Los hombres cobran en España un 21% más que las mujeres y la tasa de empleadas con sueldos bajos duplica a la de sus compañeros

Imagen de archivo de una mujer trabajando.
Imagen de archivo de una mujer trabajando.
EUROPA PRESS.
Imagen de archivo de una mujer trabajando.

La brecha salarial de género resiste en España. Las mujeres cobran de media un 21% menos que sus compañeros y si en la escala salarial más alta ellas son minoría, la tendencia se revierte al observar los sueldos más reducidos: la tasa de empleadas con sueldos bajos duplica a la de los hombres. Entre los pobres, son más pobres; y entre los ricos, son menos ricas. Teniendo en cuenta que los sectores peores pagados están altamente feminizados, que la parcialidad es mayor para ellas, sea cual sea la edad, y la transversalidad del peso de los cuidados en todo ello, puede explicarse gran parte de la naturaleza de esa brecha. 

La evolución a lo largo de los años, además, es discreta. La brecha de género apenas se ha reducido seis puntos desde 2006 e incluso ha aumentado dos puntos respecto a 2020, cuando la diferencia de los salarios por sexo fue del 19%. Concretamente, los hombres cobraron de media 2.276 euros al mes en 2021, mientras los ingresos de las mujeres fueron de 1.883 euros mensuales, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE. Es decir, que ellas cobraron 393 euros menos cada mes. 

La diferencia se agranda de manera importante entre los empleados que más cobran. Uno de cada tres hombres percibía un sueldo alto (es decir, 2.342 euros mensuales o más), frente a una de cada cuatro mujeres. Sin embargo, al analizar el lado de los sueldos más bajos (1.367 euros o menos), el 40,5% de las mujeres percibió un salario inferior a esa cifra, frente a solo el 20,2% de los hombres. Dicho de otra forma: el porcentaje de empleadas con sueldos bajos es el doble que el de sus compañeros. 

Los motores que propician la brecha son los de siempre. "Quizás más moderados que en épocas pasadas, pero sigue habiendo claramente las mismas explicaciones", detalla a 20minutos el investigador asociado a FEDEA especializado en mercado laboral Florentino Felgueroso. Primero, explica, hay que tener en cuenta que en los empleos menos cualificados la movilidad es mucho menor debido al peso de los cuidados, que habitualmente recae sobre los hombros de las mujeres. Las posibilidades de ascender se reducen porque "tienen menor poder de negociación" en ese sentido. 

La feminización de la precariedad

Igualmente importante es el hecho de que las ocupaciones más feminizadas son a la vez las más precarizadas. Según los datos del instituto estadístico, el sector peor pagado de todos, que es el de las actividades del hogar (empleadas domésticas) está formado en su 90% por mujeres. Lo mismo sucede en el segundo peor pagado, la hostelería, donde hay una diferencia de seis puntos más de mujeres que de hombres. Incluso en el sector de las actividades administrativas, que está en la franja de los salarios más bajos, la brecha sigue siendo de nueve puntos. 

Pero la tendencia se invierte si se observa la cúspide de la tabla salarial. Ya no son ellas las que predominan en los empleos mejor pagados, sino ellos. Hay un 30% más de trabajadores de eléctricas y gasistas que trabajadoras, siendo este uno de los tres puestos de trabajo mejor pagados. En el sector de la información y comunicaciones, la diferencia es más del doble, y en el de industrias extractivas hay siete veces más hombres que mujeres. 

"Los salarios base pueden ser parecidos, pero a la hora de promocionar y acceder a un puesto de dirección es más probable que sea un hombre"

"Dentro de una misma ocupación también puede haber discriminación. Es el famoso techo de cristal. Los salarios base pueden ser parecidos, pero luego a la hora de promocionar y acceder a un puesto de dirección o un cargo de responsabilidad, es mucho más probable que sea un hombre", afirma Felgueroso. 

Además, añade, hay que tener en cuenta otros factores como los "complementos variables", que no constan en el salario base y que son aquellos extras que las empresas conceden a sus trabajadores por productividad, antigüedad, etc. Aquí, una vez más, son ellos los que tienen más papeletas de percibir esos ingresos adicionales por las dificultades de conciliación para cuidado de menores o personas mayores. 

Menos ricas y más pobres

Analizando los dos extremos de la escala salarial, las diferencias son igualmente notables. La brecha se ensancha sobre todo en el escalafón más bajo: mientras que el 10% más pobre de los hombres gana un sueldo de 595 euros, el 10% más pobre de las mujeres percibe apenas 562 euros. Una diferencia del 6% a favor de los hombres.

En el otro lado del espectro, el 10% más rico de los varones gana 5.130 euros mensuales, frente a los 5.029 euros al mes que cobran ellas. Esto es, una desigualdad del 2%.

La parcialidad tiene nombre de mujer

Hay otro factor muy importante que alimenta la brecha de género y es la predominancia que tienen las mujeres entre los contratos a tiempo parcial. Concretamente, hay seis veces más mujeres trabajando a tiempo parcial que hombres (22,4% frente al 6,6%). Una tendencia que, además, se mantiene de forma más o menos sustancial en todas las franjas de edad. 

Por jornada completa, los hombres siguen ganando de media un 8% más que ellas y, una vez más, en los grupos más acaudalados del escalafón, la diferencia se agranda. 

Además, el porcentaje de hombres con un contrato indefinido es igualmente mayor (un 6% más) especialmente en los grupos de 20 a 24 años (13,2%). Entre la franja de los 30 y los 50 años, la diferencia ronda entre el 7% y el 8%.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento