Bruselas estudia activar una nueva sanción contra Rusia que consista en fijar un precio máximo al gas que la UE compra a Moscú

  • Así se reducirían los ingresos de Moscú pero advierte de que la UE tendría que estar dispuesta a asumir un corte total.
  • También estudia unificar las compras europeas a Rusia para fijar un precio.
  • En otro documento, estudia diferenciar el precio del gas por gasoducto y el licuado en el mercado de futuros.
Russian President Putin Chairs a Meeting of the Supervisory Council of the Russian Public-State Movement of Children and Youth in Kaliningrad
El presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Gavriil Grigorov/Kremlin Pool / Zuma Press / ContactoPhoto
Russian President Putin Chairs a Meeting of the Supervisory Council of the Russian Public-State Movement of Children and Youth in Kaliningrad

La Comisión Europea estudia la posibilidad de crear un instrumento "similar" a una sanción contra Rusia que no supondría dejar de comprar gas, como ya ha hecho la UE con el carbón o con el petróleo, sino en fijar el precio máximo al que lo comprará el bloque comunitario. Esta idea forma parte del examen de las distintas posibilidades que está haciendo Bruselas para una "intervención de urgencia" que haga bajar el precio de la electricidad y que contempla como uno de los puntos a favor que, de esta forma, Rusia deje de tener los ingentes beneficios que le reporta la venta de gas a Europa, incluso con un flujo cada vez menor, y, como riesgo, "la total interrupción del mismo".

La idea figura en un nuevo documento de trabajo de la Dirección General de Energía de la Comisión -un 'non paper', en jerga comunitaria- que plantea dos nuevas posibilidades, que se unen, entre otras, a la posibilidad de limitar el precio a todas las tecnologías con las que se genera electricidad distintas al gas. En esta ocasión, estudia pros y contras de fijar un precio máximo al gas que la UE compra a Rusia mediante un procedimiento jurídico "cercano al modelo de las sanciones" y crear una plataforma de compras entre los países que más dependen del gas de Moscú -desde Países Bajos, Alemania e Italia hacia el este- para negociar en conjunto.

Estas dos posibilidades figuran en un nuevo documento de trabajo que, a diferencia de otro la semana pasada que planteaba no tocar los precios del gas sino el del resto de tecnologías, se abre ahora a hacerlo, mediante dos fórmulas, que podrían aplicarse de forma combinada o alternativa.

La primera es que los Veintisiete tomen una decisión "por fuerza mayor" contra Rusia y fijen el precio máximo al que le comprarán el gas. Bruselas dice que sería parecido al "modelo de sanciones", ya que requeriría un mismo procedimiento jurídico que debería contar con la unanimidad de todos los países. Este mecanismo supondría que para Rusia sería mejor dejar de bombear gas a la UE que pagar el precio limitado, que debería estar a un nivel por encima de sus costes de producción pero en la horquilla entre 5 y 35 MWh, lejos de los 270 que se alcanzaron la semana pasada.

Bruselas defiende esta opción porque considera que, a pesar de que los cortes temporales y de que cada vez que retoma el flujo lo hace con menor capacidad, Rusia está ganando mucho dinero con la venta de gas a la UE. La introducción de un precio máximo para las importaciones del gas ruso dará "certidumbre de precios y volumen en el mercado" y "limita los ingresos de Rusia por vender gas a Europa", dice el documento, que cree también que esto hará "menos atractivo para Rusia incrementar los precios por medio de interrupciones en el mercado".

Por el contrario, en el capítulo de 'contras' tiene en cuenta que Moscú podría responder con un corte total, que afectaría sobre todo a los países que más dependen de su gas. "El valor añadido del límite en el precio de las importaciones de gas de Rusia es reducir sus ingresos (...) y debería por tanto ser observada como una medida casi de sanción contra Rusia", Una medida que, dice el documento de la Comisión, "solo debería ser considerado si la UE está dispuesta a aceptar una interrupción total del suministro ruso".

Compra conjunta

La segunda medida trata de la creación de una plataforma regional, que iría desde la Europa central a la del este y que negociaría en bloque volúmenes de gas con Rusia. Partiría de una "zona roja" (red zone) que se situaría en Hungría y que se ampliaría en forma de onda hasta alcanzar la frontera con Rusia e Italia y Países Bajos por el oeste. El resto serían "zona verde", menos dependiente del gas ruso.

Bruselas plantea un mecanismo en el que todos los países de esta región -incluidas necesariamente las grandes economías- se pusieran de acuerdo para fijar un precio límite que estaría por encima del mercado, pero que daría estabilidad. Por eso, no prevé compensaciones como existen en la 'excepción ibérica'.

Gas por gasoducto y por barco

Por otra parte, otra de las opciones que estudia la Comisión para reducir el precio del gas consiste en diferenciar entre el gas que se transporta por gasoducto -que es el que se ha disparado por Rusia- y el que llega por barcos, en estado licuado.

Otro 'non paper' de cara al Consejo extraordinario de Energía del viernes plantea esta idea, que supondría reducir la influencia que en estos momentos tiene el índice TTF, que tradicionalmente marcaba el precio del gas en Países Bajos pero que ha terminado siendo un mercado de futuros que influye en el precio no solo de gas por gasoducto en otros países sino del gas natural licuado, que llega por barco. Ahora, este segundo es más barato que el primero, pero todos acusan los altos precios de la volatilidad que provocan los movimientos de Rusia.

Se trataría, dice el documento, de "desarrollar referencias adicionales que fueran representativas y transparentes para las transacciones con gas natural".

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