Comportamiento animal: ¿por qué algunos gatos y perros acumulan cosas?

  • El hábito de recolectar puede tener una función adaptativa o tratarse de una razón compulsiva.
El perro Finny mostrando sus habilidades.
El perro Finny mostrando sus habilidades.
Finnyboymolloy / Instagram
El perro Finny mostrando sus habilidades.

Los arrendajos, un tipo de ave que pertenece a los córvidos presente en nuestra fauna nacional, tienen el hábito de acumular en diferentes ubicaciones cientos de frutos de cara al invierno y a los que acudirá, gracias a su memoria privilegiada, para tener reserva de alimento en los días más duros. Este abastecimiento, común en otras especies como las ardillas o en las hormigas, responde a una función adaptativa y es un comportamiento necesario para su supervivencia.

Pero en otras especies, la aparición de este comportamiento resulta desordenado y compulsivo, sin motivo natural aparente que lo explique. Así, tenemos el caso del síndrome de Diógenes entre los humanos, o trastorno de acumulación compulsiva, y que en ocasiones, también lo presentan especies domésticas como gatos y perros.

Estos animales tienden a esconder parte de su comida o juguetes en algún rincón de la vivienda e incluso cogen cualquier objeto como pueden ser calcetines, zapatos, todo tipo de ropa, joyas, mandos de la televisión e incluso, en algunos casos documentados, utensilios tan peligrosos como cuchillos y tijeras o tan aparatosos como tablas de cocina, almohadas o toallas. Cualquier cosa vale para estos ‘cleptómanos’ felinos y caninos que no le hacen ascos a nada y que esconderán sus trofeos, variando entre individuos, en el mismo lugar o en varios espacios: huecos entre los cojines del sofá, bajo un mueble, en su cesta y hasta en nuestra cama.

A veces este trastorno de acumulación viene acompañado de un comportamiento protector que va escalando hasta la protección de recursos y que les lleva a tener una reacción nerviosa y agresiva si un humano u otro animal se acerca a su particular cueva del tesoro.

Un comportamiento instintivo

Tal como hacen los córvidos, ardillas u hormigas, perros y gatos pueden tener el impulso innato de ocultar cosas por un instinto hereditario. Aunque no les falte de comer y sus juguetes siempre seguirán ahí, o llegarán otros nuevos, en el pasado, cuando aún formaban parte de las especies salvajes de las que proceden, el alimento no era regular y si capturaban una gran pieza, tendían a ocultar los restos para acudir a ellos en momentos posteriores, cuando la posibilidad de alimentarse era más escasa. Hábito que aún mantienen los lobos y algunas especies de felinos salvajes.

Este comportamiento en momentos puntuales, en sí mismo, no es preocupante ni requiere ningún tipo de intervención por nuestra parte pero, como hemos dicho, cuando se convierte en una necesidad compulsiva constante y viene acompañado de una actitud atípica, sí debe ser valorada por un profesional.

El estrés de la vida moderna

Por incómodo que sea pensarlo, introducimos a nuestros animales de compañía al precipitado ritmo humano, quieran o no, y esto puede causarles estrés, ansiedad, frustración, energía contenida y aburrimiento. El trastorno de acumulación puede desarrollarse, en esta situación, como una vía de escape y alivio del estrés. Un procedimiento que les entretiene y les da un objetivo, pero que no resuelve el problema de base y requiere de nuestra ayuda.

También puede ser para llamar nuestra atención. Por lo general, cuando responde a esta causa, mostrarán tendencia a “robar” cosas de uso humano más que propio de su especie, y que invariablemente hará que les persigamos o interactuemos con ellos para recuperar la prenda o el objeto. En este caso, no debemos reforzar su actitud demostrando lo importante que es recuperar ese objeto para nosotros, sino realizar un trueque, con actitud tranquila y calmada. Ofrecerle una golosina u otro objeto de intercambio más apropiado es el punto correcto de partida. Cuando suelte lo que queremos recuperar y ya esté en nuestra mano, le daremos la recompensa, siempre acompañado de un lenguaje verbal y físico de elogio.

Hay que recordar que perros y gatos domésticos son animales sociales por lo que, si les falta dedicación o actividades físicas y mentales que les proporcionen equilibrio en la vida casera, pueden desarrollar comportamientos compulsivos como el de la acumulación.

Las razones biológicas tras la acumulación

En el 2009, el profesor, investigador y veterinario Nicholas Dodman realizó un estudio con dóberman que presentaban comportamientos persistentes y compulsivos similares al que, en los humanos, llamamos trastorno obsesivo compulsivo. Encontró que este comportamiento estaba vinculado al cromosoma 7 canino, así como también se hallaron evidencias en las resonancias magnéticas cerebrales de que los perros afectados tenían una materia gris menos densa y que había diferencias significativas en la región que conecta los dos lados del cerebro frente a perros que no muestran este comportamiento. El estudio pudo localizar la vía biológica implicada en el trastorno de acumulación canino y dar las claves a la ciencia farmacéutica para desarrollar tratamientos adecuados.

Si nuestro perro o gato muestra este trastorno de acumulación, el primer paso que podemos realizar es retirarle todos sus juguetes salvo un par de ellos. Si sus tendencias acumulativas son de objetos de uso humano, deberemos reorganizarnos para que no les sea fácil el acceso, aunque eso implique cerrar puertas durante una temporada y limitar espacios. En ocasiones, si eliminamos la oportunidad de que puedan sustraer dichos objetos durante unas pocas semanas, olvidarán por completo su viejo hábito.

Para descartar que se trate de una motivación social, deberemos aumentar el tiempo que les dedicamos, reforzar las muestras de afecto y proporcionarles el ejercicio físico y la estimulación mental adecuada. En todos los casos se recomienda también acudir a especialistas en salud y conducta animal para garantizar el éxito y reconducir su comportamiento.

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