Paola no acudió a su puesto de trabajo este jueves y eso alertó a un compañero que se acercó hasta su vivienda para ver qué sucedía. Llamó a la puerta y al no obtener respuesta, forzó la cerradura ayudado por otros funcionarios. Poco podían imaginar que dentro se encontrarían con una trágica escena: la mujer, agente de la Guardia Civil, había matado a sus dos hijas, de 9 y 11 años, y después se había suicidado.

El suceso ha conmocionado a Quintanar del Rey, una localidad de apenas 7.500 habitantes. Paola, de 42 años y natural de Algeciras, llevaba destinada en este municipio de Cuenca desde 2009, y residía junto a sus hijas en el pabellón oficial del acuartelamiento. Era agente de Seguridad Ciudadana y se ocupaba de atender las denuncias de violencia de género.

Ella estaba separada de su pareja y tramitando el divorcio. Un proceso "tormentoso" que según varios medios le había llevado a enfrentarse con su expareja por la custodia. Quienes la conocían aseguran que su intención era trasladarse con las pequeñas a su municipio natal, motivo por el que estaba en trámites de negociación con él, quien sí nació en Quintanar del Rey.

Paola no tenía antecedentes por baja psicológica y al parecer, su comportamiento durante los últimos días había sido normal. Sin embargo, este jueves, poco después de las siete de la mañana, se escucharon cinco disparos en su casa. "El cadáver de la agente, en medio de un charco de sangre, todavía portaba en su mano derecha su arma reglamentaria. Muy cerca, los cuerpos sin vida de las dos niñas presentaban sendos disparos realizados a corta distancia, según la primera inspección ocular", describía el diario El Correo. El médico de urgencias y la ambulancia que acudían al lugar solo pudieron certificar la muerte de las tres.

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Motilla del Palancar ha abierto diligencias previas y su titular ha decretado el secreto del sumario. Este afecta a la totalidad del procedimiento judicial abierto, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha.

Las menores nacieron y se criaron en esta localidad conquense, donde, según cuentan los vecinos, los abuelos paternos han regentado un bar durante muchos años. Este pequeño municipio cuenta con once guardias civiles destinados, más un cabo y un sargento. La mayoría reside en el cuartel.

Pocos minutos después de conocerse el dramático suceso, ante las puertas del edificio del instituto armado se reunían familiares y vecinos, sin poderse creer lo que acababa de suceder. "No tenemos palabras, no sabemos qué ha podido pasar", repetían, muchos de ellos entre lágrimas. El Ayuntamiento se ha sumado a esa consternación y ha declarado tres días de luto.

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"No hay palabras suficientes para expresar la profunda tristeza que sentimos. En estos momentos, que no hay consuelo posible, queremos mandar nuestro más sentido pésame a las familias y amigos", ha indicado el Consistorio, que ha convocado un pleno extraordinario y un minuto de silencio en la Plaza Mayor a las 12.30 horas. Concluido este acto, el alcalde, Martín Cebrián, ha calificado como "trágica" esta noticia y ha deseado que ojalá su pueblo no estuviera este jueves saliendo en los medios de comunicación.

"Estamos profundamente consternados", ha incidido emocionado, y ha agradecido a la Junta de Castilla-La Mancha el apoyo psicológico que ha ofrecido tanto al colegio donde estudiaban las menores como a su padre.