Solo un 4% de los alquileres aceptan perros o gatos: "Debemos desterrar la idea de que los animales son sinónimo de ruidos y suciedad"

Un perro junto a su dueño en el salón de su casa.
Un perro junto a su dueño en el salón de su casa.
PURINA
Un perro junto a su dueño en el salón de su casa.

Cada vez hay más perros en los hogares que niños. En España están registrados más de 13 millones de animales de compañía, mientras que hay poco más de seis millones de niños menores de 14 años, es decir, casi la mitad, tal y como destacan los datos del Instituto Nacional de Estadística. Sorprende que, vista esta tendencia que se iba acentuando en 2019 en algunas comunidades autónomas, solo un cuatro por ciento de las viviendas en alquiler en España aceptan expresamente a familias con gatos o perros.

Así lo han afirmado desde Fotocasa, a través de una nota de prensa, en la que junto a la Fundación Affinity, han querido "mostrar las dificultades que afectan a las familias con perros y gatos a la hora de alquilar una vivienda" y "las barreras que todavía existen para que nuestros animales de compañía sean aceptadas plenamente en nuestra sociedad".

El alquiler en nuestro país supone el 23 por ciento del mercado inmobiliario, según datos del portal inmobiliario. "El número de viviendas en este régimen no ha parado de crecer desde la crisis económica de 2008", afirman. "Cada vez son más los españoles que acuden al alquiler por motivos diversos: económicos, laborales, de flexibilidad, etc.".

No obstante, para aquellas familias que tienen perros y gatos alquilar no es una tarea fácil: según Fotocasa, a principios de este mismo año "solamente el cuatro por ciento de los pisos en alquiler permiten expresamente el acceso a familias con animales", un uno por ciento menos que en 2021. "Esta cifra podría ser mayor si ambas partes, el propietario de la vivienda y la familia que convive con un perro o gato, llegan a un acuerdo", explican en la nota de prensa.

'No se aceptan animales', una cláusula por defecto

En España, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), reguladora del mercado del alquiler, otorga a los arrendadores la potestad para aceptar o no animales en su propiedad. "Queremos sacar a la luz los problemas que tienen las personas que conviven con un animal de compañía a la hora de alquilar una vivienda donde todos los miembros de la familia, incluidos los perros y gatos, sean bienvenidos", asegura Isabel Buil, directora de la Fundación Affinity.

"Queremos ser un altavoz de este problema que afecta a muchas personas cada año y animarlas a que puedan expresarse y pedir un cambio de actitud a la sociedad", añade. "En muchos contratos se incluye la cláusula de 'no se aceptan animales' por defecto y queremos mover a la reflexión sobre este tema. Convivir con un animal de compañía no es sinónimo de problemas, simplemente hay que cumplir unas normas básicas y creemos que hoy en día tenemos suficiente información y responsabilidad como para asegurar una buena convivencia".

Muchas familias inquilinas son rechazadas de las candidaturas a la vivienda por el hecho de tener perros o gatos

Hay que tener en cuenta que convivir con un animal de compañía es una situación bastante generalizada en nuestro país. Según los datos de la Fundación Affinity, en casi la mitad de los hogares en España (en concreto en un 44 por ciento) viven animales. Por ello, las limitaciones existentes para estas familias que quieren acceder a una vivienda de alquiler comprometen una necesidad básica.

"No es una novedad que en España cada vez tengamos más perros y gatos, por eso se hace cada vez más necesaria la aceptación de animales en la vivienda de alquiler", defiende María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa. "Esta admisión ayudaría al equilibrio del mercado del alquiler, donde muchas familias inquilinas son rechazadas de las candidaturas a la vivienda por el hecho de tener perros o gatos".

En este sentido, Matos explica que existen instrumentos como "seguros o cláusulas en el contrato" que pueden aportar "seguridad y garantías a los propietarios" en caso de que se produzcan desperfectos. "Es responsabilidad de todos conseguir una sociedad más respetuosa con los animales y sus familias", concluye.

¿Por qué los propietarios no quieren animales?

Siendo el alquiler una opción creciente entre la población española, ¿por qué siguen existiendo reticencias por parte de los propietarios? Sigue extendida la creencia de que los animales de compañía pueden suponer un gasto añadido para el arrendador (por los desperfectos que estos pueden ocasionar en la vivienda). 

No obstante, lo que parece preocupar más a los que quieren arrendar sus propiedades son los inconvenientes en la convivencia, como son los posibles ruidos u olores. En muchos casos, se alude a estos supuestos para obstaculizar el acceso a la vivienda a las familias con perros y gatos.

"Creemos que esta negativa por parte de los propietarios de viviendas responde más a los prejuicios que como sociedad arrastramos que a la realidad", asegura Buil. Y es que, si tenemos en cuenta las denuncias que reciben ayuntamientos como el de Barcelona, la realidad es muy distinta.

Al descartar familias que tienen animales de compañía, se está perdiendo a un gran número de posibles perfectos inquilinos

Según datos del consistorio barcelonés, la media de denuncias recibidas al mes por molestias ocasionadas por perros en domicilios privados, como ladridos o problemas derivados de una mala higiene del animal, son muy inferiores a otros motivos, como el ruido causado por grupos de ciudadanos o por la contaminación del aire.

"Como es normal, las personas no quieren problemas y ponen los mecanismos necesarios para evitarlos", explica la directora de la Fundación Affinity. "Lo más importante para un propietario es encontrar a la mejor familia para habitar su casa y, muchas veces, ésta tendrá un perro o un gato con el que vive en perfecta armonía, orden y limpieza".

Buil también resalta que "al descartar a las familias que tienen animales de compañía, se está perdiendo a un gran número de posibles candidatos que podrían ser perfectos inquilinos de la vivienda". "Debemos desterrar la idea de que los animales son sinónimo de ruidos y suciedad porque eso no tiene ninguna base y es una creencia que merma la igualdad de oportunidades de muchas familias a la hora de acceder a una vivienda", concluye.

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