El Gobierno aprueba incentivos para que quienes reciben el ingreso mínimo vital no dejen de trabajar o empiecen a hacerlo

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá en una imagen reciente.
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá en una imagen reciente.
RICARDO RUBIO / EP
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá en una imagen reciente.

El Gobierno ha aprobado este martes en Consejo de Ministros un sistema de ayudas para potenciar que las personas que reciben el ingreso mínimo vital (IMV) se incorporen al mercado laboral o, si ya están en él, no se queden estancados por temor a perder la ayuda. Este mecanismo, que se desarrolla en un real decreto aprobado hoy, busca que el IMV se convierta en una medida más eficiente y no frene -como ocurre actualmente- a quienes intentan mejorar su situación económica aumentando sus ingresos laborales (por ejemplo, trabajando más horas).

 "Se trata de un incentivo para compatibilizar el ingreso mínimo vital con un incremento de horas de trabajo o incluso con ir recuperando horas de trabajo para en un momento poder renunciar a ese ingreso mínimo", ha explicado la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, tras el Consejo de Ministros. Una medida, que ha dicho, estaba comprometida con Bruselas y que se ha consensuado con los agentes sociales.

El actual diseño del IMV, que arrancó en mayo de 2020, ha conseguido garantizar una renta mínima a personas en situación de gran vulnerabilidad, pero hasta ahora desincentivaba que sus beneficiarios buscaran sus propios ingresos. La razón es que, hasta ahora, si un perceptor del IMV aumentaba sus ingresos porque conseguía un empleo o mejoraba el que ya tenía, se le descontaba esa ganancia de la renta mínima. En la práctica, estas personas que habían intentado mejorar sus condiciones por sí mismas quedaban en la misma situación económica que tenían con la ayuda, pero trabajando más.

Para eliminar este descincentivo, Inclusión ha ideado una compleja fórmula para compensar esas pérdidas en el IMV de las personas vulnerables que se lanzan a mejorar sus ingresos a través del mercado laboral. En líneas generales, el mecanismo compensa la bajada en el IMV que sufren quienes aumentan sus ingresos por el empleo y pone énfasis en las personas que están fuera del mercado laboral y en los hogares con hijos menores o con discapacitados, para quienes incluye incentivos mayores.

Desde Inclusión sintetizan la filosofía del incentivo en que "la renta siempre tiene que ser creciente para que interese estar más en el mercado laboral que no estarlo". Dicho de otra manera, que quien se beneficia de esta medida tiene que ver que trabajando mejora su situación económica, no solo se mantiene igual que con la ayuda.

¿A quién afectará?

Se beneficiarán de estos incentivos todas las personas que ya cobraban el ingreso mínimo vital y que hayan visto aumentar sus ingresos laborales de un año para otro. Ya sea porque han pasado de no tener ingresos a recibirlos o porque las ganancias que ya obtenían (y que eran compatibles con el IMV) han aumentado. En todo caso, los incentivos se aplican sobre el incremento de los ingresos y no sobre los ingresos mismos. Por lo que las personas que, ya sea porque no tenían ingresos y se han mantenido en la misma situación, o porque sí los tenían, pero estos no han variado, seguirán recibiendo la misma cuantía del IMV.

Fuentes del ministerio de Inclusión estiman que uno de cada cinco hogares que actualmente reciben el IMV se beneficiarán de los incentivos porque aumentarán sus ingresos dentro del rango establecido para recibirlos. En concreto, se trata de 100.000 de los 500.000 hogares que actualmente reciben esta ayuda.

¿Cuándo se empezará a cobrar?

Desde Inclusión señalan que, aunque la medida entrará en vigor a partir del 1 de enero del año que viene, los incentivos no se empezarán a cobrar hasta que se hayan publicado los datos tributarios definitivos. Algo que habitualmente ocurre en el mes de abril. Además, el ingreso se hará de oficio, por lo que los beneficiarios no tendrán que hacer ninguna gestión para obtenerlo. 

¿Cuánto costará la medida?

Desde Inclusión señalan que la medida no tendrá un coste fiscal y que, de hecho, podría suponer ingresos extra para el sistema. Según sus estimaciones, por cada euro que cuesta el incentivo, la Seguridad Social recauda entre uno y tres euros y medio más por el aumento en las cotizaciones y de la recaudación en IRPF. En todo caso, señalan que el sistema de incentivos se sufragará dentro del presupuesto del IMV, que asciende a 3.000 millones 

¿Cómo se calcula?

El sistema de incentivos se divide en tres tramos que están adaptados a las 14 tipologías de hogar que Inclusión diseñó para establecer la cuantía del IMV. Y es que, conviene recordar que la cuantía del ingreso mínimo varía en función del tipo de hogar. Por ejemplo, un hogar formado por solo un adulto recibe un máximo de 5.900 euros al año, mientras que uno formado por dos adultos y dos menores puede alcanzar los 11.209 euros. Como el mecanismo es complejo, Inclusión lanzará en los próximos meses un simulador para que los ciudadanos puedan calcular sus ganancias por estos incentivos. 

El primer tramo de incentivo es común a los 14 tipos de hogar y compensa al 100% todas las ganancias que se hayan obtenido hasta un 60% de la renta garantizada. Para entenderlo mejor, Inclusión pone el ejemplo de una persona sola sin ingresos (a quien corresponden 5.900 al año de IMV) que, de un año para otro, pasa a recibir 1.000 euros más por su trabajo. Al aumentar sus ganancias, el ingreso mínimo que le toca se le reduciría en 1.000 euros, por lo que se quedaría igual que estaba, pero trabajando más. Para evitar que esto ocurra, Inclusión le compensará ahora con otros 1.000 euros para incentivar que siga en el mercado laboral. Así, su renta habrá pasado de los 5.900 euros que cobraba con el IMV a 6.900 gracias al incentivo.

Sin embargo, la cosa se complica para los beneficiarios que registran subidas de ingresos superiores al 60% de su renta garantizada. A partir de este umbral, las bonificaciones comienzan a reducirse progresivamente y no son iguales para todos los hogares. En este escalafón se prima especialmente a los hogares con menores o discapacitados a su cargo o a quienes antes no tenían ingresos laborales y ahora pasan a recibirlos. 

Retomando el ejemplo anterior, si ese mismo ciudadano que no tiene ingresos y cobra el IMV completo aumentara sus ganancias de un año para otro en 4.500 euros en lugar de 1.000, su IMV quedaría reducido a 1.400 euros. Como en el caso anterior, sus ingresos finales (salario sumado a IMV) serían los mismos que cuando no trabajaba. Ahora, con el sistema de incentivos pasaría a recibir un total de 9.727 euros. ¿Por qué? En primer lugar, de esos 4.500 euros que ahora gana de más, 3.540 se le bonifican al 100% (el IMV le garantiza 5.990 euros, el 60% de esta cuantía son 3.540). Pero los 960 euros restantes tienen una bonificación menor, en este caso del 30% (288 euros) por tratarse de una persona que antes no trabajaba (este porcentaje varía en función del tipo de hogar y la situación en la que se encuentre). Si se suma su ganancia (4.500 euros), el IMV que le queda (1.400 euros) y las bonificaciones por el sistema de incentivos (3.838 euros en total por los dos tramos) ahora gana 9.727 euros.

Hay un tercer tramo, aún más complejo, que bonifica los aumentos de ingresos que superan la renta garantizada (en el ejemplo que nos ocupa, las ganancias que superan los 5.900, que es el IMV máximo para un adulto que vive solo). En este escalafón, el incentivo se va reduciendo hasta alcanzar un máximo a partir del cual desaparece. Este máximo coincide aproximadamente con 1,7 veces la renta garantizada. Para el ejemplo anterior estaríamos hablando de un máximo alrededor de 10.000 euros.

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