Cyborgs vs 'humanos reticentes': así sería el mundo si nuestra especie sobreviviese un millón de años

Ilustración de un cráneo de esqueleto humano frente a uno mecánico.
Ilustración de un cráneo de esqueleto humano frente a uno mecánico.
PIXABAY
Ilustración de un cráneo de esqueleto humano frente a uno mecánico.

La historia de la evolución en la Tierra deja patente que ninguna especie que ha habitado el planeta se ha mantenido inalterable en el tiempo. Algunas se han extinguido, mientras que otras han cambiado o se han ramificado en nuevas especies, bien por mutaciones aleatorias o cambios ambientales. Sobre los rumbos que podría tomar la especie humana si sobrevive un millón de años ha teorizado recientemente Anders Sandberg, investigador del Instituto Future of Humanity de la Universidad de Oxford, en un artículo publicado en The Conversation.

La ciencia ficción ha imaginado en incontables ocasiones el futuro de la humanidad, y es aquí donde el experto recuerda cómo describió el autor británico H.G. Wells a los humanos del futuro en un ensayo publicado en 1883, titulado El hombre en el año un millón. Según el escritor de ciencia ficción, los humanos podrían ser "criaturas de cerebro grande y cuerpo diminuto" e incluso "podrían dividirse en dos o más especies nuevas".

A la imaginación de H.G. Wells, Sandberg añade un "ingrediente" que está cada vez más presente en algunos ámbitos de la vida humana: la biotecnología. "Las tecnologías futuras previsibles, como la mejora humana (haciéndonos más inteligentes o más fuertes usando medicamentos, microchips o genética), la emulación del cerebro (cargando nuestros cerebros en los ordenadores) o la inteligencia artificial pueden producir formas tecnológicas de nuevas especies nunca vistas en biología", sostiene el investigador.

Aunque reconoce que "es imposible predecir el futuro de una manera perfecta", ya que "depende de factores fundamentalmente aleatorios", el experto ha querido abundar en la teoría que ve como la "más probable": la de la especiación, es decir, "cuando una especie se divide en varias otras", explica.

Por un lado, prosigue Sandberg, estarían aquellas "personas mejoradas, generación tras generación, que podrían convertirse en una o más especies posthumanas", mientras que en el lado opuesto se encontraría "una especie de humanos reticentes a esas tecnologías que se declaren como 'humanos reales'".

En el primero de los casos, esta especiación iría más allá de lo conocido, ya que supone "dejar el reino animal por el reino mineral, o mejor dicho, el reino del software", apunta Sandberg.

Convertirse en una especie de cyborg con una inteligencia basada en software tendría sus ventajas, según teoriza este experto, puesto que "puede ser muy eficiente en recursos: un ser virtual solo necesita energía de la luz solar y algo de material rocoso para fabricar microchips". Además, "puede pensar millones de veces más rápido que las mentes biológicas", evolucionar "de nuevas maneras, solo necesita una actualización de software", y "tampoco necesitará comer o beber".

En este escenario distópico, prosigue Sandberg, "los humanos 'naturales' pueden permanecer en sociedades tradicionales muy diferentes a las de la gente software", una situación que el investigador compara con la del pueblo Amish, cuyo estilo de vida humilde todavía persiste en algunos puntos de EE UU.

En ese caso, "no se da que las sociedades circundantes tengan que aplastar a las sociedades pequeñas y primitivas: hemos establecido derechos humanos y protecciones legales, y algo similar podría aplicarse para los humanos normales", indica el experto. "¿Es este un buen futuro?", se pregunta.

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