La economía española se estancará el próximo año, pero aguanta los malos augurios y esquivará la recesión

  • El aguante del empleo y la bajada de la inflación sostienen el PIB a final de año, que cerrará en positivo.
  • Tras el verano, con el gas en máximos, la banca privada o la Airef vaticinaron que España entraría en recesión. 
  • Sin embargo, los peligros no han desaparecido para un 2023 incierto y marcado aún por la elevada inflación.
Una pareja se para frente a una tienda de turrones y chocolates en las inmediaciones de la Puerta del Sol, en Madrid.
Una pareja se para frente a una tienda de turrones y chocolates en las inmediaciones de la Puerta del Sol, en Madrid.
JESÚS HELLÍN / EP
Una pareja se para frente a una tienda de turrones y chocolates en las inmediaciones de la Puerta del Sol, en Madrid.

El pasado 2 de agosto, mientras el precio del gas iniciaba una brutal escalada que lo llevaría a alcanzar cifras mareantes jamás vistas en Europa, Nadia Calviño pronunciaba unas palabras que, meses más tarde, resumirían bastante bien el punto actual de la crisis energética. "Hay que prepararse para lo peor, esperando que no suceda", expresó entonces vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos. Meses más tarde, las cifras parecen darle la razón. Putin cerró el grifo del gas, Macron habló del "fin de la abundancia" y la Airef y la banca privada predijeron una recesión técnica que, previsiblemente, España acabará esquivando. El cataclismo no se ha producido; al menos, de momento. Eso sí, 2023 será un año difícil para las economías europeas y estará marcado por el estancamiento económico.

Los últimos datos disponibles apuntan a que la economía española no caerá en números rojos en 2022. Así lo expresó la semana pasada el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. La máxima autoridad del banco central cree que podemos esperar "un leve crecimiento" en el trimestre final del año, después de un tercero en el que el PIB avanzó un 0,2%. Suficiente para evitar los números rojos.

El predictor del PIB de la Airef, el vigilante independiente de las finanzas públicas, apunta en la misma línea. El modelo MIPred señala en estos momentos que el PIB avanzará un 0,5% en el trimestre final del año. Una cifra que, no obstante, es prematura, dado que la mayoría de indicadores del cuarto trimestre no se conocen todavía. 

Para entender un poco mejor lo que está pasando hay que prestar atención a dos factores fundamentales: el sorprendente aguante del empleo y la no menos sorprendente caída de la inflación.

La gran sorpresa de las dos últimas crisis (la pandémica y, ahora, la energética) está siendo el inesperado aguante del mercado laboral, que tradicionalmente ha sido el primero en caer cuando el panorama se ponía negro. Los datos de afiliación a la Seguridad Social de los últimos meses reflejan que se sigue creando empleo, aunque el proceso se esté ralentizando. En noviembre, el dato de afiliación fue mejor que el de la media entre 2016 y 2019 y octubre de 2022 fue el tercero mejor de toda la serie histórica. Y aunque julio y agosto fueron malos en términos históricos, junio fue un mes excepcionalmente positivo. En lo que llevamos de año se han creado más de 650.000 puestos de trabajo.

La segunda variable que hay que tener en cuenta es la inflación, que ha iniciado su descenso más rápido de lo que cabía esperar hace apenas unos meses. En este sentido, las predicciones de uno de los analistas privados de más prestigio en España, Funcas (el think tank de las cajas de ahorro) son esclarecedores. En sus previsiones de septiembre, Funcas vaticinaba que el IPC interanual ascendería al 10,1% ese mes, caería al 9,4% en octubre y se mantendría estable en el 9,5% en noviembre. Nada más lejos de la realidad. Los datos que publicó el INE para esos meses fueron, respectivamente, un 8,9%, un 7,3% y un 6,8%. Este último situaba a España como el país con menos inflación de la UE en noviembre, tras varios meses en los que se llegó a ocupar las primeras posiciones. 

La bajada de la inflación ha sido posible gracias a la fuerte caída de los precios del gas desde que el pasado 26 de agosto esta materia prima marcara un récord histórico. El precio del gas esta semana se situaba más de dos veces por debajo de la cifra alcanzada en el pico veraniego.

Pero además, hay otras incertidumbres que en agosto parecían una amenaza más cierta, pero que, por el momento, no se han materializado. Muchos analistas se temieron que las subidas de tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) podrían disparar las primas de riesgo y poner en serios aprietos a los endeudados países del sur de Europa. Sin embargo, tras dos subidas de tipos históricas en septiembre y noviembre, este indicador sigue bajo control.

También hay que tener en cuenta que en agosto, mientras Putin se preparaba para cerrar el grifo de gas, los países europeos hacían acopio a toda prisa de reservas suficientes para pasar el invierno. Finalmente, los depósitos de gas se llenaron más rápido de lo que se esperaba y, además, el retraso en la llegada del frío dio un balón de oxígeno a Europa para sobrevivir a este primer invierno tras la invasión rusa de Ucrania. Y la economía alemana, la locomotora de Europa, no ha dejado de carburar por el momento.

No es oro todo lo que reluce

Aunque la situación es ahora mejor de lo que se esperaba que fuera hace tan solo unos meses, muchos de los peligros que hicieron saltar las alertas entonces no han desaparecido. Ni mucho menos. Los principales analistas institucionales y privados coinciden en que el año próximo será un año difícil para las economías europeas. Un 2023 que estará marcado por un estancamiento económico y una inflación que, si bien cederá, seguirá siendo elevada en comparación con los últimos años.

La Comisión Europea cree que la eurozona apenas crecerá un 0,3% el año próximo. De hecho, Alemania entrará en recesión (su PIB se contraerá un 0,6%, según Bruselas) y Francia (0,4%) e Italia (0,3%) apenas crecerán. La economía española, con un crecimiento previsto del 1%, saldrá algo mejor parada. No obstante, conviene recordar que España es actualmente el país más rezagado en la recuperación económica tras la pandemia.

Y si bien es cierto que los precios del gas no han vuelto a alcanzar las peores cotas de agosto, también lo es que se han disparado tras la llegada del frío. Según datos de Mibgas, el operador mayorista en España, los precios del gas mayorista se han multiplicado por cinco desde que esta materia prima tocara mínimos a mediados de octubre. Las economías europeas no saben todavía cómo reaccionará el mercado a medida que los meses se vayan haciendo más fríos y aumente la demanda de esta materia prima. 

Además, el BCE ha dejado claro que su objetivo número uno es domar la inflación cueste lo que cueste. Aunque el precio a pagar sea infligir más daño a la economía. Así lo expresó la semana pasada la presidenta del organismo, Christine Lagarde, en una comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo. El efecto de enfriamiento sobre la actividad de las subidas de tipos de la segunda mitad de este año se irá notando cada vez más a medida que pasen los meses.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento