Algunas familias tienen una segunda residencia que utilizan en temporadas vacacionales o en fines de semana esporádicos, por lo que se pasan la mayor parte del tiempo deshabitadas, ya que disponen de otra vivienda que es la habitual.
Actualmente, con la subida de los tipos de interés o de los precios de la energía o los combustibles, son muchas las personas que buscan fórmulas para ahorrar o conseguir un dinero extra y, de hecho, estas segundas residencias que se encuentran deshabitadas mucho tiempo pueden ser la solución.
Así lo indican desde el portal inmobiliario de Idealista, donde explican que alquilar unos meses las segundas residencias es una forma de conseguir dinero extra, una opción que además tiene varias ventajas extra:
- La segunda vivienda se rentabiliza, ya que se gana dinero mientras no se utiliza.
- Se evitan los okupas: si tienen alquilada la vivienda, hay muchísimas menos posibilidades de que entren en tu casa y se instalen de forma ilegal.
- Es fácil encontrar inquilinos: los apartamentos que se encuentran en zonas de costa o en ciudades donde hay mucho turismo se pueden alquilar fácilmente aunque no sea temporada alta, aunque sea para fines de semana o estancias cortas.
- Se puede volver a la vivienda cuando se necesite: sigues siendo el propietario de la vivienda, por lo que se puede volver a ella cuando se desee. "Eso sí, contacta con un profesional del derecho que te ayude a redactar un contrato en el que se expongan todas tus condiciones", explican en Idealista.
De esta forma, se puede conseguir el dinero necesario para hacer frente a otros gastos y, aun así, se podrá seguir utilizando cuando se desee, aunque lo cierto es que también se contemplan dos desventajas de alquilar la segunda vivienda:
- La relación con los inquilinos: puede que algunos propietarios ya tengan malas experiencias porque les tocó un inquilino problemático respecto a los pagos atrasados, ruidos molestos, obras no aprobadas...
- Reformas y arreglos de desperfectos: hay que tener en cuenta que los inquilinos pueden exigir reformas, por ejemplo, arreglar un grifo o la televisión, entre otras cosas.
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