que cualquier celebración la acaban en un prostíbulo. Parece muy retrógrado pero sigue pasando", denuncia la directora de Nuevo Hogar Betania. Por ello no solo se acercan a las prisiones sino que también acuden a las facultades y a las empresas, que "a través de sus departamentos de Responsabilidad Social Corporativa están respondiendo con compromiso". 

Y ahí, con formación y mostrándoles mediante testimonios reales el infierno que viven mujeres y niñas que son obligadas a prostituirse, abriéndoles los ojos sobre las graves consecuencias de sus actos, están logrando que haya quienes se arrepientan. "Utilizamos fórmulas para que tengan la valentía de decir si han consumido prostitución. Lo dicen. Y creemos que es la vía para hacerles cambiar de mentalidad", apunta.

"Cuando en el programa de agresores sexuales o en un coloquio genérico salen cuestiones como 'cuándo has consumido' o 'por qué' te das cuenta de que en estos puteros no solo hay vicio por el sexo y por poder utilizar el cuerpo de una mujer como una mercancía. También hay problemas en sus procesos vitales. Escucharlos de forma apreciativa es una pata importante para poderlos captar y poder darles la oportunidad de mejorar sus vidas", continúa la trabajadora social.

La habitación de un club, por dentro

Junto a esa formación especializada, a cargo de una psicóloga y una abogada de Nuevo Hogar Betania, la ONG ha estrenado un programa piloto con el que ha empezado a recorrer Andalucía. Bajo el lema Sin proxenetas no hay esclavas y sin clientes, tampoco, se trata de una unidad móvil que simula un prostíbulo y que está realizando paradas en diferentes municipios. 

La reina Letizia reafirma su apoyo a la lucha contra la explotación sexual y la violencia de género

Lo que por fuera es una caravana, por dentro recrea una habitación oscura, con una cama, ropa tirada, luces de neón, esposas, y una caja muy pequeña en la que caben los recuerdos de toda una vida. Entre todo eso, un teléfono se enciende y se apaga en función de los servicios. Y colgando de las paredes, historias de supervivientes que han pasado por la organización y "han conseguido ser modelos de referencia". 

"Es una simulación muy real de cómo viven las víctimas de trata. Está teniendo un impacto brutal. Hay gente que entra y automáticamente se tiene que salir porque se agobia. Otros acaban llorando y reconocen que no se podían imaginar que hay personas viviendo así", comenta Arana sobre una campaña que nuevamente tiene como objetivo sensibilizar especialmente a la población juvenil masculina. Una iniciativa más que pretende contribuir a hacer frente al problema desde la raíz y a atajar una industria que se basa en la compraventa de mujeres. Una industria que perpetúa la esclavitud del siglo XIX.