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Cómo afecta el cambio de hora a las personas con discapacidad: "Pueden estar más irritables y con más ansiedad"

  • Anticiparles los cambios y afrontarlos de manera progresiva puede serles de ayuda. 
Los ancianos los niños o algunas personas con discapacidad pueden ser especialmente sensibles a estos cambios de hora.
Los ancianos los niños o algunas personas con discapacidad pueden ser especialmente sensibles a estos cambios de hora.
GTRES
Los ancianos los niños o algunas personas con discapacidad pueden ser especialmente sensibles a estos cambios de hora.

La madrugada del 29 al 30 de octubre, como ocurre cada último fin de semana de cada mes de octubre, deberemos ajustar los relojes de casa al cambio horario. Concretamente, a las tres de la mañana volverán a ser las dos, por lo que ganamos una hora durante la noche.

Lo que no se ajusta tan rápido a los cambios es nuestro ‘reloj interno’, nuestros ritmos circadianos, que son los responsables de regular los cambios físicos y psíquicos que experimentamos a lo largo del ciclo de 24 horas que comprende un día. Estos ritmos responden a la luz y a la oscuridad, entre otras cosas, y nos ayudan a dormir cuando llega la oscuridad, a mantenernos activos durante cuando hay luz, a regular nuestra sensación de hambre, etc.

Cambiar ‘de golpe’ esos ritmos circadianos, aunque sea ‘solo’ una hora, es imposible, por lo que, es normal que nuestro cuerpo experimente algunas pequeñas alteraciones tras los cambios de hora de octubre y marzo. Los más comunes son la fatiga, la irritabilidad y las alteraciones en el sueño.

Además, hay determinados colectivos, que, por sus características, son especialmente sensibles a estos cambios, como los ancianos los niños o algunas personas con discapacidad, sobre todo aquellas que puedan ser más sensibles al entorno, a los cambios, es decir, que sean más rígidas.

Aunque generalizar es difícil, pues cada persona con discapacidad es distinta, anticipar e intentar que estos cambios sean graduales, son algunas de las cosas que Arancha Arroyo Chaves, de la Confederación Autismo España, recomienda hacer para que el impacto en estas personas sea menor.

A más rigidez, más alteraciones

No todas las personas con discapacidad, física o intelectual, van a reaccionar de manera negativa a los cambios horarios, pero es cierto que hay determinados colectivos en los que esto puede ocurrir de manera más acentuada. Se trata, como nos explica Arancha Arroyo, de aquellas personas que son especialmente inflexibles. Esta característica depende cada uno, pero hay trastornos que suelen llevar estar rigidez asociada, "cada persona con discapacidad es un mundo y tiene sus propias particularidades, idiosincrasias… pero es cierto que la rigidez es una característica muy asociada a aquellas que están dentro del espectro del autismo".

Esto les hace especialmente vulnerables a los cambios de rutinas, por mínimos que sean, "es probable que quieran, por ejemplo, ir a dormir cuando anochece sin tener en cuenta la hora que es", señala. "El caso del autismo el tema de la rigidez es un caso particular, pero también puede darse en personas con otros trastornos, como el síndrome de Rett, que les hace más propensos a establecer patrones de hábitos y son especialmente sensibles al ambiente: a los cambios de luz, a señales internas, como el sueño, el hambre… a los signos biológicos".

El cambio de hora puede ocasionarles dificultades para ajustar su comportamiento y consecuencias en la esfera emocional

Esta rigidez, asociada a que muchas veces les cuesta entender el mundo que les rodea y a que pueden llegar a ser especialmente sensibles al entorno, puede provocar en ellos ciertas alteraciones. La más habitual, "resistirse a los cambios (de horarios, de rutinas horas de sueño, de comidas, de trabajo…), lo que puede ocasionarles dificultades a la hora de ajustar su comportamiento y consecuencias en la esfera emocional: están más irritables, con nivel más elevado de ansiedad, presentan mayores conductas repetitivas…"

Cuánto pueden durar estas alteraciones y cómo prevenirlas

Si sabemos manejarlas, estas alteraciones emocionales y de comportamiento no deberían durar más de unos días, especialmente si intentamos que estos cambios sean graduales. Dependerá, como explica Arancha, "tanto de la persona en sí como de los apoyos con los que cuente para entender y para adaptarse al nuevo horario: de si es algo que se le ha ido anticipando, si se han ido ajustando los cambios día a día para que el cambio no sea tan brusco… básicamente, de cómo su entorno responda", afirma Arancha.

El entorno, es decir, las personas que se ocupan de su cuidado, deberán anticiparle, en la medida de lo posible, unos días antes, a los cambios que se va a enfrentar. Esa anticipación deberá estar adaptada a las necesidades y capacidades de cada persona. A algunas personas bastará con explicárselo vía oral cada día y otras necesitarán algún método alternativo de comunicación, como imágenes, pictogramas…

La adaptación deberá adecuarse a los intereses y motivaciones de cada persona con discapacidad

Esta anticipación deberá ir acompañada de un ajuste progresivo de las rutinas que sea posible adaptar, "por ejemplo, ahora, puesto que ganamos una hora, podríamos ir atrasando diez minutos al día las horas de comida, de sueño…". Otros horarios, como la entrada a colegios, centros, trabajos, no se pueden ajustar progresivamente, pero podemos aprovechar el puente para ir ajustando este horario si no lo hemos hecho antes.

¿Es recomendable la toma de medicamentos si, por ejemplo, les cuesta dormir? A no ser que los tomen habitualmente, no. En caso de que los tomen, sí que habría que ajustar el horario, es decir, dárselo antes, lo que facilitaría mucho que adaptaran su horario rápido. En el caso de que no sea así, no es recomendable, ni siquiera melatonina. Lo ideal es que el ajuste sea progresivo e intentar antes tomar medida de higiene de sueño. En caso de que los problemas de sueño -u otras alternaciones- se prolonguen más allá de dos semanas sí que habría que consultar con un profesional.

Además, como nos recuerda Arancha Arroyo, todo lo que hagamos, "tendrá que ser muy particular, adaptado a cada persona, a sus intereses, motivaciones… pues no depende tanto de la discapacidad, sino de las características de cada persona con discapacidad".

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