Tutankamón, la exposición inmersiva sobre el Faraón niño que reinó hace 3.000 años

  • Cómo visitar una tumba aún llena de incógnitas.
  • MAD Madrid Artes Digitales, ubicado en la Nave 16 de Matadero, alberga una exposición inmersiva en el centenario del hallazgo de la tumba de Tutankamón, con proyecciones de 360º sobre una superficie de más de 2000 m2 
Sala inmersiva de la exposición dedicada a Tutankamon en Matadero
Sala inmersiva de la exposición dedicada a Tutankamon en Matadero.
Adolfo Ortega
Sala inmersiva de la exposición dedicada a Tutankamon en Matadero
Sala inmersiva de la exposición dedicada a Tutankamon en Matadero.
MAD Madrid Artes Digitales

El 4 de noviembre de 1922, el arqueólogo británico Howard Carter, empeñado en una búsqueda hasta ese momento infructuosa de la tumba de Tutankamón, dio con una puerta cubierta de escombros al final de unos escalones de piedra, en lo más profundo del Valle de los Reyes. "Con manos temblorosas, hice un agujero en el ángulo superior izquierdo. Al otro lado estaba oscuro. Introduje una vela y miré en el interior. Cuando mis ojos se acostumbraron a la penumbra, empecé a distinguir formas de extraños animales, estatuas y, por todas partes, el brillo del oro". Así relataba el egiptólogo en su diario lo sucedido esa histórica jornada.

"A los que estaban a mi lado la espera debió de parecerles eterna. Yo estaba mudo de asombro. Lord Carnarvon -quien financió la búsqueda del arqueólogo durante años- no pudo seguir soportando la tensión. -¿Ve usted algo, Carter? -Sí, maravillas. Lo que aparecía a la luz tenue de la vela hacía tres mil años que no lo contemplaban ojos humanos. Era el tesoro más precioso encontrado por arqueólogos".

Una de las salas informativas en la exposición dedicada a Tutankamón en Matadero
Una de las salas informativas en la exposición dedicada a Tutankamón en Matadero
Adolfo Ortega

Tutankamon, la Exposición Inmersiva, nos acerca a ese hallazgo extraordinario cien años después del suceso y es una de las atracciones de la temporada en el ámbito de este tipo de muestras. Su despliegue requiere del único centro permanente destinado en Madrid para estas experiencias: MAD Madrid Artes Digitales, en la nave 16 de Matadero.

La impresión inicial de Carter, aventurando que él era el primero en ver aquellos tesoros después de tres mil años, resultaba muy grandilocuente pero se demostró incorrecta. Por aquel lugar había pasado una cuadrilla de saqueadores, a juzgar por el desorden en que se encontraban los objetos, como ocurrió en miles de tumbas en Egipto desde la época de los faraones. Lo normal es que a los pocos días de cualquier sepelio, se presentara con nocturnidad una banda de malhechores para perpetrar el hurto, casi siempre tras haber obtenido información interna de la propia corte o de los embalsamadores. En este caso, los truhanes no pudieron concluir su plan por algún motivo desconocido. La Guardia Civil de Tebas les sorprendería, quizás.

Sala en la que se recrea el sarcófago y la tumba de Tutankamon
Sala en la que se recrea un ataúd y el sarcófago de Tutankamón
Adolfo Ortega

La exposición contiene paneles informativos muy bien diseñados y réplicas de algunos objetos fundamentales hallados, como un ataúd de oro o el sarcófago de cuarcita roja donde reposaba el Faraón, pero lo más espectacular de la exposición es una sala de grandes dimensiones donde se proyecta una animación de 360º que cubre las cuatros paredes y también el suelo. Son 1.200 metros cuadrados de proyección, afirma la organización. Los espectadores se sienten completamente imbuidos en una narración de media hora que les sitúa en el Egipto en torno al 1300 a. C., dejándose llevar por paisajes y entornos imaginarios, siguiendo los detalles del hallazgo de la tumba o entrando en templos iluminados por antorchas.

Entrar en la réplica de las cuatro estancias de la tumba, reproducidas a tamaño natural en esta exposición, también constituye una interesante experiencia. El recinto está vacío aunque parece horadado en piedra, pero pueden descubrirse virtualmente algunos objetos gracias a las tablet con Realidad Aumentada que se entregan en la entrada al recinto, y así resolver de paso un juego interactivo.

Proyección de 360º en la exposición inmersiva de Tutankamón
Proyección de 360º en la exposición inmersiva de Tutankamón
Adolfo Ortega

Lo paradójico de la gran popularidad que ha cobrado la tumba de Tutankamón, es que no se ajusta a la grandiosidad de un recinto funerario destinado a un faraón. Todo apunta a que esa última morada tuvo que improvisarse sobre la marcha, puesto que la corta edad a la que murió (17 años), a causa de una una septicemia provocada por una lesión en la rodilla, no permitió preparar el homenaje funerario adecuado. La decoración y dimensiones no tienen comparación con las tumbas de otros faraones y se especula con que su popular máscara mortuoria no estuviera destinada ni siquiera a él.

Más allá de la leyenda que envuelve al Faraón Niño, de la maldición que persiguió a los que penetraron en su tumba y fallecieron en misteriosas circunstancias, es destacable la relevancia histórica de su mandato, sobre todo en el plano religioso. Tutankamón retornó al culto de múltiples dioses que truncó su padre, Akenatón, quien montó un desaguisado considerable en la vida espiritual de Egipto al decretar la existencia de un único Dios, Atón, simbolizado por el Sol. Muchos templos quedaron sin uso y las bellas sacerdotisas en horas bajas. La gestión del monoteísmo requiere mucho menos personal que la atención a centenares de dioses, con lo que el gremio recibió como agua de mayo -muy apreciada en aquellos lares- la llegada de Tutankamón.

Recreación de una tumba en 'Tutankamon, la exposición inmersiva'
Recreación de una tumba en 'Tutankamon, la exposición inmersiva'
Adolfo Ortega

Regresando a nuestros paseo por esta muestra, tras la sala inmersiva y antes del acceso a las cámaras de la tumba, resulta llamativa la expectación que se forma alrededor del Fotomatón I.A., una curiosa atracción que reproduce las cabinas callejeras para hacerse las fotos de carnet. Sentados tras la cortinilla esperamos para hacernos un retrato en el que aparecemos automáticamente caracterizados como si fuéramos Ramses XII, Amenofis V o Cleopatra VIII -que son los números que tocan. Los resultados se descargan con un código QR y despiertan mucha risa, porque las composiciones a veces resultan un tanto chocantes. -¿Esa soy yo? ¡Salgo feísima!- Decía una chica al ver su caracterización. En mi caso, he de decir que hay momias luciendo en la actualidad mejor aspecto que la foto en cuestión. Divertido al fin y al cabo.

Sala de Realidad Virtual en la exposición inmversiva sobre Tutankamon
Sala de Realidad Virtual en la exposición inmversiva sobre Tutankamon
Adolfo Ortega

Para finalizar el recorrido expositivo, no podía faltar una experiencia de Realidad Virtual, en este caso muy pertinente para realizar un viaje alucinante al Más Allá. A vista de pájaro -agárrense bien a la silla- se sobrevuelan montañas y se atraviesan puertas secundadas por imponentes seres sobrenaturales, todo rodeado por borboteantes ríos de lava, en un ambiente más propio de un volcán hawaiano, que de las áridas llanuras de Luxor. Son licencias que aceptamos para vivir ocho minutos de trepidante fantasía virtual. Se trata de imaginar los misteriosos caminos trazados en el Libro de los Muertos -el texto funerario del Antiguo Egipto- que conducían a las almas ante el juicio de Osiris, para acceder a la nueva vida. Esperemos que sea dentro de muchos años, pero al menos ya sabemos que resulta bien atractivo el viaje.

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