"Easy come, easy go, little high, little low". Los versos de la canción Bohemian Rapsody de Queen sonaban en el hall de un céntrico hotel de Londres. ¿Su intérprete? El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.

En la noche del sábado, apenas dos días antes de la celebración del funeral de Isabel II, el mandatario canadiense se lanzaba a rendir un homenaje muy personal a la monarca fallecida. Con un look informal y sobre la tapa de un piano, Trudeau era grabado al ritmo de la famosa banda británica de rock, en un vídeo que no tardó en hacerse viral en las redes sociales.

En un primer momento, se dudó de la autenticidad de las imágenes, pero el propio equipo de Trudeau reconoció que el vídeo que circulaba en Internet era real. "Después de la cena del sábado, [el] primer ministro se unió a una pequeña reunión con miembros de la delegación canadiense, que se reunieron para rendir homenaje a la vida y el servicio de Su Majestad", dijo un portavoz del primer ministro. 

Además, el portavoz confirmó que junto a Trudeau se encontraba, a las teclas del piano, el famoso compositor canadiense, Gregory Charles, quien también formaba parte de la delegación de invitados de Canadá al funeral de la reina. 

Este, en declaraciones al The Globe and Mail, diario canadiense, señaló que fue un momento "muy divertido". "Pasé unos minutos espléndidos con el primer ministro el sábado por la noche. Había un piano en el vestíbulo y toqué algunas canciones británicas como un homenaje espontáneo", explicó. "Me recordó a los funerales caribeños, que mezclan momentos sombríos con frivolidad y celebración", añadió el músico.

Críticas a uno y otro lado del Atlántico

Las reacciones a la interpretación de Trudeau fueron mayoritariamente negativas, tanto en su país como en Reino Unido. La prensa británica destacó la demostración tan abierta de alegría del primer ministro en un momento de duelo nacional. 

"El primer ministro canadiense fue irrespetuoso y no mostró decoro cuando surgieron imágenes de su diversión del sábado por la noche”, decía un artículo en The Telegraph.

De vuelta en Canadá, el primer ministro recibió duras críticas por parte de algunos comentaristas políticos, por "ir contra el decoro del evento". "Es el primer ministro del país y se encuentra en un lugar público, en vísperas del funeral de Isabel II, ¿y así se comporta? Es vergonzoso", escribía un articulista de The Globe and Mail, Andrew Coyne, en su cuenta de Twitter.