Borja Terán Periodista
OPINIÓN

La noche en la que Doña Rogelia habló con Olivia Newton-John

La cultura de masas ha dado paso a la cultura de enjambres. 

Olivia Newton-John, con cara de flipe, en el programa de Mari Carmen y sus muñecos
Olivia Newton-John, con cara de flipe, en el programa de Mari Carmen y sus muñecos
RTVE
Olivia Newton-John, con cara de flipe, en el programa de Mari Carmen y sus muñecos

"Olivia, ¿dónde está el 'tres vueltas'?", pregunta Doña Rogelia a Olivia Newton-John. Se refiere a Travolta, claro. La cantante y actriz, sonríe. Ha tenido que repetir la grabación de la respuesta varias veces: "Travolta está en Orejilla", contesta. Orejilla del Sordete no es fácil de pronunciar si no sabes español. Pero ella lo intenta. Y lo consigue. Se ha curtido en Hollywood, donde los actores aprenden que la buena promoción es la que se pringa hasta con peticiones que no terminas de comprender bien.

De hecho, Olivia Newton-John ni siquiera vio a Doña Rogelia en su paso por Ay vida mía, espectáculo de variedades hecho a medida de Mari Carmen y sus muñecos entre 1992 y 1994. La pregunta y la contestación se grabaron en la misma escenografía, pero en días diferentes. Newton-John acudió al Estudio 1 de Prado del Rey a grabar varias de sus canciones y, después, el espacio decidió incorporarlas en una de sus emisiones más especiales al contar con Lina Morgan como invitada estelar.

La entrevista a Lina se iba interrumpiendo con las actuaciones de la protagonista de Grease. Lina ponía sus caras para disimular que, en realidad, no había coincidido con Newton-John. Aunque algún plano de reacción de la cómica transmitió más desconcierto que comodidad. El montaje de imágenes hizo el resto. Olivia estaba allí, aunque no estaba allí.

Eran otros tiempos, el espectador contaba con menos oferta audiovisual y la televisión se podía permitir una larga charla entre Lina Morgan, Mari Carmen y el contrapunto de alguno de sus muñecos. Eso sí, para dar más dinamismo al encuentro, la conversación se desengrasaba con números de variedades entre los que, de repente, podía aparecer 'Amistades Peligrosas' o una de las artistas más icónicas del cine internacional.

Entonces, los grandes intérpretes necesitaban meses de tour por las televisiones más importantes de cada país para visibilizar sus trabajos. Si no salían en la tele, su cine y su música no existían. Había que arremangarse y trabajarse una extensa promoción local. En la actualidad, ya no se necesita a la televisión tradicional como antaño. Sigue siendo el medio más masivo, pero convive con otras e inescrutables vías con las que se puede llegar a la sociedad a través de una diversidad de plataformas, redes y aplicaciones. Otra historia es que asistamos a tantos impactos audiovisuales diarios que sea más difícil retener talentos excepcionales en la memoria colectiva. Ahora el recuerdo es más corto por intensidad de visionado y más segmentado por consumos a la carta. La sociedad transversal comparte menos referentes que antaño, la cultura de masas ha dado paso a la cultura de enjambres. 

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