OPINIÓN

Las sombras de Paolo Vasile, o adiós al 'Zorro Blanco' del que hablaba Mercedes Milá

Paolo Vasile.
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Teresa Peyri / Telecinco
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Se lo acaban de cargar o se va él o lo que Dios quiera que haya pasado. Nada es eterno, aunque 23 años lo parezcan y aunque Paolo Vasile pareciera tener tanto poder que era Dios quien se sentaba a su diestra, en realidad tenía jefes y años. 

En las galas de Gran Hermano alguna vez lo dijo. Muchas veces en ruedas de prensa, cuando tenía que quejarse de algo. Mercedes Milá, que no tiene pelos en la lengua, yo diría incluso que la lleva con el láser hecho, llamaba a Paolo Vasile 'El Zorro Blanco'. 

De él decía Milá que era muy inteligente, y no mentía. Paolo Vasile era un animal televisivo, con olfato para los éxitos, pero con un estilo bronco. 

Y además, Telecinco lleva ya muchos meses de capa caída, con las audiencias como Calimero de tristes (si has cogido esta referencia, eres mayor) y no ha funcionado casi nada de lo que han estrenado. El ambiente olía a cambio en las altas esferas.  

Y aunque no se le pueden negar el olfato y los muchos éxitos de audiencia, también tenía sombras. El Rey León habría preferido que Simba fuera al cementerio de elefantes antes que a las sombras de Paolo Vasile. 

"Audiencia enfadada, audiencia asegurada" era una máxima que se oyó por los pasillos de Mediaset más de una vez. Las polémicas siempre eran bienvenidas si traían unos cuantos espectadores más. Pero el invierno llega, aunque no quieras. Gracias, Rocío, por tanto saber.   

Otro ejemplo, era implacable. La leyenda cuenta que si te reunías con Paolo Vasile y te decía adiós, al despedirse, desde su mesa, estabas acabado. Había ido mal. Si se levantaba hasta la puerta del despacho y allí te daba la mano o un dos besos, bueno. Y si iba contigo hasta el ascensor, es que había ido de maravilla. Esto último pasaba con poca frecuencia. 

Por otro lado, Vasile quemaba lo que funcionaba. Si un formato tenía audiencia se usaba y usaba y usaba hasta que se calcinaba. Juana de Arco era un formato de Mediaset. Estiraba el chicle hasta el hartazgo, empeñado en rentabilizar los contenidos. 

Hubo un tiempo en el que Gran Hermano ocupaba tres galas semanales todas las semanas, y, a diario, otra hora en Ana Rosa, otras dos en Sálvame, más en el programa de los fines de semana... ¿Tienen la imagen de un pavo alimentado a la fuerza con un embudo? Algo así. 

Además, Paolo Vasile y este es uno de sus grandes errores, tenía alergia a la prensa. Le hacía ascos a los periodistas, más allá de resultar simpático en las ruedas de prensa y en pleno siglo XXI aún piensa que se puede retener la información. Así que sufría filtraciones como una casa debajo de un río. 

Una vez en una fiesta me acerqué a él y le dije: "Ey, tienes un buen equipo de comunicación". Me respondió: "Me preocupa que me lo diga un periodista". Para él la relación correcta entre su departamento de prensa y los periodistas no era la cordialidad. Quizá si hubiera confiado más en el hacer de su gabinete de prensa otro gallo habría cantado. 

La mayoría de las cadenas y plataformas tienen un acceso especial para la prensa, para que esta pueda ver sus contenidos con el fin de escribir sobre ellos, hacer crítica o reportajes. Mediaset, no. Mitele nunca estuvo abierto a la prensa. Resultado: ostracismo, contenidos que pasan desapercibidos.

Esa misma política bronca de la que hablábamos se llevaba a los contenidos. Chillar a un semejante en Telecinco era lo más. Gritar, enfrentarse, defenestrar a los colaboradores o a los famosos según conveniera... no supo ver que tras dos años de pandemia a la gente le cansaban ya las broncas y las polémicas. 

Y encima... ¿de quién? Bajo el impero Vasile, Mediaset fue abaratando costes a base de abaratar a los famosos de los que hablaba o que salían en sus realities. "¡El nuevo concursante es Paco; hijo de Puri, la del quinto; que limpiaba en el portal de la calle Camotes, 234; donde vívía Yola Berrocal!". Mediaset se llenó de famosos de segunda categoría. Luego de tercera, luego de cuarta... luego estabas viendo Telecinco y a la mente te venía aquel: "¿Pero usted quién es?". 

El desapego vino también a base se hacer oídos sordos a la audiencia. Polémica tras polémica. Votaciones que se hacían pagando y sobre las que luego había sospechas (más allá de las teorías conspiranoicas) o concursantes con los que la audiencia se gastaba el dinero en echar y luego eran repescados como si nada. 

Quizá cambien los tiempos y las formas en Telecinco (véase Mediaset). Quizá se comprenda que la relación con la prensa es fundamental y que, sobre todo, no te puedes llevar mal con tu audiencia. 

Con todo, no puedo negar que me da un poco de pena la marcha de Vasile, porque supone el fin de una etapa que tuvo tintes de edad dorada de la televisión. Por otro lado... espero no ser ingenuo al esperar un nuevo amanecer. 

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