Los grandes aliados de Rusia comienzan a dudar de Putin: la escalada bélica y la anexión de territorios ponen en apuros al Kremlin

El presidente ruso, Vladímir Putin, en una ceremonia el pasado 20 de septiembre.
El presidente ruso, Vladímir Putin, en una ceremonia el pasado 20 de septiembre.
EP
El presidente ruso, Vladímir Putin, en una ceremonia el pasado 20 de septiembre.
El presidente ruso, Vladímir Putin, en una ceremonia el pasado 20 de septiembre.
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Después siete meses de guerra en Ucrania, las defensas sin paliativos a Rusia son cada vez más escasas en la comunidad internacional. Grandes potencias como China y Turquía, cercanas al Kremlin pero que se habían posicionado con cierta ambigüedad, aseguran no solo que la guerra debe terminar ya, sino que los territorios ocupados deben ser devueltos lo antes posible.

La narrativa ha dado un vuelco en la guerra y la sensación de una pérdida de credibilidad del mandatario ruso, tras la derrota militar en el frente de Járkov y la necesidad de realizar una movilizaciones parcial (que de facto podría convertirse en una movilización casi total de la población rusa), choca con el mensaje de "operación especial" que se vendía desde Moscú en febrero de 2022. 

Los acercamientos diplomáticos han fracasado y en este momento Ucrania ha tomado una posición de fuerza en la guerra. Turquía, que ha tomado las riendas del diálogo entre ambos países y se había autoproclamado como el negociador más adecuado (por ser parte de la OTAN pero mantener buenas relaciones con Rusia), ha sido el primero en alzar la voz: "Las tierras invadidas deben ser devueltas a Ucrania, incluida Crimea". 

Precisamente este martes ha finalizado el recuento de los referéndums de anexión a la Federación rusa de las cuatro provincias ucranianas ocupadas con una clara victoria de los prorrusos, actualmente en el poder de estas regiones. Las consultas han sido consideradas por Ankara como "ilegítimas" y aseguran que "complicarán los esfuerzos para revitalizar el proceso diplomático y profundizará la inestabilidad". Turquía ha tomado la delantera en las críticas, pero no ha sido la única.

El análisis de Carlos Palomino

El análisis de Carlos Palomino: "Potencias que habían defendido a Rusia ahora alzan la voz para que acabe la guerra"

La anexión de territorios, una línea roja

El ministro chino de Exteriores, Wang Yi, reconoció el pasado viernes a su contraparte ucraniano, Dmytro Kuleba, el "respeto de China por la soberanía de Ucrania y su integridad territorial", según aseguró este último. Según el jefe de la diplomacia ucraniana, Wang le transmitió "su rechazo al uso de la fuerza como medio para dirimir las diferencias" entre países.

En el mismo sentido, la posición de la India ha sido "clara y consistente en cuanto al respeto por la soberanía y la integridad territorial de los países", ha dicho el portavoz del Ministerio de Exteriores indio, Arindam Bagchi, al ser consultado sobre las convocatorias de consulta apoyadas por Moscú.

Días antes, en un encuentro al margen de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, el presidente indio, Narendra Modi, reconoció a Putin su preocupación frente a los problemas que afronta el mundo como consecuencia del conflicto en Ucrania. "Este no es el momento para guerras", le espetó.

Unas críticas que no alteran las relaciones con Moscú

Pese a este cambio de actitud frente al conflicto y comenzar a opinar sobre lo que ocurre en Ucrania, lo cierto es que Rusia continúa teniendo el apoyo de estos países. Bajo el mantra de querer una resolución pacífica sin posicionarse en quién es el responsable, los diplomáticos chinos e indios buscan la manera de no alterar sus relaciones económicas y aguardan al próximo movimiento de Moscú, que podría producirse una vez el Parlamento ruso ratifique la anexión de los territorios ucranianos.

Mientras tanto, otros aliados sí han permanecido cerca de Putin desde el principio. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, rechazó este sábado las "provocaciones militares" y sanciones económicas impuestas a Rusia por Occidente, mediante una carta leída por su canciller, Carlos Faría, ante la Asamblea General de Naciones Unidas.

"Rechazamos todas las injerencistas que se han tomado contra Rusia, así como la campaña de odio desatada en detrimento del pueblo eslavo, por considerar que estas acciones, lejos de sumar a la paz, azuzan el fuego de la guerra", dice el texto.

También se reunieron en la sede de la ONU en Nueva York el canciller cubano Bruno Rodríguez y Serguéi Lavrov, donde acordaron aumentar los vínculos económicos y de cooperación. "Ratificamos excelente estado de los vínculos políticos y disposición a continuar profundizando nexos económicos, comerciales, financieros y de cooperación. Rubricamos plan de consultas políticas e/ ambas Cancillerías", dijo Rodríguez en Twitter.

Días antes, Cuba había sido uno de los siete países (contando con Rusia) que se habían opuesto a que el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, realizase un discurso de manera telemática en la Asamblea de la ONU. Los otros Estados que se negaron a esta intervención fueron Bielorrusia, Siria, Corea del Norte, Eritrea y Nicaragua que, a excepción de este último que se abstuvo, son los mismos países que votaron en contra de la resolución que exigió en marzo de este año el cese inmediato de hostilidades por parte de Rusia.

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