Así viven los profesores y los médicos en entornos rurales

Los centros de salud y las escuelas son fundamentales en entornos rurales.
Los centros de salud y las escuelas son fundamentales en entornos rurales.
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Los centros de salud y las escuelas son fundamentales en entornos rurales.

Incentivar la vida en los pequeños pueblos del territorio nacional por parte de las instituciones y asociaciones es fundamental, pero los pequeños aportes que hacen los habitantes que permanecen en estas localidades tienen un valor incalculable.

La cultura e idiosincrasia de estos pequeños pueblos es el principal activo de las zonas rurales. Además, poder llevar una rutina tranquila o respirar aire más puro que en las grandes urbes son dos de los muchos argumentos para atraer a las familias a vivir, permanentemente, en este tipo de poblaciones.

Pero para que municipios que cuentan con un número muy reducido de habitantes tengan capacidad de captación de nuevas familias, es necesario cubrir aspectos básicos como una educación de calidad y centros de salud solventes y multidisciplinares.

Enseñanza personalizada

Con apenas 1.754 habitantes registrados en el censo de 2021, Piedrahita es una pequeña villa perteneciente a la provincia de Ávila. Con una experiencia de 30 años ejerciendo la enseñanza en diversos Institutos de Enseñanza Superior, Aurora Pindado lleva impartiendo clases en esta pequeña localidad desde el año anterior al surgimiento de la pandemia.

Aurora Pindado, profesora en Piedrahita (Ávila).
Aurora Pindado, profesora en Piedrahita (Ávila).
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"La vida en el pueblo es mucho más tranquila, te cunde más el tiempo y es mucho más familiar", cuenta Aurora que, en comparación con la vida en las ciudades, señala que "puedes irte a la calle en cualquier momento que te apetezca y, sin ningún plan establecido, terminar dando un paseo o tomándote algo con alguien".

Tras trabajar en Ávila la destinaron a este pueblo y, tras un breve periodo, decidió quedarse: "He pasado de trabajar dando clase a 30 alumnos a tener ratios de 10, no hay color. Es calidad de vida".

"Pasamos de trabajar dando clase a 30 alumnos a tener ratios de 10, no hay color"

Así, desarrollarse de manera personal y profesional en estas condiciones le hace sentirse "más joven y estar al día de sus inquietudes". En Piedrahita trabaja en un centro muy pequeño, de tan solo 126 alumnos, un lugar que le permite "plantear todo tipo de actividades y trabajar en eso que está tan de moda ahora como es la enseñanza por proyectos".

Ofrecer otras formas de aprendizaje alternativas y la flexibilidad del modelo de enseñanza más clásico es posible gracias al bajo número de estudiantes y el clima distendido que se respira en el centro: "Hay mucho más compañerismo, trabajo en equipo, relaciones de amistad, mayor flexibilidad, apoyo y solidaridad entre compañeros, ya que conoces a todo el alumnado y su problemática".

Cercanía y tranquilidad

La puesta en valor de la calidad de vida en un pequeño pueblo rural de España también es compartida por Miriam Garrido, profesora de secundaria de Francés en un instituto de Ugena, en la provincia de Toledo.

"Considero que es importante evitar la superpoblación en las ciudades y evitar las muertes de los pueblos", estima Miriam, que cree que trabajar y vivir en una población así supone mayor "calidad de vida, es más barato y no hay tantos problemas como en una ciudad grande".

Al hilo, vivir en un pueblo de muy pocos habitantes le aporta "cercanía y tranquilidad" y coincide con Aurora Pindado en que "no hay tantos alumnos como en una ciudad grande" y eso es una ventaja para impartir clase.

"No hay tantos alumnos como en una ciudad grande"

Miriam vislumbra su futuro en el pueblo, puesto que tanto personal como vitalmente tiene muchas ventajas respecto a vivir y trabajar en un entorno urbano: "Tal y como está el panorama económico y financiero de España, sí que prefiero quedarme en el pueblo porque la calidad de vida es mucho mayor, es más económico y, eso, se nota en el bolsillo. En cuanto al aspecto social, considero que la gente es mucho más noble y cercana que en las ciudades".

Relación médico-paciente

Además del ámbito educativo, el sanitario es esencial para aportar garantías a las familias que se planteen desplazarse a entornos rurales. La cercanía que te ofrece trabajar en la consulta médica de un pueblo facilita el seguimiento al paciente y la actualización constante de su estado de salud.

Manuel Carasol, médico en Comarruga (Tarragona).
Manuel Carasol, médico en Comarruga (Tarragona).
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"Vivimos aquí porque cuando uno trabaja lo que más aprecia es poder tener paz y tranquilidad en los ratos libres y fines de semana", señala Manuel Carasol, que vive en la localidad tarraconense de Calafell desde hace casi 25 años y trabaja en la pequeña localidad costera de Comarruga.

En comparación con la vida urbana, Manuel destaca la "comodidad, rapidez en los traslados y fácil aparcamiento". Además, la vinculación paciente-profesional es más férrea: "Soy médico por vocación. En un pueblo, la relación con los pacientes es más directa y cercana".

Compromiso con el pueblo

Una de las formas de procurar que el pueblo resista ante la despoblación y que incremente el apego de sus gentes por estas zonas rurales y sus aledaños es el compromiso con las causas sociales que afectan e, incluso, perjudican directamente a sus habitantes.

Aurora Pindado colabora con la Plataforma No a la Mina en el Valle del Corneja, un proyecto en conjunto con ciudadanos de diversas localidades que intentan frenar la previsión de construcción de unas minas en "prácticamente todos los municipios pertenecientes a la subcomarca de Valle del Corneja".

"Aprovechando que pertenecemos a la España despoblada, tratan de ponernos aquí unas minas y estamos en la plataforma intentando paralizarlo", indica Aurora.

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