Florecen las comunidades energéticas como alternativa: "Se gana autonomía y se consigue una energía más barata y más ecológica"

Placas fotovoltaicas en El Realengo (Crevillent, Alicante).
Placas fotovoltaicas en El Realengo (Crevillent, Alicante).
CEDIDA
Placas fotovoltaicas en El Realengo (Crevillent, Alicante).

Hasta finales de la década de los 50, el espacio que ahora ocupa la localidad de El Realengo no era más que campo. Asentada sobre una zona de saladar entre las desembocaduras de los ríos Segura y Vinalopó, sus vecinos han visto desarrollarse esta pedanía de Crevillent (Alicante) en los últimos setenta años hasta sumarse a algunas de las corrientes más innovadoras y sostenibles, como la autoproducción de energía. Sus habitantes han pasado de ser meros consumidores a ostentar la capacidad de generarla y gestionarla ellos mismos, lo que también les permite reducir sus gastos en electricidad.

Este ahorro ha sido posible gracias a que los poco más de 300 vecinos de El Realengo forman, junto con el resto del municipio de Crevillent, una comunidad energética. Sin embargo, ¿qué es exactamente esta figura? Se trata de un movimiento ciudadano de agrupación, en el que pueden participar también pequeñas empresas e incluso administraciones locales, para "crear una explotación de energías renovables con un sentimiento ético y con la intención de reducir sus gastos en el consumo eléctrico", explica Emilio Miguel Mitre, experto de la asociación sin ánimo de lucro Green Building Council España (GBCe).

"La mayoría se basan en compartir instalaciones de producción de energías renovable, pero eso no quiere decir que sea un requisito indispensable. A veces, se confunde una instalación de autoconsumo colectivo con una comunidad energética, pero esta última engloba mucho más. Incluye servicios energéticos de distinto tipo, podrían ser puntos de recarga, rehabilitación de edificios, distribución eléctrica...", relata Joaquín Mas, director general del Grupo Enercoop, cuya empresa matriz es la Cooperativa Eléctrica San Francisco de Asís de Crevillent.

Tras casi cien años de historia, la compañía se encarga de llevar energía a todos los hogares de la localidad, en forma de cooperativa con 11.000 socios. Creada en 1925, nació como una distribuidora para proporcionar luz al sector industrial de la zona, dedicado a la producción de alfombras, y, después de muchos cambios, se convirtió en una comunidad energética entre 2017 y 2018, añade Mas. Inmersos en este cambio hacia el autoconsumo con renovables, Enercoop apostó por instalar placas fotovoltaicas sobre cubiertas de edificios municipales y comenzó por El Realengo.  

La decisión de elegir esta localidad obedecía a la legislación vigente, que establecía que el autoconsumo colectivo solo se podía compartir entre los usuarios que estén a menos de medio kilómetro, una distancia que englobaba todo El Realengo, detalla el director general de Grupo Enercoop. Así, en una parcela municipal dedicada a uso recreativo y zonas ajardinadas, instalaron una cubierta de 600 metros cuadrados de paneles solares con capacidad para generar 180.000 kWh por año, que ha permitido a los vecinos de esta pedanía reducir el monto de sus facturas un 55% gracias a sus 68 puntos de suministro y sus baterías.

"Tenemos otras cinco ya instaladas y prácticamente operativas a falta de algún trámite administrativo. Darían cabida a otros 500 puntos de suministro que abastecerían a otros 1.500 vecinos"

El objetivo ahora es ampliar la población beneficiaria de este ahorro y extenderlo a todo Crevillent, aprovechando el cambio en la legislación que aumenta a dos kilómetros la distancia para autoconsumo colectivo y la puesta en marcha de nuevas cubiertas. "Tenemos otras cinco ya instaladas y prácticamente operativas a falta de algún trámite administrativo. Darían cabida a otros 500 puntos de suministro que abastecerían a otros 1.500 vecinos", ahonda Mas, que añade que el municipio cuenta también con puntos de recarga de vehículos eléctricos y plantas solares pequeñas en la periferia.

Hacia una comunidad energética en Rivas

Aunque la de Crevillent es una de las primeras iniciativas de este tipo en España, estos proyectos están proliferando por todo el territorio nacional. Uno de ellos es el del municipio madrileño de Rivas-Vaciamadrid, que está dando los primeros pasos para impulsar la creación de estas comunidades, de naturaleza democrática, que persiguen el ahorro y la eficiencia energéticos en su entorno más cercano. Para ello, el consistorio está organizando sesiones informativas y mesas redondas sobre el tema para acercar esta realidad a sus habitantes, mientras estudia cómo avanzar en esta dirección.

Precisamente en Rivas vive Enrique Martín, psicólogo y abogado, que ha impulsado, junto a algunos de sus vecinos, 'LaPabloRenovable'. Se trata del proyecto de la urbanización Pablo Iglesias, que agrupa a casi un millar de viviendas en la zona oeste del municipio, para convertirse en un barrio sostenible. Los propietarios ya han aprobado en junta la instalación de placas solares de autoconsumo en las cubiertas de los bloques -particularmente amplias por la estructura de los inmuebles-, han elegido la empresa encargada de llevarlo a cabo (Ecooo) y han comenzado a realizar los pagos.

"Al final, se han sumado casi 500 propietarios. A finales de noviembre, se firman los contratos y se pone en marcha la fase de estudio y diseño. Lo previsible es que en enero se empiecen a hacer algunas de las instalaciones, que son muchas, y vaya a un ritmo aproximado de dos por semana. Eso implica que iremos a mayo o junio para terminar todas. Luego están los trámites legales con la Consejería y la distribuidora, que suelen ser bastante lentos", señala Enrique. 

"El objetivo es ganar autonomía energética, ser cada vez más independientes, conseguir una energía más barata, más ecológica y menos contaminante y no depender tanto de las grandes empresas"

Cada vecino, detalla Enrique, está realizando una inversión inicial de 3.100 euros aproximadamente, a los que después se descontarán las subvenciones europeas ("unos 800") y "las del Ayuntamiento de Rivas en concepto de reducción del IBI" ("alrededor de 750"). Esto les conferirá una mayor independencia energética, aunque no cubrirá completamente sus necesidades y deberán completar sus requerimientos a través de la red eléctrica. "El ahorro dependerá de la comercializadora contratada, del precio al que vende la luz y de la compensación simplificada de excedentes que ofrece", profundiza.

"El objetivo es ganar autonomía energética, ser cada vez más independientes, conseguir una energía más barata, más ecológica y menos contaminante y no depender tanto de las grandes empresas. Eso lo logras con acciones de ahorro, de eficiencia y de autoproducción y consumo colectivo", agrega.

Este desembolso de los propietarios que han decidido participar ayudará a convertir 'LaPablo' en diez "minicomunidades energéticas", correspondientes a cada una de las parcelas en las que se divide la urbanización. "Atendiendo a la definición técnica concreta, sería una decena, pero la mancomunidad en su conjunto ya es una comunidad energética si atendemos a su filosofía y a sus objetivos", remarca Enrique, que reclama una regulación detallada de esta figura jurídica.

La de 'LaPabloRenovable' es solo una de las primeras iniciativas en Rivas para transitar hacia "una gran comunidad energética de toda la ciudad", apunta Enrique. "El Ayuntamiento está mirando las posibilidades de desarrollo. Por ejemplo, ha hecho un estudio del potencial de producción fotovoltaica del municipio, ha analizado las cubiertas públicas municipales y en qué medida se pueden montar ahí instalaciones que compartan su producción con el vecindario", abunda.

"Da gusto ser más dueño de tu propia energía, te aporta satisfacción en muchos registros: económico, energético, ambiental, ético... Claro que vale la pena"

En cuanto a la conveniencia de adentrarse en el universo de las comunidades energéticas, Mitre lo tiene claro. "Siempre va a tener una rentabilidad hoy día. Será en un plazo más largo o más corto, pero la tendrá. Además, estas cosas dan mucha satisfacción en muchos sentidos, no solo el económico. Da gusto ser más dueño de tu propia energía, te aporta satisfacción en muchos registros: económico, energético, ambiental, ético... Claro que vale la pena", enfatiza.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento