El general franquista Gonzalo Queipo de Llano es uno de esos personajes que, por muchas modificaciones del callejero que haya habido, sigue sonando a nombre de calle. El dirigente de la sublevación de 1936 en el sur de la Península, o mejor dicho su tumba, ha vuelto a ocupar titulares este lunes, ante la petición del Gobierno de exhumar sus restos "a la mayor brevedad" para sacarlos de la Basílica de la Esperanza Macarena de Sevilla, en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática. Y es que a nadie le extraña oír el nombre de Queipo de Llano ligado a la memoria histórica, pero ¿quién fue este militar franquista y por qué el Ejecutivo insta a sacarlo de la Macarena? 

Nacido en Tordesillas (Valladolid) en 1875, Queipo de Llano fue uno de los militares sublevados que lideraron la rápida victoria franquista en el suroeste peninsular y fue uno de los responsables de la posterior represión en Andalucía. Solo en Sevilla se calcula que entre julio de 1936 y enero de 1937 fueron asesinadas 3.028 personas. "Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad. Y de paso también a sus mujeres", llegó a pronunciar el general ante los micrófonos de Unión Radio Sevilla.

En concreto, uno de los sanguinarios episodios más conocidos de Queipo de Llano es su vinculación al asesinato de Federico García Lorca. Según el historiador Ian Gibson, el general franquista fue la "máxima autoridad" en el fusilamiento del poeta granadino en agosto de 1936. "Dale café, mucho café", afirma que le indicó en una conversación telefónica Queipo de Llano al gobernador civil de Granada, José Valdés. Y es que café era la palabra clave para sentenciar al pelotón de fusilamiento.

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Sin embargo, sus aspiraciones golpistas venían de antes. A comienzos del siglo XX, el militar participó en todo tipo de tramas tanto a favor como en contra del dictador Miguel Primo de Rivera y del monarca Alfonso XIII, además de conspirar, junto a los generales Emilio Mola, José Sanjurjo y Francisco Franco, contra el Gobierno de la Segunda República. Paradójicamente, republicano confeso, Queipo de Llano regresó a España con la proclamación del régimen democrático de 1931, tras haberse exiliado a Portugal durante el periodo monárquico.

La contribución del general al régimen franquista fue tal que, tras el triunfo en la Guerra Civil, el dictador le otorgó la Laureada de San Fernando, condecoración a la que en 1950 se sumaría el título de marqués de Queipo de Llano. Este marquesado, creado ad hoc por el dictador y renovado en favor de su nieto en 2012 por el entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, acaba de ser suprimido en aplicación de la Ley de Memoria Democrática, que entró en vigor el pasado viernes.

María José López

Restos en La Macarena

Dicha ley impide también que los restos de los dirigentes del golpe de Estado de 1936 se ubiquen en espacios de acceso público, como es el caso de Queipo de Llano, con el objetivo de evitar posibles actos de exaltación. En concreto, los restos mortales del militar franquista descansan desde 1951 bajo el camarín de la Virgen de la Basílica de La Macarena de Sevilla, junto a los del también general Francisco Bohórquez Vecina. 

Por ello, el secretario de Estado para la Memoria Democrática, Fernando Martínez López, ha enviado este lunes una carta al Hermano Mayor de la Hermandad de La Macarena para que proceda, "a la mayor brevedad", a la exhumación y posterior traslado de los restos de Queipo de Llano y Bohórquez, en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática. Por su parte, la Hermandad ya había anunciado estar a la espera de que se la informara sobre qué hacer con los restos. "Lo haremos cuando nos lo digan y, además, lo estoy deseando", había expresado el Hermano Mayor.