Satisfacción con matices de las empleadas de hogar ante un logro histórico: "Queríamos que el derecho a paro tuviera carácter retroactivo"

Un grupo de personas participa en una concentración convocada con motivo de los 10 años desde la aprobación del Convenio 189 sobre el trabajo decente para las trabajadoras y trabajadores domésticos, a 16 de junio de 2021, en Madrid, (España).
Concentración con motivo de los 10 años de la aprobación del Convenio 189.
Cézaro De Luca / EP
Un grupo de personas participa en una concentración convocada con motivo de los 10 años desde la aprobación del Convenio 189 sobre el trabajo decente para las trabajadoras y trabajadores domésticos, a 16 de junio de 2021, en Madrid, (España).

Carolina Elías se muestra "muy contenta" porque a partir de ahora otras compañeras no van a vivir la "desesperación" que sufrió ella en 2016. De la noche a la mañana, su jefa la despidió sin darle justificación alguna y, pese a estar contratada y llevar un año en aquel trabajo, se fue a la calle sin derecho a paro. Sin ningún ingreso a partir de ese mismo instante, ¿cómo iba a sobrevivir?. "Fue horrible", recuerda. 

Para evitar que situaciones como esa se repitan, el Consejo de Ministros aprobó este martes un real decreto por el cual se reforma el régimen laboral de las empleadas del hogar y de los cuidados y se les reconocen varios derechos fundamentales. Estas se rigen por un sistema especial que las viene abocando a la precariedad, la temporalidad y la inestabilidad. Ahora, entre los cambios más importantes, se les otorgará el derecho a cobrar una prestación por desempleo. La cotización al Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) también será obligatoria, lo que les permitirá percibir sus indemnizaciones en caso de insolvencia o concurso de su empleador. 

"Con esto se da un paso más en la igualdad de las empleadas del hogar con el resto de sectores laborales. Se cotizaba para la baja por enfermedad común o por accidente laboral y para la pensión por jubilación, pero no para el paro ni para el Fogasa", señala Carolina sobre unas exigencias por las que llevan décadas luchando. Ella ya no trabaja como empleada doméstica, pero preside Sedoac, una asociación en defensa del colectivo: "Quiero seguir ayudando a mejorar las condiciones de otras compañeras y a evitar que pasen por lo que yo pasé. Finalmente encontré un empleo mejor, pero muchas acaban en trabajos peores por desesperación". 

Corregir una discriminación de décadas

  • El real decreto aprobado ese martes fija unas nuevas condiciones para las trabajadoras domésticas basadas en el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Este fue aprobado en 2011, pero hasta el pasado mes de abril no fue ratificado por España y han hecho falta cinco meses más para tener una norma. Ya en 2007 se podían leer titulares en los que se aseguraba que en esa legislatura este colectivo tendría derecho a paro y vacaciones. La hemeroteca está así llena de promesas incumplidas a un colectivo invisibilizado y especialmente feminizado. Nueve de cada diez trabajadores domésticos son mujeres y casi la mitad, extranjeras. A diciembre de 2021 había dadas de alta 381.485, pero, según CC OO, habría otras 200.000 que se mantienen en la economía sumergida.

En 2018 y 2019, esta salvadoreña trabajó en otro sector, adscrita al régimen general. Cuando el 31 de diciembre se le acabó el contrato sí pudo cobrar el paro a lo largo además de un año, 2020, que por culpa de la pandemia y el confinamiento fue especialmente duro para poder encontrar otro empleo. "Me sentí una privilegiada", reconoce.

En aquel 2016, Carolina fue despedida únicamente con el sueldo del mes en curso y un finiquito de 12 días por año trabajado que consiguió no sin antes amenazar a su empleadora con acudir a los tribunales. "Ya ves qué puedes hacer con 12 días, ganando incluso menos que el salario mínimo. Tenía que mandar dinero a mi madre que está en El Salvador y justo había dejado de compartir habitación y había alquilado una para mí sola", continúa al otro lado del teléfono. 

Ese es otro de los puntos que el real decreto cambia toda vez que se elimina la figura del desistimiento, que permitía el despido sin causa. El texto prohíbe la extinción de los contratos con una indemnización de solo 12 días por año trabajado y la equipara a la del resto de trabajadores por cuenta ajena: 20 días es de manera procedente y 33 días si se reconoce como improcedente.

Carolina Elías, presidenta de Sedoac.
Carolina Elías, presidenta de Sedoac.
CEDIDA

Bonificaciones para los empleadores

Junto a estos aspectos, el Gobierno bonificará en un 80% las cotizaciones, con el objetivo de evitar una carga económica sobrevenida para los empleadores. Asimismo, se mantiene la reducción de un 20% en la aportación empresarial a la cotización por contingencias comunes que ya estaba vigente en el régimen laboral de las empleadas de hogar, y se incrementan los tramos de bonificación superiores al 20%, en función de la composición del hogar y también de los niveles de renta y de patrimonio. Que el peso de las medidas impactase lo menos posible sobre los bolsillos de las familias que las contratan era otra de las exigencias de estas trabajadoras. 

"Sabemos que hay quien no puede asumir un incremento de los costes. El Estado tiene que asumir parte de ese aumento. Hasta ahora ha estado ausente en el tema de los cuidados", afirma Rafaela Pimentel, miembro de Territorio Doméstico y quien lamenta que la nueva normativa no vaya a tener en cuenta los años cotizados hasta ahora. "Queríamos que el derecho a paro tuviera carácter retroactivo y que se tuviera así en cuenta todos los años que muchas llevan trabajados", lamenta en referencia a una reclamación que le trasladaron a la propia ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en reuniones informativas con ella. Este aspecto sin embargo no se ha tenido en cuenta y las trabajadoras empezarán a generar su derecho a la prestación por desempleo y también a cobrar del Fogasa -si se da el caso- a partir del 1 de octubre.

Rafaela Pimentel, activista integrante de la asociación Territorio Doméstico.
Rafaela Pimentel, activista integrante de la asociación Territorio Doméstico.
JORGE PARÍS

"También habría que normalizar las horas laborales de las internas. Si la jornada es de 40 horas semanales para el resto, nosotras hacemos el doble y en muchos casos cobrando menos del salario mínimo", agrega Gloria, que prefiere ser identificada solo por el nombre. Al igual que Carolina, ella sabe lo que es ser despedida con apenas dos días de preaviso y sin derecho a ningún subsidio. "Te quedas sin nada y entras en estado de angustia. No es fácil encontrar otro empleo. En la mayoría de las ocasiones yo he estado diez u once meses sin trabajo y he necesitado de la ayuda de asociaciones como Territorio Doméstico", relata. 

Pese a que queda camino por recorrer, esta colombiana coincide en la satisfacción de que la lucha haya dados sus frutos. "Es un alivio", indica. "No puede ser que fuéramos el único sector laboral sin derecho a paro", incide Rafaela: "No podía ser que en pleno siglo XXI estuviéramos en un régimen especial que no nos garantiza derechos que son básicos". 

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