OPINIÓN

Independentistas a la espera del PP

Aragonès y Puigdemont reunidos en Waterloo.
Aragonès y Puigdemont reunidos en Waterloo.
GENERALITAT DE CATALUNYA
Aragonès y Puigdemont reunidos en Waterloo.

Han pasado diecinueve meses desde las últimas elecciones catalanas, y el Gobierno de la Generalitat ofrece estos últimos días un nuevo espectáculo de división y tensiones internas entre los socios de la coalición, Esquerra Republicana y Junts, con el añadido de sus organizaciones sociales. No son tensiones nuevas, pero sí más agudas de lo común, hasta el punto de provocar ceses, intercambios de acusaciones y amenazas de ruptura. La deriva italiana de la política catalana –gobiernos débiles y poco duraderos– ha provocado una sucesión de insultos entre independentistas que llaman traidores a otros independentistas, mientras el prófugo Puigdemont asiste a la representación desde el ciberespacio.

Moncloa disfruta del apoyo parlamentario de Esquerra, mientras pretende convencer a la sociedad española de que esa debilidad de los soberanistas es el fruto del indulto a los líderes del procés, diestramente gestionado por Pedro Sánchez. Por el contrario, la oposición considera que la desnutrición política y social de quienes organizaron el referéndum ilegal hace cinco años es la consecuencia de la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

Lo que sí ocurrirá, antes o después, es que asistamos a una reedición del proceso independentista

Sea gracias a los indultos o al 155 o a una suma de esas circunstancias y otras, la realidad política del momento en Cataluña es que el independentismo callejero se ha reducido a una expresión muy limitada, y el independentismo institucional se ha instalado en el caos, la desconfianza mutua y el vuelo de cuchillos. El presidente Pere Aragonès, de Esquerra, cree ser consciente de que el horno del soberanismo no está, en este momento, listo para los bollos de la secesión, y se conforma con gobernar, cosa que no ha hecho ningún Ejecutivo catalán desde hace más de una década. 

Por el contrario, Junts y los alabarderos de Puigdemont solo ven su supervivencia en una especie de procés permanente. Aragonès quiere pactar con el Estado un nuevo referéndum y, por tanto, se toma las cosas con mucha calma, mientras que Puigdemont considera que con el referéndum ilegal de 2017 ya es suficiente, y que ahora toca cumplir el mandato de su resultado. Lo previsible es que no ocurra ni una cosa ni la otra.

No hay masa crítica suficiente en la sociedad catalana para provocar otro destrozo como el de hace cinco años

Lo que sí ocurrirá, antes o después, es que asistamos a una reedición del proceso independentista. No será en esta legislatura, porque Aragonès y Puigdemont saben que ahora no hay masa crítica suficiente en la sociedad catalana para provocar otro destrozo como el de hace cinco años, y el Gobierno PSOE-Podemos les permite conseguir algunas victorias, como los indultos o la posible eliminación del delito de sedición. Pero quizá en algún momento gobierne el PP, y será entonces cuando se altere, otra vez, el sistema nervioso del independentismo. 

Vicente Vallés es periodista

Mostrar comentarios

Códigos Descuento