¿Por qué a finales de octubre continúan los incendios forestales? "La cornisa cantábrica tiene un ritmo distinto"

Operarios trabajando para controlar el incendio forestal en el Valle de Mena (Burgos), el 24 de octubre de 2022.
Operarios trabajando para controlar el incendio forestal en el Valle de Mena (Burgos), el 24 de octubre de 2022.
DELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN CASTILLA Y LEÓN
Operarios trabajando para controlar el incendio forestal en el Valle de Mena (Burgos), el 24 de octubre de 2022.

El viento sur es un sádico componente que aviva los incendios forestales en la cornisa cantábrica. Este domingo se declaró un incendio en Balmaseda (Vizcaya) que se ha extendido hasta el Valle de Mena, en la provincia de Burgos, que ha calcinado más de 500 hectáreas y ha obligado a las autoridades a declarar el nivel 2 de emergencia y a solicitar la intervención de la UME. Muchos son quienes se han preguntado cómo a finales de octubre las llamas continúan azotando los montes. Un factor clave es el cálido y seco viento de componente sur, que, de hecho, es el denominador común de la mayor parte de los incendios registrados en el norte de la península en durante los meses de otoño e invierno.

"La cornisa cantábrica tiene un ritmo distinto para los incendios", afirma a 20minutos  el portavoz de Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales, José Ramón González Pan. Los Bomberos de Vizcaya han recordado este lunes en las redes sociales que los meses de mayor riesgo de incendios en la región son "de octubre a enero, no en verano". En Vizcaya, a diferencia de lo que ocurre en otros territorios, la época del año en que se registran más incendios es entre los meses de octubre a enero, cuando "el bosque está en parada vegetativa" y se suelen producir en días de fuerte viento del sur, han añadido a EFE fuentes de la Diputación Foral.

Consultado por esta cuestión, el agente de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía José Joaquín Aniceto explica a 20minutos que "a la falta de un régimen de precipitaciones normal, que venimos padeciendo en toda la península Ibérica durante estos últimos años, hay que añadir un factor clave en los incendios forestales del Norte que es el viento de componente sur". 

Este viento es terral (procede del interior, no del mar) y, por lo tanto, es cálido y seco y no ayuda en la lucha contra los incendios. "La mayor parte de los incendios que se producen en la cornisa cantábrica durante el invierno tienen este elemento meteorológico como denominador común, con independencia del origen de la causa", agrega Aniceto.

Según las estadísticas de incendios forestales del Ministerio para Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), en el último decenio estudiado, correspondiente a los años de 2006 a 2015, las mayores cifras de incendios se registran en el mes de marzo, si bien en números absolutos y contando también los conatos, el mes de agosto acumula el número máximo de siniestros. "Incendios hay durante todo el año. En marzo hay más en número pero la superficie quemada es menor", apunta José Ramón González Pan, vocal del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales. 

Distribución mensual de los incendios forestales y conatos en España, entre 2006 y 2015.
Distribución mensual de los incendios forestales y conatos en España, entre 2006 y 2015.
MITECO

Como se puede apreciar en el siguiente gráfico, los datos "elevados" del mes de marzo "se deben mayormente a los incendios del Noroeste y las Comunidades Interiores, en este último caso especialmente por los ocasionados en el entorno del Sistema Central", recoge el informe del Miteco. 

Las cifras del mes de marzo se deben "mayormente al uso accidental, negligente o intencional del fuego con objetivo de transformación del territorio", reza el informe del Ministerio. En otras palabras, "los ganaderos crean pastizales antes del pastoreo de verano", explica Aniceto. Y es que los ganados no se comen el matorral, por lo que muchos ganaderos utilizan el fuego para quemarlo y obtener hierba fresca para el verano. Estas actuaciones deben realizarse con permiso previo por parte de la administración y de forma controlada. "Son usos tradicionales pero hay veces que se les escapa", agrega el bombero forestal en la Comunidad de Madrid, Alfonso Ferrero.

Distribución mensual del total de siniestros registrados en España durante el decenio 2006-2015.
Distribución mensual del total de siniestros registrados en España durante el decenio 2006-2015.
MITECO

Ferrero también señala el factor climatológico del norte de España: "El viento sur evita que la humedad del Cantábrico y el Atlántico entre por costa y aumenta la sequedad en el ambiente". 

En este sentido, González Pan abunda en que en la cornisa cantábrica, donde los dispositivos antiincendios se refuerzan entre los meses de febrero y mayo, el otoño es un momento clave en el que "suele haber más fuegos" porque se juntan dos elementos: que el terreno está más seco tras el verano y que se reinicia la actividad agrícola. Si a ello se le añade el viento sur, que "no se espera y no se sabe gestionar", la situación se complica y el "desajuste es total". No pasaría lo mismo, continúa, si el viento soplara del norte, que, con un grado de humedad muy elevado, frena el desarrollo de un incendio.

"Lo que no es habitual es que se haya hecho tan grande", termina el ingeniero técnico forestal. En este sentido, el consejero vasco de Seguridad, Josu Erkoreka, ha asegurado este lunes que el fuego registrado en Balmaseda (Vizcaya) está "bastante controlado" y "no hay peligro" de que se vaya a ampliar la superficie del incendio. Según los cálculos iniciales, las llamas han afectado a más de 500 hectáreas.

Erkoreka ha advertido de que la previsión meteorológica para esta semana, sobre todo para el miércoles y jueves, vuelve a pronosticar la posibilidad de episodios de viento fuerte, por lo que "con las condiciones de sequía en las que se encuentra el monte es posible una situación de riesgo similar a la que se produjo ayer" (por este domingo).

El servicio vasco de meteorología, Euskalmet, mantiene para este martes el aviso amarillo por riesgo de incendios forestales, que lo sitúa en "relativamente alto, debido a la intensidad del viento sur, a las temperaturas altas y al estado de la vegetación".

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