Si me hubiesen preguntado sobre Feijóo hace un año, la respuesta sería muy diferente a la que daría hoy. Le han bastado solo unos meses de liderazgo interno y dos cara a cara con Pedro Sánchez para que se caiga la careta de político preparado, solvente y con clase que nos habían vendido. Este pasado martes se volvieron a ver las caras Sánchez y Feijóo. Un nuevo debate en el Senado que volvió a ser una tortura para el líder conservador.

En un momento en el que la incertidumbre económica y energética azota a Europa, Pedro Sánchez utilizó su intervención para valorar las medidas llevadas a cabo durante los últimos meses para afrontar, de una manera más eficaz, el panorama de inflación y peligro de suministro energético en Europa. Una Europa que acaba de anunciar que copiará las medidas impulsadas por el Gobierno de España en materia energética y también en el ámbito fiscal frente a los grandes beneficios de unos pocos. Y es que no es lo mismo ir a Europa a hablar que ir a Europa a que te escuchen.

Sánchez ha conseguido romper la doctrina neoliberal europea. Una doctrina que tanto dolor hizo pasar en la anterior crisis, de la mano de la austeridad y los recortes. Hoy Europa entiende que los fondos Next Generation, la ‘excepción ibérica’ o los impuestos a los ricos son el nuevo camino por el que debemos andar para evitar que la clase trabajadora cargue con todo el peso de la crisis provocada por Putin. Pues bien, Feijóo anunciaba que eliminaría en España la ‘excepción ibérica’ al mismo tiempo que Von der Leyen anunciaba que copiará nuestro modelo en Europa. Ya tuvimos a Casado por Europa cargando contra los intereses de España, pues ahora tenemos a Feijóo.

Fíjense cuál será el grado de desconexión de la realidad que tiene Feijóo que, haciendo la réplica a Sánchez sobre la crisis económica y energética, comenzó a hablar de que en Cataluña no se deja aprender castellano a los niños y niñas. Así, sin despeinarse. Y es que a Feijóo no le faltó tiempo en el Senado, le faltaron ideas y propuestas.