François Brunelle es un fotógrafo canadiense que lleva años buscando y fotografiando en blanco y negro a personas de todas las partes del mundo que no son parientes, pero que se parecen mucho, hasta el punto de considerarse doppelgängers, el término alemán para referirse a los dobles.

El trabajo de este fotógrafo fue clave a la hora de realizar la investigación Look-alike humans identified by facial recognition algorithms show genetic similarities ('Humanos parecidos identificados por algoritmos de reconocimiento facial muestran similitudes genéticas'), que fue realizado por un grupo de expertos del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras de Barcelona.

Este estudio se centró en el rostro de las personas, una de las muestras de identidad única y visible como individuos, partiendo de que los gemelos monocigóticos comparten rasgos faciales casi idénticos y la misma secuencia del ADN. Sin embargo, se centró en las personas que no comparten ningún parentesco y, aun así, son tan parecidos como los gemelos.

"La expansión de la red mundial y la posibilidad de intercambiar imágenes de seres humanos en todo el planeta ha aumentado el número de personas identificadas en línea como gemelos o dobles virtuales que no están relacionados con la familia", indican en el estudio publicado en la web de National Library of Medicine. 

De este modo, tomando las fotografías de las personas dobles, usaron un algoritmo de reconocimiento facial para caracterizar a las personas parecidas y estudiar así los genotipos similares entre ellos o su ADN. 

"El número de pares que fueron correlacionados por al menos dos programas fue muy alto (75% de similitud en 25 de 32)", se indicó en el estudio, tal y como recoge BBC. Esto está "muy cerca de la capacidad humana para reconocer gemelos idénticos".

"Lo que el estudio está demostrando es que lo más importante en estos casos es que (las parejas) tienen una genética similar, una secuencia del ADN semejante, y (el parecido) no es debido a que tengan familias en común, no hay ninguna relación entre ellos", explica Manel Esteller en declaraciones recogidas por el citado medio. 

Concretamente, en el estudio se explica que, seguramente por cuestiones de azar, se han creado zonas o secuencias del ADN idénticas entre estos dobles de personas, ya que se estudiaron siglos atrás en el historial familiar de las personas y no se encontró ningún parentesco.