Cómo elegir un nombre adecuado para un gato, basado en sus preferencias y no en las nuestras

  • Los gatos aprenden su nombre por familiaridad y siempre que estén asociados a momentos placenteros.
Un gato atendiendo a su nombre.
Un gato atendiendo a su nombre.
M.T.
Un gato atendiendo a su nombre.

Comencemos con una confesión: este artículo contiene una pequeña trampa, porque en realidad, no importa —demasiado— el nombre que les pongamos, ya que un gato acudirá cuando él quiera acudir, por mucho que reconozca su nombre, que lo hace.

Los gatos no solo son capaces de reconocer su nombre, como se extrae de esta investigación, sino también el de otros gatos y los humanos con los que conviven, tal como revela este otro estudio. Nos distinguen perfectamente por la voz, además de reconocer señales faciales y gestuales. En otro trabajo académico, a los gatos participantes les pusieron una grabación donde su tutor incluía, en una frase, el nombre propio del animal. Los felinos reaccionaban tensando las orejas y mostraron más atención a las palabras inmediatamente posteriores. Este hallazgo sugiere que entienden y aíslan su propio nombre en medio de una conversación a la que aparentemente no están mostrando atención.

Los gatos pueden reaccionar a la pronunciación de su nombre de forma sutil y no de forma tan obvia como los perros. Si los observamos, seguramente sus orejas se muevan, o detenga brevemente lo que quiera que está haciendo al escucharlo. Eso ya implica una respuesta, está atendiendo, pero si no acude, es simplemente porque no hemos hecho que para él merezca la pena una reacción más inmediata (y que nosotros deseamos). En la etología felina, y aunque pueda resultar chocante para nuestra cognición humana, esto denota un comportamiento totalmente saludable y un vínculo de apego, donde se respeta la particularísima naturaleza felina. Si jamás atiende al nombre o no apreciamos una reacción a su pronunciación, entonces sí puede deberse a a un problema que debamos resolver. Entre estos problemas, el que requiere de una acción más urgente por nuestra parte es que esté sufriendo un deterioro en la audición, por ejemplo por la edad, y por la que deberíamos reajustar nuestras formas de comunicación para su acomodo y necesidades. Otras posibles explicaciones por las que un gato nunca responda a su nombre es por confusión ante una palabra que se asemeja demasiado a otras de uso común o sonidos similares (Calcetines, Gato o Dora, por ejemplo), o que asocie a situaciones estresantes y tenga por tanto connotaciones negativas.

Brevedad y entonación aguda 

El sentido auditivo de los gatos es muy especial, y parece que reconocen el sonido que emite su nombre más que la palabra en sí. Les resulta más sencillo aprender su nombre cuando contiene vocales y consonantes fuertes. Vocales como la A, la E o la I parecen ser más fáciles de identificar para ellos que las O y U que quedan eclipsadas por otros fonemas. En cuanto a consonantes, las B, D, T o K también les facilitan su identificación. Por otro lado, los gatos no responden bien a los nombres compuestos ni a palabras con más de dos sílabas, o haremos que pierdan el interés.

Otro detalle a tener en cuenta a la hora de elegir un nombre apropiado para un felino es su gran capacidad para percibir sonidos agudos. Tengamos presente que el fino oído de un gato ha evolucionado para percibir sonidos de altas frecuencias como el ruido que emite un ratón o los chirridos, silbidos y trinos de aves. Por poner un ejemplo, será más del agrado de un felino el nombre de Kitty, que el de Silvestre, el famoso gato animado de Looney Tunes que fallaba estrepitosamente en sus intentos de cazar al canario Piolín.

Para los gatos, el reconocimiento de sus nombres se basa en la familiaridad, por lo que es imprescindible utilizarlos de forma habitual durante nuestras interacciones con ellos, para facilitar esta asimilación. Deben asociarlo con momentos placenteros, precedidos de entregarles una golosina, caricias, iniciar un juego o la comida. De esta forma, asociarán que merece la pena responder cuando lo escuchen porque obtienen una recompensa.

Terminamos con una mención especial a un fragmento de la investigación que hizo el hallazgo de que son capaces de reconocer los nombres de otros gatos con los que conviven, y que citamos textualmente: “uno de los gatos realizó solo la primera prueba, antes de escapar de la habitación y trepar fuera de nuestro alcance”. Porque si nuestros queridos gatos dejaran de comportarse como gatos, ya no serían los dioses indiscutibles de los memes y vídeos de Internet.

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