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La 'vuelta al cole' en un centro de educación especial: "La adaptación ha sido muy fácil. Son como una familia, ella aquí se siente segura"

Un profesor acompaña a un alumno de 'El Cole de Celia y Pepe' en su primer día de clase.
Un profesor acompaña a un alumno de 'El Cole de Celia y Pepe' en su primer día de clase.
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Un profesor acompaña a un alumno de 'El Cole de Celia y Pepe' en su primer día de clase.

Retomar las clases después de más de dos meses de vacaciones puede resultar difícil para muchos niños. Volver a madrugar, a hacer deberes y a estudiar en ocasiones supone un gran esfuerzo. La adaptación a la nueva rutina puede resultar dura, pero para niños de colegios de educación especial el camino es más sencillo de lo que parece.

“La adaptación ha sido muy fácil y fluida porque Inés ya llevaba un año en el ‘El Cole de Celia y Pepe’ -centro de educación especial de niños con trastornos del lenguaje- y es como una familia, ella conoce ya a sus profesores, a sus compañeros y se siente súper cómoda y segura”, cuenta Adriana, madre de una niña de ocho años con 18P-, una enfermedad rara basada en la deleción del cromosoma 18.

“Ella venía preparada con sus deberes hechos y muy concienciada de que iba a empezar el colegio, con mucha ilusión. Ellos se adaptan mejor que los padres realmente”, añade Adriana.

La 'vuelta al cole' también ha sido un proceso fácil para Javier, niño de 9 años con epilepsia y retraso madurativo. “Suele ser complicado, pero este año no lo ha sido para nada. Yo creo que el cambio de clase, tras cuatro años con la misma profesora, le apetecía. Y con los niños está encantado. Su tutora me ha dicho que está súper comunicativo, integrando a los pequeños y a los nuevos para que estén cómodos”, cuenta su madre Isabel.

Recuperar la rutina después del verano

Durante el verano, el colegio recomienda a las familias continuar reforzando sus habilidades con ejercicios y actividades, siempre de una forma más lúdica que durante el curso. 

Descansar también es necesario, pero a estos niños les ayuda volver a la rutina, porque les facilita su día a día. “El momento de volver al colegio lo necesitamos todos porque hace falta un poco de rutina y, aunque intentamos mantenerla durante el verano, aquí hay más orden y control”, cuenta Isabel.

Organizar la mochila y la ropa para el día siguiente puede ser una forma de prepararlos para la vuelta a clase y también una manera de mejorar de su autonomía y el sentido de la responsabilidad y del deber. 

“A ella, a diferencia de sus hermanos mayores, le encanta preparar la mochila, ver la ropa nueva. Es muy positiva, da gusto preparar cosas con ella”, cuenta Esther, madre de una niña de ocho años con el síndrome de Sotos, una enfermedad rara que provoca sobrecrecimiento.

“También intentamos cambiarle la rutina del sueño, porque como tiene epilepsia para mí es fundamental que duerma. Una semana antes ya empezamos a intentar acostumbrarle el cuerpo al horario del curso”, añade.

Facilitar el proceso de transición desde el colegio

Para facilitar el proceso de transición, el colegio envía a comienzos de septiembre un vídeo a las familias para que lo trabajen con los niños, donde los profesores les saludan, les enseñan su clase e incluso dónde se van a sentar o cuál será su estantería.

Ella viene feliz y es un gran cambio respecto a la educación ordinaria, donde no sabías cada día cómo iba a venir

“Les da mucha tranquilidad verlo y recibir el saludo de su futura profesora, con una sonrisa. No entran tan nerviosos, entran felices sabiendo quién va a ser su maestra. Siempre está la incertidumbre de con quién están sus compañeros, pero luego ya se resuelve todo”, afirma Adriana.

Durante las dos primeras semanas de clase, el colegio valora si la organización de los grupos, por edad, pero sobre todo por el nivel de cada niño, es la más adecuada. En algunos casos, deciden hacer un cambio. 

Es lo que le sucedió a la hija de Esther: “Le cambiaron después de 10 días de clase pero, si antes estaba muy bien, ahora también. Ella se ha adaptado perfectamente a la nueva clase”, cuenta la madre, quien decidió a mitad del pasado curso cambiar a su hija de un colegio ordinario a uno de educación especial.

“Este año estaba contenta, tenía ganas de ver a los niños, aunque el cole no le guste mucho por la parte de estudiar. Ella viene feliz y es un gran cambio respecto a la educación ordinaria, que no sabías cada día cómo iba a venir. Nosotros estábamos muy tranquilos con la vuelta del verano”, asegura.

Alegría por el fin de las restricciones

Esta alegría por la 'vuelta al cole' se multiplica este curso, al ser el primero desde el inicio de la pandemia sin restricciones contra la covid. Ya durante el pasado, alumnos y profesores dejaron atrás las mascarillas, algo que dificultó mucho al aprendizaje de estos niños: “Necesitan verse las caras, no solamente para reconocer las expresiones, sino también para entender bien”.

Necesitan juntarse con otras clases, aprender a relacionarse y los grupos burbuja y las separaciones no ayudaban

Además, para estos niños, por sus dificultades para interactuar con otros, socializar es muy importante: “Es un colegio muy pequeño, necesitan juntarse con otras clases, aprender a relacionarse y los grupos burbuja y las separaciones en el comedor no ayudaban nada”.

Y abrazarse, estar cerca de la gente... Somos seres humanos, necesitamos el contacto con la gente. Así que yo encantada, si nos ponemos malos no pasa nada”, añade Isabel.

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