
Sánchez y la mujer del César. La UE lleva años advirtiéndonos de que el principal problema de España con el Estado de derecho es la politización de su justicia. En otros países sería impensable usar los tribunales o la Fiscalía como una extensión del Gobierno, pero –para perplejidad de muchos– en España está normalizado. La decisión de Sánchez de colocar a su exministro de Justicia en el Tribunal Constitucional retrata a la perfección esta forma singular de entender la independencia judicial. Tenemos un problema, pero no es nuevo.
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