Sebastián Roa se adentra en la cruzada contra los cátaros: "A Simón de Montfort le pasó exactamente lo mismo que al Cid"

El novelista Sebastián Roa con su última novela 'Sin alma'.
El novelista Sebastián Roa con su última novela 'Sin alma'.
CEDIDA
El novelista Sebastián Roa con su última novela 'Sin alma'.

Se considera un "hereje" en el propio género literario que cultiva, aunque Santiago Posteguillo haya dicho que lo considera "el mejor autor de novela histórica del siglo XXI". Tras novelar varias historias de la Edad Media peninsular y las dos últimas sobre la Antigua Grecia, el escritor turolense Sebastián Roa se adentra en los campos, bastante tratados, de la cruzada contra los cátaros o os albigenses.

Lo hace con Sin alma (HarperCollins Ibérica, 2022), una novela centrada en el, hasta ahora siempre considerado villano, Simón de Montfort, uno de los líderes de aquella cruzada... y donde ofrece una visión diferente y revolucionaria de aquellos hechos históricos grabados a fuego en el imaginario popular.

¿La visión que tenemos de la cruzada de los cátaros hoy es un cruce entre el nacionalismo y el New Age?Algo así. La fiebre identitaria occitana del siglo XIX despertó un asunto dormido durante siglos y lo acomodó a sus pasiones románticas, propias del momento. Personajes como Napoleón Peyrat y sus seguidores inventaron esa civilización utópica de los trovadores y los cátaros, plena de intelectualidad, liberalismo, democracia, feminismo… Crearon mitos fundacionales como Montsegur y Esclarmonde de Foix, y los completaron demonizando la Francia del norte y al papado. La moda de ciertos thrillers esotéricos New Age también brota de esos desvaríos, filtrados por pintorescos sujetos como Otto Rahn, auténtico sumo sacerdote del consabido triángulo Grial-templarios-cátaros. La Cruzada Albigense no fue un paseo por el prado, claro. Pero las salvajadas vinieron de ambos lados, que conste. Y tuvo poco que ver con el siglo de novelas históricas que nos hemos comido con patatas, desde Maurice Magre hasta hace cuatro días, pasando por Zoé Oldenbourg o Peter Berling.

¿Y Sin Alma es la reacción a todo eso?Al principio no. Yo vivía tan engañado como el resto del vecindario, tenía a Simón de Montfort por el psicópata fanático que nos ha pintado esa leyenda oscura. Pero no es tan difícil ver que todo responde a una inmensa maniobra propagandística. Limpiar las fuentes falaces me reveló una óptica más limpia. Antes de eso yo solo quería era meterme en la piel del malo, enfrentarme al reto literario de convertirlo en el protagonista de una ficción… Pero aquello desembocó en el descubrimiento de un Simón de Montfort muy distinto, de hecho mucho más jugoso narrativamente.

En general vivimos en una época complicada, demasiado literal, llena de superficialidad, demagogia y titulares estúpidos; la justicia que nos va es más histérica que histórica

En la novela, la religión es muy importante a nivel personal para los personajes, pero a nivel de la cruzada solo sirve para justificar motivaciones económicas y políticas…El sur de Francia en aquella época era un sembradío de mala uva, como lo es hoy nuestra sociedad. Y claro, establecer un paralelismo entre ese pasado y este presente es de indudable provecho literario. Tanto la religión en el siglo XIII como la ideología en el XXI sirven para lo mismo cuando son hábilmente manejadas por los prebostes políticos. Llámalos condes, vizcondes, arzobispos. Llámalos ministros, diputados, portavoces parlamentarios. Era y es rentable dividir a la sociedad, polarizarla y sacarle rédito al conflicto entre extremos. Y nosotros, como tontos, a batirnos en la batalla por esa caterva de vividores.

El escritor Sebastián Roa

Sebastián Roa

  • Nacido en Teruel, en 1968. Este inspector de Policía lleva desde 2008 escribiendo y publicando. Sobre todo novela histórica, género en el que ha brillado especialmente, ganando un premio Hislibris en 2010 a mejor autor de aquel año y un Cerros de Úbeda a mejor novela del año 2016 por Las cadenas del destino. Sus novelas se han ambientado, hasta la fecha, en la Edad Media o en la Antigua Grecia, con novelas como El ejército de Dios, Enemigos de Esparta o Némesis.

La guerra que describe está muy alejada del romanticismo medieval y parece una guerra de insurgencia contemporánea… ¿Fue así o el novelista juega con los ecos del presente del lector?Los cronistas dan fe de las mutilaciones, la ruptura de las convenciones, incluso a veces se escandalizan de las sangrientas salvajadas que llevaban a cabo unos y otros. Aquello fue una escalada en la que sureños y cruzados rivalizaban por ver quién derramaba más sangre, quién infundía más terror. Como he dicho, es fácil encontrar paralelismos con el presente, pero lo cierto es que en eso no me aparto de la documentación seria.

¿Era de justicia un rescate de Simón de Montfort?Siempre es justo quitarse el velo y observar la verdad de frente. Pero sin pasarse de frenada, porque también es cierto que Simón de Montfort era un hombre de su tiempo y que sus acciones no resultan bien paradas si las juzgamos con los criterios morales de la actualidad. Aun así no es fácil devolver el péndulo a la posición central. En general vivimos en una época complicada, demasiado literal, llena de superficialidad, demagogia y titulares estúpidos; la justicia que nos va es más histérica que histórica.

Te he escuchado incluso comparar su figura a la del Cid...En el sentido de que el Cid fue un noble que progresó eficazmente por la escala social de su época, se sirvió de sus propios méritos como guerrero y como líder militar para alcanzar altas cotas de poder y prestigio. A Simón de Montfort le pasó exactamente lo mismo, pero él llegó a dominar un territorio mucho más extenso y conquistó títulos nobiliarios a los que el Cid no pudo ni aspirar.

En su vuelta a la Edad Media cuenta una historia de época que tiene unos resortes, unas esencias muy actuales, ¿eso invita al escritor a lanzarse?Pues seguramente. En verdad fue una guerra muy sucia, llamativa para la época, probablemente porque se dio en el contexto de una cruzada insólita, ejecutada en tierras cristianas. Por establecer comparaciones: sabemos que las peores guerras son las civiles, ¿verdad? Pues la Cruzada Albigense tuvo, en cierto modo, mucho de guerra civil, porque era la propia sociedad sureña la que estaba dividida, aunque las manipulaciones posteriores nos la han vendido como una guerra del norte contra el sur.

También es una novela donde la psicología de los personajes pesa y mucho...Así debe ser una novela, creo. O cualquier ficción que aspire a contar una historia perdurable. También es cierto que, dadas las circunstancias, yo necesitaba explorar en profundidad la personalidad de un tipo que ha pasado a la historia como un guerrero sangriento y despiadado. Y nadie se tiene a sí mismo por el malo. Te lo digo yo, que he conocido a unos cuantos.

Me declaro culpable, y veo con alegría que no soy el único en desear una renovación literaria de un género acartonado.

Con la de veces que me has hablado de una novela histórica más libre y deudora de la ficción, con Sin Alma te ha salido una de tus novelas más históricas…Lo reconozco: es mi novela más histórica según el concepto "canónico" —que, por otra parte, sabes que deploro—. Pero es que conforme descubría la manipulación tejida desde el siglo XIX y a través de más de un siglo de novelas de cátaros y otras hierbas semejantes, me dominaba el ansia por equilibrar la balanza, por hacer algo distinto; que fuera no solo verosímil, sino que se acercara a la verdad. Eso me decidió a esforzarme aún más para lograr un encaje entre historia y ficción.

"¿Herejes?, ¿qué herejes?" repiten varios personajes en la novela… ¿Se siente un hereje de la novela histórica española?Me declaro culpable, y veo con alegría que no soy el único en desear una renovación literaria de un género acartonado. También es cierto que me canso de meter cabezazos contra el muro. La novela histórica "ortodoxa" ha demostrado su imbatibilidad, cuenta con la conformidad del público, una amplia legión de autores acomodados y el visto bueno de un sistema editorial poco dado a arriesgar. La rentabilidad manda, hay que reconocerlo. Si algo funciona, si lleva tanto tiempo funcionando, ¿para qué lo vas a cambiar? Así que este hereje es consciente de que su único destino es la hoguera. De hecho ando ya bastante quemado.

Sin Alma

Sin alma

  • 1206. Después de tres años en una mazmorra del desierto sirio, Simón de Montfort regresa a Normandía. Pero el precio por la libertad ha sido la renuncia a su propia alma, la comisión de un acto horrible cuyas consecuencias lo perseguirán más allá de la vida, durante toda la eternidad. Ansioso por llegar a su humilde señorío campestre, Simón recorre un mundo cambiante, tentador, hasta que se reencuentra con su casta esposa, Alix de Montmorency, y con un hogar que ya no parece el suyo. La mala fortuna, los remordimientos, la caída en desgracia y la inminente guerra entre Francia e Inglaterra hunden cada día más a Simón y a Alix. Aunque su destino no es desaparecer de la historia, sino brillar en la lucha contra la herejía. Así, la búsqueda de la redención los llevará desde Normandía al sur de Francia, a una tierra azotada por el caos, la violencia y la ruptura religiosa. A una sociedad dividida, sembrada con tanto odio que se espera una copiosa cosecha de dolor y muerte. A una guerra en la que Simón de Montfort tendrá que enfrentarse a un rey invicto.
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