El agua del río de Palancia, Castellón, desciende espumosa y de color negro. Este fenómeno tiene relación directa con los incendios ocasionados en Bejís hace poco más de un mes. Algunos vecinos han comunicado que este río suele permanecer limpio, pero tras el incendio el paisaje quedó calcinado. "Normalmente lo ves limpio", explica un residente del municipio de Teresa, Castellón, según el medio valenciano Las Provincias.
El incendio quemó hasta 20.000 hectáreas y esta semana las fuertes lluvias de la Comunidad Valenciana han arrastrado la ceniza hasta el río, de ahí el color negro en el agua. "Como está el suelo quemado lo que hace es resbalarlo todo y caerse", ha manifestado una vecina de Toras al medio valenciano.
Al igual que en las zonas calcinadas, el pueblo aún convivía con los restos de cenizas del incendio. En la pista del campo de fútbol aún se acumulan los restos y esto puede suponer un daño cada vez que se registren lluvias o tormentas si nadie le pone fin.
Problema medioambiental
Tras el arrastre de la ceniza por todo el río y su consecuente color negro la Conselleria de Medioambiente ha solicitado que los técnicos analicen la calidad del agua. El Ernesto Pérez, alcalde de Teresa, ha manifestado que este río es "truchero" por lo que es necesaria esta evaluación para confirmar si ha afectado a la fauna, según el medio NIUS.
Esto no solo ha afectado al municipio de Teresa, sino que varias localidades conviven con aguas negras en sus ríos como por ejemplo Viver.
Esto podrían volver a repetirse ante la llegada del otoño y las precipitaciones que se esperan para las próximas semanas por lo que podría desencadenar un problema medioambiental mayor.
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