Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Remitente: Ministerio de Igualdad

Botella con la imagen del cartel.
Botella con la imagen del cartel.
Bodega Almazara Majara
Botella con la imagen del cartel.

-Ha habido carta.

-¿De quién? ¿Del gobernador?

-Peor… ¡Del recaudador de contribuciones!

-¿Y qué dice?

-Que viene… Y a cobrar.

Este es uno de los diálogos del comienzo de La ciudad no es para mí, una de las mejores películas de la historia de España. Ha habido carta y es peor que todo lo que anuncia esta conversación entre el Jeremías, el cartero, y el alcalde de la imaginaria villa aragonesa de Calacierva. Ha habido carta remitida por el Instituto de las Mujeres a una bodega del Bierzo. ¿Y qué dice? Que no le gusta un cartel que lleva ahí desde el año 2009 porque cosifica a la mujer.

¿Y cómo es el cartel? El cartel reproduce un cuadro del artista catalán Josep Moscardó al que se le encargó una imagen mediterránea que interpretará el concepto “demasiado corazón”. Esta obra se reproduce en la etiqueta de una de sus colecciones de vino desde hace más de diez años. El Instituto de las Mujeres, dependiente del Ministerio de Igualdad, afirma en la carta -se puede leer en varios medios- que en el cartel se destaca la parte baja de la espalda y los glúteos de la mujer.

Dice, además, que la actividad de la bodega no justifica la cosificación de la mujer y que la presenta como un objeto sexual. Pide que retiren la valla y que respondan a la carta. La bodega dice que sus vinos llevan etiquetas diversas, que tienen otra colección en la que sale un chico con alas de ángel, que solo es arte y marketing y que la mayor parte de las personas que trabajan en la bodega son mujeres.

Esto empieza a oler a rancio, a monja de campamento revenida, a aburrimiento policial, a justificación del sueldo en actividades de dudoso interés y a disfunción moral profunda

Esto empieza a oler a rancio, a monja de campamento revenida, a aburrimiento policial, a justificación del sueldo en actividades de dudoso interés y a disfunción moral profunda. El cuadro, además, no representa a nadie en concreto, es una mujer inventada con un bikini blanco con corazones rojos. El Instituto de las Mujeres, si sigue así, puede entrar de oficio en el Instagram de muchas usuarias a afearles que enseñen esto o aquello. 

El Ministerio de Igualdad se supera día a día. Su herencia distópica va a ser difícil de olvidar. La incultura profunda, la incapacidad de rectificar, la siempre emocional huida hada adelante, la moralidad pacata, rancia y peligrosamente selectiva que propone deja a la ciudadanía indefensa ante su mezquindad. Esperemos que la democracia tenga buena salud y en los próximos meses -crisis de gobierno mediante- se proteja de estas aberraciones de mala novela de ciencia ficción y no padezca ninguna enfermedad autoinmune de pronóstico grave. 

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