Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El viejo reclamo de la desnudez integral

Strip Dates de Frank Blanco en 8TV
Una imagen de Strip Dates de Frank Blanco en 8TV. En la tele no hay barrotes negros, claro. 
8TV
Strip Dates de Frank Blanco en 8TV

"¿Y si la mejor manera de encontrar pareja es empezar por el final?". Este es el descriptivo gancho con el que el irónico Frank Blanco presenta el espacio de "citas" de su programa El Circ, que emite la televisión privada catalana 8TV. Una provocación que imita, a su manera, al formato británico Naked Attraction y que pone a un pretendiente a ir "donando" prendas de ropa a cambio de ir descubriendo partes del cuerpo desnudo de sus aspirantes a 'match'. Lo último que se ven es la expresividad de la cara, vamos. Nada de sutilidades. Incluso la realización del espacio juega a comparar atributos, partiendo la pantalla en varias señales de video.

Pero, al ver el programa, uno se percata de cómo se ha devaluado hasta la desnudez en televisión. Los propios participantes en el juego están tan habituados a mostrarse desnudos en aplicaciones de pago como Onlyfans que se quitan la ropa como si tal cosa, con más velocidad que cautela. Les da igual, están más acostumbrados a que les graben sin ropa que con ropa. Y eso propicia que este espacio, que quizá alguien pensó como transgresor, cause más indiferencia que excitación.

Está bien romper tabúes con la desnudez, aunque este show en el fondo promueve justo lo contrario: el morbo como manera de llamar la atención. La programación de 8TV tiene mucho de eso. Quizá intentan preservar la estela de sus antepasados del canal CityTV, cuando el late show 'Vitamina N' de Jordi González proponía juegos que eran la excusa para quitar la ropa al personal del público. Aquella tele liberada aprendía de los viejos cabarets canallas barceloneses, templos que ejercían un striptease de los estigmas de la sociedad educada en lo prohibido. No había otros lugares para encontrarse la desnudez de frente.

Ahora la desnudez integral está omnipresente a sólo un clic y sin medias tintas. La carne al peso ya no es reclamo, ni siquiera es disruptiva. Lo disruptivo sigue siendo el arte de la insinuación, que moviliza una todopoderosa y empática curiosidad que le falta a la tosca sección de citas de El Circ. La literalidad es fugaz, la imaginación no tiene fin.

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