Gatos ancianos: así cambian sus capacidades y cómo debemos adaptar su entorno

Un gato durmiendo en una alfombra en una foto de archivo.
Un gato durmiendo en una alfombra en una foto de archivo.
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Un gato durmiendo en una alfombra en una foto de archivo.

Del mismo modo que nosotros envejecemos y nuestro cuerpo empieza a ser cada vez más lento, más débil y a responder peor, con nuestras mascotas ocurre lo mismo. De esta manera, igual que nosotros tenemos que adaptar nuestro entorno a nuestras nuevas necesidades, deberíamos hacer lo mismo con nuestros animales de compañía, especialmente con nuestros perros y gatos.

En el caso de los gatos, se consideran senior aquellos que tienen más de once años. "De los siete a los diez son gatos adultos y maduros, de los once a los catorce son senior y a partir de los quince son gatos de geriátrico", explica Mireia Berenguer, especialista en conducta felina por la Sociedad Internacional de Medicina Felina (ISFM por sus siglas en inglés) y educadora canina en Kireba.

"Como en todas las especies, llegar a determinada edad conlleva un deterioro físico y cognitivo", añade la experta. "Por supuesto, cada individuo es diferente pero, en general, bajan la actividad, disminuye el tono muscular, el apetito, el sueño profundo, se deteriora el pelo, el sistema inmunitario y los sentidos. También puede haber cambios en sus hábitos higiénicos, como por ejemplo acicalarse menos".

Ante todo, llegados a este punto "es recomendable hacer mínimo una revisión completa veterinaria anual que incluya analíticas de sangre y orina completas", aconseja la especialista en conducta felina.

En los gatos senior baja la actividad, el tono muscular, el apetito y se deterioran el sistema inmunitario y los sentidos

Berenguer también recomienda realizar estas revisiones si se notan "cambios significativos en el comportamiento del gato o en sus hábitos" debido a que pueden también ser signo de alguna enfermedad típica de la edad, como las renales, urinarias, dentales o los dolores articulares, entre otras.

Si lo que tenemos es un gato sano pero viejito, tendremos que plantearnos adaptar un poco nuestro hogar para hacerle la vida más sencilla. "Debemos tener en cuenta el adaptar los accesos a sus recursos, como por ejemplo su comida y agua, a camas cómodas y mullidas y a lugares tranquilos", expresa la experta.

En este sentido, tendremos que cuidar que no se encuentren en lugares muy altos, en el caso de que nuestro minino ya no salte como lo hacía cuando era joven, por ejemplo, y que se encuentren en sitios accesibles directamente, sin tener que traspasar gateras o puertas que requieran de un esfuerzo para el animal.

Para estimularles mentalmente, podemos ofrecerles superficies con texturas diferentes, como mantas olfativas

"También tenemos que evitar cambios bruscos en el entorno, así como en las rutinas", añade. "Además, al tener menor predisposición al juego, podemos estimularle mediante comederos interactivos o la colocación de escondites (como cajas de cartón)".

Esto es muy importante para mantener al gato mentalmente activo, es decir, que no sufra una decadencia mental que le lleve a no querer hacer nada y terminar por enfermar por falta de apetito y ejercicio.

Otra forma de estimular su visión, audición y tacto puede ser con, por ejemplo, "cajas con hojas de árboles y otros elementos de la naturaleza". "Podemos ofrecerles superficies con texturas diferentes, mantas olfativas, etc.", concluye Berenguer.

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