Marina, una mujer de 92 años, a punto de ser desahuciada de su piso de toda la vida por un "error" judicial: "¿Dónde iré a vivir?"

  • Los abogados consideran que la documentación aportada acredita de suficientemente la relación contractual.
Marina Gimeno, vecina de Barcelona a punto de ser desahuciada.
Marina Gimeno, vecina de Barcelona a punto de ser desahuciada.
ACN
Marina Gimeno, vecina de Barcelona a punto de ser desahuciada.

Hace noventa años que Marina Gimeno vive en el número 12 de la calle de Mar, en la Barceloneta. Cuando solo tenía tres años, su padre firmó un contrato de renta antigua y, cuando él murió, Marina quedó como subrogada. En los últimos años, la propiedad de la finca ha ido cambiando de manos hasta el punto de que el último propietario ha impagado la hipoteca y el banco ha iniciado un proceso de ejecución hipotecaria. 

En medio de todo este lío está Marina y su hija. Las dos se encuentran ahora con que el 16 de noviembre tendrán que dejar su casa porque una jueza ha resuelto que ellas no tienen derecho a ser las ocupantes. Los abogados denuncian que la interpretación de la ley que hace la jueza es un "error garrafal" y confían en que otro juzgado lo enmiende.

"No me veo viviendo en otro lugar, ¿dónde he de ir?"

Marina Gimeno cumplirá 93 años el próximo 29 de noviembre, una fecha en que es incierto donde vivirá, puesto que el alzamiento está fijado para el día 16 del mismo mes. "Siempre hemos vivido aquí, yo a este piso le tengo mucho de afecto, no me veo a otro lugar; dónde iré a vivir?", reflexiona en una conversación con la ACN desde la cocina de su casa.

"Mis hijos me dicen que no me preocupe", relata. Aun así, desde que supo que tenía una orden de desahucio está preocupada y teme que no se haga justicia."Aquí han nacido mis hijos, se han muerto mis padres, se ha muerto mi marido… Yo quiero estar aquí", reitera.

Marina Gimeno y su hija, que también se llama Marina, en el comedor de su casa.
Marina Gimeno y su hija, que también se llama Marina, muestran una foto de Antonio Gimeno, el padre y abuelo respectivamente.
ACN

La hija, que también se llama Marina, cree que su madre tiene muchas cosas "en su favor" y confía que no se llegue a ejecutar el desahucio porque "está cantado" que ellas tienen la razón. De hecho, las dos admiten que no se han planteado ir a ningún otro lugar ni tampoco sabrían a dónde ir a vivir si finalmente se quedaran sin casa.

"Aquí han nacido mis hijos, se han muerto mis padres, se ha muerto mi marido… Yo quiero estar aquí"

Además, asegura que recientemente, removiendo papeles y documentos por casa, encontraron uno donde sale la fecha exacta en que su abuelo -el padre de su madre-, Antonio Gimeno, firmó el contrato. Así, esperan poder aportar este documento como una prueba más en el proceso judicial paralelo que los abogados han iniciado en otro juzgado de primera instancia de Barcelona diferente al que ya se pronunció.

Marina madre, con los ojos llorosos, continúa pasando los días y no deja de hacerse la misma pregunta. "¿Qué sentido tiene que una persona que está en una casa, ha pagado los gastos, le han dejado hacer obras... Ahora le digan que en la calle? Con la edad que tengo ya...", lamenta.

Los abogados consideran que la documentación aportada acredita de suficientemente la relación contractual

Así lo ha explicado a la ACN Ivo Recoder, abogado de la Asociación Oasiurbà y representante de Marina Gimeno. Según él, la jueza comete un error en el momento de interpretar la ley de arrendamientos urbanos (LAU) y resuelve que Marina y su hija Marina Rumeu, tienen que abandonar el piso. Todo ello en un conflicto judicial iniciado por el impago de la propiedad de la finca y no por impagos por parte de la inquilina.

"La jueza interpreta que al haberse subrogado del contrato de arrendamiento que tenía su padre solo tenía derecho a una subrogación de dos años (...) el problema es que la limitación solo afecta las subrogaciones a partir del año 94, cuando entra en vigor la nueva ley, y las anteriores se rigen por la LAU del 1964, que establecía que las subrogaciones eran vitalicias", expone Recoder. La subrogación de Marina Gimeno es del año 84 y, por lo tanto, defiende el representante, es "evidente e incontestable que ella tiene derecho a una subrogación vitalicia".

"Es evidente e incontestable que ella tiene derecho a una subrogación vitalicia"

El letrado apunta que la interlocutoria que decreta el desahucio de Marina no se puede recorrer y, por lo tanto, una vez tomada la decisión judicial no se puede revertir dentro del mismo procedimiento, pero queda la posibilidad de pedir la tutela de un juez diferente que "rectifique" la decisión. En este caso, junto con el abogado Oriol Delgado, con quién Recoder colabora, han puesto en marcha un procedimiento declarativo para conseguirlo.

En la interlocutoria de la jueza, a la cual ha tenido acceso la ACN, la jueza cuestiona, entre otras, que Marina Gimeno sea titular del contrato de renta antigua, puesto que el contrato original no se ha podido presentar -estaba en un estado físico muy precario hace años ya-. Además, tampoco da por válidas las pruebas aportadas por la defensa consistentes en una sentencia del año 1984 en que consta la subrogación del contrato, ni tampoco el pago de la renta o las facturas de los suministros del piso.

Marina, en la cocina de su casa, mirando un álbum de fotos familiar.
Marina, en la cocina de su casa, mirando un álbum de fotos familiar.
ACN

Y es que, por ejemplo, ninguna de las dos habitantes del piso, ni madre ni hija, recibieron ninguna comunicación del último cambio de propiedad y, por lo tanto, continuaron pagando el alquiler -de 119 euros en el mes- a la anterior propiedad.

Los abogados consideran que la documentación aportada acredita de forma suficiente la relación contractual y se muestran convencidos que queda probado que Marina ha vivido toda la vida en el mismo número de la calle del Mar de la Barceloneta. Con todo, lo que consideran más grave los letrados es la interpretación de la ley que hace la jueza, puesto que la consideran errónea.

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