El Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) expone a partir de este viernes 25 de noviembre un aperitivo de la obra de Mey Rahola (León, 1897 –Vaucresson, 1959), hasta ahora una desconocida en la breve historiografía de las mujeres fotógrafas de Cataluña. Gracias al interés de la propia familia, el museo se unió a una búsqueda por su archivo, disperso pero extenso, y recientemente ha adquirido algunas de sus fotografías, todas incluidas en la exposición. 

El MNAC redescubre de este modo la figura y la obra de Rahola, a pesar de que el "valor patrimonial y simbólico" de sus fotografías la convirtieron en los años 30 en una de las pocas mujeres inscritas en la Agrupació Fotogràfica de Catalunya y en la primera en ganar un concurso fotográfico de prestigio.

Por primera vez, el Museu Nacional pone en valor la trayectoria de esta fotógrafa pionera con una muestra de carácter antológico, que sigue un itinerario cronológico en tres etapas que reflejan las transformaciones de la su práctica fotográfica: de la fotografía amateur y artística a la fotografía de estudio (ya en Francia) y el retorno final a las obras más libres de creación.

Mey Rahola participó en la construcción del nuevo papel de la mujer en la esfera pública durante la Segunda República: una mujer independiente, viajera, empática e irónica. La guerra y el exilio, sin embargo, truncaron esta carrera prometedora, aunque siguió haciendo fotografías ambiciosas, profesionalmente, durante la Segunda Guerra Mundial, y después, como aficionada.

Mey Rahola participó en la construcción del nuevo papel de la mujer en la esfera pública durante la Segunda República

Nombre "relegado"

"La historia la ha borrado, ha quedado relegada", observa la conservadora de fotografía del MNAC, Roser Cambray, que lo atribuye a su condición de mujer, pero también al hecho de que el exilio la alejó de Cataluña. Cambray aún recuerda cómo acogieron con sorpresa la visita de la familia de Rahola, que a su vez también comenzaba a descubrir que "la bisabuela era fotógrafa". "La historiografía de las mujeres fotógrafas comienza relativamente hace poco, con primeros estudios en los 80 y 90. Y, de hecho, todos estos nombres comienzan a emerger en 2020", exclama.

Cambray no deja de sorprenderse, a pesar de ello, de que Rahola no haya trascendido más, ni antes. Su fotografía "tiene un valor patrimonial, simbólico y artístico" que lo merece, apunta. Las 600 fotos que se conservan, la mayoría en poder de la familia, muestran el carácter de una fotógrafa que comenzó con un estilo muy libre, "de una belleza increíble", y que siguiendo la corriente de la época se alejaba progresivamente del pictorialismo para abrazar el movimiento modernizador.

Después de unos breves pero intensos inicios en los años 30, en los que se introdujo con fuerza en el panorama fotográfico, con el estallido de la guerra y la victoria del bando franquista tuvo que irse con la familia a Francia. Establecida allí, de hecho fue la fotografía lo que sostuvo a la familia. Rahola se hizo fotógrafa de estudio y realizó todo tipo de trabajos. Después de la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, con la familia ya más asentada, volvió a la fotografía más creativa.

El fondo pasará a la colección permanente del museo 

El museo MNAC repara en parte este olvido, no solo con la exposición temporal que se puede visitar en las salas de arte moderno, sino con la adquisición reciente de 14 de sus fotografías. Una vez que acabe la exposición, estas se integrarán en el relato de la colección permanente. Desde hace unos años, el MNAC, por su cuenta o a través de la Col·lecció Nacional de Fotografia, ha ido incorporando la obra de mujeres fotógrafas del país o con las que hubo vínculo, como Sophie Koller, Mónica Roselló, Cristina Núñez y Aleydis Rispa.