Una nueva dimisión eleva la presión sobre Truss pero ella se aferra al cargo: "Soy una luchadora, no una desertora"

La primera ministra británica, Liz Truss.
La primera ministra británica, Liz Truss.
EFE
La primera ministra británica, Liz Truss.
La primera ministra británica, Liz Truss.
EFE

Los problemas se le acumulan a una Liz Truss muy debilitada como primera ministra del Reino Unido, pero ella se agarra al cargo pese a que la hasta ahora ministra del Interior, Suella Braverman, anunció su dimisión precisamente por el enrarecido ambiente en el partido y en el Gobierno. Esta decisión llegó de hecho solo unas horas después de que la premier se defendiera ante la Cámara de los Comunes. "Soy alguien que da la cara y que está dispuesta a tomar decisiones difíciles". Pero no se queda ahí, porque también renunció a su cargo Wendy Morton, responsable de mantener disciplina en el Partido Conservador y asegurarse que los diputados votan conforme a lo que pide el Gobierno.

De momento esquiva la cada vez mayor presión -interna y externa- y se niega a dimitir pese a los bandazos que ha dado en los últimos días. Lleva meses en el poder y ya ve la puerta de salida, pero este miércoles trató de reivindicase: "Soy una luchadora, no una desertora". Ha pasado en cuestión de días de anunciar bajadas de impuestos masivas a cambiar de ministro de Economía, cesando a Kwasi Kwarteng y nombrando a Jeremy Hunt, y rectificar del todo: habrá ahora subidas impositivas.

Truss ascendió al poder hace menos de dos meses con un programa que recordaba los mejores tiempos del thatcherismo: orden liberal, bajadas drásticas de impuestos y un plan fiscal potente que se han venido abajo en cuanto los mercados han encendido todas las alarmas. El desplome de la libra avisó a Downing Street de que por ahí no era. Y la primera ministra dio un volantazo: pasó de Kwarteng, que defendió los recortes impositivos, a Hunt, que ya ha dicho que incluso algunos se subirán. La premier conservadora ha cedido el mando a su canciller, y ha reconocido sus errores ante el Parlamento.

Pero, de momento, no dejará el sillón de mando, incluso pese a que varias fuentes avisan de que en las filas del partido ya se están moviendo las firmas necesarias para cesarla (aunque haría falta cambiar las reglas de las mociones de censura, porque ahora mismo está blindada durante un año). De hecho, hay incluso una encuesta de YouGov que apunta a Boris Johnson como el favorito de la formación política para sustituir a quien hace nada le ha reemplazado.

El ritmo es frenético en Londres. Tras asumir el cargo de ministro, Hunt anunció precisamente que revertía la mayor parte de las rebajas impositivas, ha limitado el alcance de las ayudas energéticas y ha advertido de que espera anunciar grandes recortes del gasto público en una declaración prevista el 31 de octubre. Truss, ante ese giro, se limitó a decir que actúa "pensando en el interés nacional" y atacó directamente al líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, a quien acusó de no tener "un plan económico" y de alentar "a los sindicatos que actualmente preparan huelgas" por la situación económica.

La primera ministra no considera que haya dado un giro tan relevante e incidió en que no pedirá perdón por intentar tomar medidas que contribuyan a apuntalar la economía de Reino Unido y ayuden a los hogares a reducir, por ejemplo, la factura energética. También ha reafirmado su compromiso con la "triple llave" de las pensiones, lo que en la práctica implica que las pensiones se revalorizarán el próximo año de acuerdo a la inflación. Esta 'triple llave' obliga a actualizar un 2,5 por ciento o al mismo nivel que suba el IPC o el salario medio.

Así, Starmer fue muy duro con su rival conservadora, y aseguró que fue elegida en septiembre fue con vistas a construir una fantasía económica y que esta ha acabado en desastre. "Su ministro de Finanzas se ha ido. ¿Por qué sigue aquí?", se ha preguntado Starmer, que ha ampliado el foco para culpar no solo a Truss de la situación actual sino también a todo el partido conservador, que eligió a la exministra de Exteriores en sustitución de Boris Johnson en Downing Street. "¿Por qué debería confiar la población británica en los tories cuando se trata de economía?", se cuestionó el laborista, que ahora mismo lidera las encuestas con hasta 30 puntos de ventaja.

En la prensa británica los rumores crecen en torno a una salida de Truss y algunas voces apuntan a que el Comité 1922, que ya forzó la salida de Johnson y agrupa a los diputados conservadores, habría conseguido las firmas necesarias para cesar a la primera ministra. Eso sí, ahora tendrían que modificar sus estatutos para eliminar el blindaje bajo el que se encuentra. En caso de que Truss caiga, las opciones son solo dos: un tercer primer ministro conservador en menos de un año o unas elecciones en las que la formación parece abocada a un fracaso estrepitoso.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento