Reconstruyen los rostros de tres escoceses que murieron hace 700 años: un obispo, un clérigo y una mujer "extremadamente hermosa"

Rostro reconstruido de la joven.
Rostro reconstruido de la joven.
Universidad de Bradford
Rostro reconstruido de la joven.

Un equipo de investigadores ha logrado la reconstrucción facial 3D de tres personas del siglo XIV a partir de sus restos, que fueron encontrados dentro de unas tumbas en la cripta de Whithorn en 1957.

Este proyecto, conocido como Cold Case Whithorn Priory ('Caso sin resolver Priorato de Whithorn', en español), forma parte de una iniciativa liderada por The Whithorn Trust. La organización benéfica escocesa presentó las animaciones el pasado 30 de septiembre durante el Festival del Libro de Wigtown.

A través de la tecnología 3D y la animación digital, los investigadores han conseguido recomponer los rostros de tres personas 700 años después de su muerte. Se trata de un miembro del clero, una mujer joven y el obispo Walter. Este último, del que sí se conoce su identidad, se convirtió en obispo de la comunidad en 1209, según expertos de los Museos Nacionales de Escocia.

Restos en unas tumbas de Whithorn

En 1957, un equipo de obreros que trabajaban en el mantenimiento de una cripta medieval abandonada en Escocia, se encontraron con tres ataúdes de piedra. Se trataba de Whithorn, una de las primeras comunidades cristianas de Escocia, con una de las criptas más ricas en artículos, ornamentos y restos humanos de la época Medieval en Gran Bretaña.

Las tumbas halladas fueron excavadas por arqueólogos británicos en las décadas posteriores. Tras un minucioso análisis, se llegó a la conclusión de que los restos pertenecían a un obispo, un miembro del clero y una mujer joven, tal y como recoge National Geographic.

Combinación de técnicas forenses y tecnologías modernas

El encargado de llevar a cabo la reconstrucción fue Christopher Rynn, un antropólogo craneofacial forense. Para ello, combinó las tecnologías modernas y técnicas forenses. "Esto implica el uso de profundidades de tejido blando facial, musculatura esculpida individualmente para adaptarse a cada cráneo y métodos científicos de estimación de cada característica facial, como ojos, nariz, boca y orejas, a partir de la morfología del cráneo", explicó en la presentación del proyecto.

El primer paso fue crear un escaneo 3D de cada cráneo. Para evitar que parecieran una escultura digital, esculpió los músculos en cera y, posteriormente, los escaneó de la misma manera que hizo con el cráneo.

A continuación, procedió a crear el rostro de cada uno de los individuos. "Hice que pareciera una persona agregando texturas fotográficas, que es un proceso de selección de fotografías de varias personas diferentes que se parecen al modelo 3D y luego las proyecté en el cráneo", explicó

Estas reconstrucciones dieron resultados muy realistas. Sin embargo, Rynn quiso dar un paso más y usó inteligencia artificial para dale vida a estos tres cráneos: hizo que se movieran, que parpadearan e, incluso, que sonrieran. 

El trabajo fue laborioso y nada sencillo. "Fue realmente interesante trabajar con todos estos cráneos porque uno de ellos, el del clérigo, que tenía labio y paladar hendido; es el cráneo más asimétrico con el que he trabajado", explicó el investigador. "La joven es el cráneo más simétrico con el que he trabajado", añadió.

Dietas, enfermedades y traumas

La estructura ósea y los objetos que acompañaban estos ataúdes de piedra fueron determinantes en la investigación. No solo ayudaron a averiguar el cargo que ocupaban algunos de los restos humanos hallados, sino que también aportaron datos de sus dietas, sus enfermedades, la edad y el peso corporal que registraban en el momento de su muerte.

La bioarqueóloga de la Universidad de Bradford, Shirley Curtis-Summers, participó en el proyecto dirigiendo el análisis de isótopos estables en algunos de los entierros de Whithorn. Esto le permitió comprender aspectos de la dieta y movilidad de los individuos. "Mi papel es examinar esqueletos arqueológicos para identificar indicadores de enfermedades y traumas".

A través de los huesos y dientes, obtuvo información  sobre los alimentos que consumían las personas en el pasado "y si eran locales en su lugar de entierro", explicó. También fue la encargada de elegir los tres cráneos más apropiados para las reconstrucciones faciales

"Este proyecto es de gran importancia, porque si bien nunca podemos contar la historia completa de la vida de estas personas medievales, poder reconstruir su dieta, movilidad y ahora sus rostros nos permite profundizar en su pasado y enfrentarnos a cara con ellos", explicó.

Las excavaciones revelaron que estas personas tenían una dieta basada en "carne y pescado de buena calidad". Incluso, se sabe que el obispo tenía sobrepeso y estaba encorvado, por las deformaciones que presenta su esqueleto, por lo que habría sufrido dolores de espalda durante su vida. El clérigo, por su parte, tenía un labio leporino y el paladar hendido.

El rostro más bello de la Edad Media

Los investigadores lograron averiguar algunas informaciones de los  esqueletos. Lo primero es que estimaron que el obispo podría haber fallecido hacia el año 1235

En cuanto a la mujer, se desconoce su identidad, pero aseguran que falleció cuando tenía alrededor de 20 años. También aseguraron que es el rostro "más simétrico" y sugieren que "era extremadamente hermosa". 

La joven podría tener un gran estatus social. Se puede entender que era una persona importante en la comunidad porque fue enterrada junto a la tumba del obispo Walter "en un lecho de conchas marinas cerca del altar mayor", explica Rynn.

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