Las tropas ucranianas recuperan Jersón, izan la bandera en el centro de la ciudad y Rusia bombardea las zonas recién desocupadas

Ciudadanos ucranianos expulsan a las tropas rusas de Jersón.
Ciudadanos ucranianos expulsan a las tropas rusas de Jersón.
EFE
Ciudadanos ucranianos expulsan a las tropas rusas de Jersón.

"Haga lo que haga Rusia, Ucrania ganará". Ese es el mensaje que traslada Kiev una vez que sus tropas llegaron este viernes al centro de Jersón e izaron la bandera, al lado de la europea, como muestra de una victoria importante. Rusia abandona definitivamente la única capital regional que controlaba, y que además se ha anexionado ilegalmente. De ahí que el mensaje de Moscú incluya un aviso: Jersón "es rusa", repiten en el Kremlin mientras se niegan a considerar su propio repliegue como un fracaso. La guerra sigue, pero ahora la historia ha entrado en un capítulo nuevo.

En el Gobierno de Volodimir Zelenski, una vez que la retirada rusa fue efectiva, se pasó de la cautela a la celebración. Kiev abandonó así el escepticismo inicial con el que recibió hace dos días la noticia sobre la retirada rusa y clamó victoria en Jersón, la mayor que ha tenido en casi nueve meses de la invasión rusa, incluso por encima de otro repliegue importante, el de Járkov. Hay una diferencia fundamental: de allí las tropas de Putin se fueron sin luchar; de Jersón se retiran después de tratar de hacerlo sin éxito. Con todo, Rusia no controla totalmente ninguna de las cuatro regiones que se anexionó ilegalmente hace poco más de un mes, Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y la propia Jersón. 

En total, según el Ministerio de Defensa ruso, más de 30.000 soldados rusos abandonaron el norte de Jersón para ser desplegados en las posiciones defensivas erigidas anteriormente en el margen izquierda del río más grande de Ucrania. En paralelo, en las redes sociales se filtraron imágenes del destruido puente Antonovski sobre el Dniéper, la única vía terrestre para la salida a pie de la ciudad de Jersón. El mensaje de muchos expertos es que el Kremlin ahora acometerá una reorganización de tropas para centrarse de nuevo en el Donbás, llamado a ser (otra vez) el centro neurálgico de las hostilidades.

Rusia, con todo, no ha dicho la última palabra. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha respondido con un escueto "no" a una pregunta sobre si la situación supone "una humillación" para Rusia, antes de declinar hacer comentarios sobre la decisión de replegar. "No tengo nada que agregar y nada que decir sobre este asunto", dijo, antes de añadir simplemente dos palabras sobre la región: "Es rusa". Esto, además, incluyó unas frases directamente para Ucrania. "Su estatus está definido y fijado legalmente. No hay cambios y no puede haberlos".

Asimismo, Moscú aprovechó la desocupación para lanzar varios bombardeos sobre las zonas de las que sus fuerzas se han replegado. Tanto las fuerzas rusas como las ucranianas confirmaron estos ataques y Kiev contabilizó ya al menos tres muertos. Estos ataques, de acuerdo con la Policía, habrían destruido un granero de cereales, así como maquinaria agrícola, entre ellos nueve tractores y una cosechadora. Poco después, la Fiscalía General de Ucrania ha confirmado fallecidos hallados en un granero con "los cráneos fracturados" que podrían haber sido víctimas de un "posible crimen de guerra".

Nosotros no abandonamos nuestra lucha. Los ocupantes serán responsable de todos los crímenes contra Ucrania y los ucranianos

Y es que la guerra no para. Tanto es así que este viernes al menos siete personas murieron en otro ataque ruso sobre un edificio residencial en el sur de Ucrania, concretamente en Mikolaiv. Las tropas de Zelenski publicaron este balance tras denunciar que las fuerzas rusas "han respondido a las Fuerzas Armadas ucranianas con un ataque con cohetes contra un edificio residencial de cinco plantas". El propio presidente señaló que "Rusia no abandona sus despreciables tácticas", según la agencia ucraniana de noticias UNIAN. "Nosotros no abandonamos nuestra lucha. Los ocupantes serán responsable de todos los crímenes contra Ucrania y los ucranianos", recalcó.

Otro frente abierto -y muy complejo- es el del acuerdo para la exportación de grano, que es un punto de choque muy relevante entre las partes. Ucrania por lo pronto pide a Moscú que "deje de jugar a los juegos del hambre con todo el mundo" y respete el pacto alcanzado con la mediación tanto de Turquía como de Naciones Unidas. "Lo primero que pedimos es que Rusia se mantenga en este acuerdo y deje de jugar a los juegos del hambre con todo el mundo para su propio placer", señaló el ministro de Exteriores ucraniano, Dimitro Kuleba, que además ha pedido que Rusia "deje de ralentizar los procesos en el marco del acuerdo de grano en lo relativo a la inspección de los barcos".

El análisis que hace Kiev es muy claro: "No es suficiente dejar a Rusia en el corredor de grano, es necesario actuar para que ponga fin al sabotaje silencioso de esta iniciativa desde su propio seno". El diálogo, después de todo, es mínimo, y Putin seguirá fuera de los foros internacionales. El Kremlin ha confirmado que no tiene entre sus planes participar por videoconferencia en la cumbre del G20 en Indonesia, después de confirmar que no se desplazará al país y que la delegación estará encabezada por el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov.

Por otro lado, los ministros de Defensa de la Unión Europea lanzarán formalmente este martes la misión de entrenamiento al Ejército de Ucrania, donde participarán hasta 20 Estados miembros, y tiene el objetivo de adiestrar a 15.000 reclutas ucranianos. Se dará así el pistoletazo de salida a la misión, aprobada el pasado mes de octubre para entrenar a fuerzas ucranianas con dos sedes: Polonia y Alemania. La misión contará con un presupuesto de 107 millones de euros, aparte de otros 16 millones que los Veintisiete tendrán que aportar para municiones y material propio de la operación.

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