El rayo ascendente que ha asombrado a la comunidad científica

Imagen del sorprendente rayo inverso.
Imagen del sorprendente rayo inverso.
Observatorio Internacional Gemini en Mauna Kea, Hawái.
Imagen del sorprendente rayo inverso.

Si pensamos en un rayo, la imagen mental de la práctica totalidad de la gente es un fogonazo de luz que va desde el cielo hasta la superficie de la tierra, en un vertiginoso descenso vertical.

Pero pese a que pueda sonar imposible, los rayos también pueden circular en sentido contrario y trazar una trayectoria ascendente, hasta la bóveda celeste. Ahora, un estudio explica el fenómeno.

Tal y como recoge en un reportaje el portal Tiempo.com, las descargas eléctricas ascendentes se clasifican según la máxima altitud que alcanzan en la atmósfera. 

Pulsos, conos o grandes conos

Así, podemos encontrar breves 'pulsos' de luz que se observan cercanos a la parte superior de la nube; 'conos' difusos de luz azul que pueden alcanzar los 40 kilómetros de altitud; o 'grandes conos' arborescentes que llegan hasta la ionosfera inferior.

Estos fenómenos forman parte de los llamados Eventos Luminosos Transitorios (ELT), de los que los chorros gigantes son extremadamente raros y los más espectaculares, ya que acoplan directamente la atmósfera superior con la inferior.

Los científicos han descubierto que la mayoría de estos chorros gigantes surgen en ambientes marítimos tropicales, sobre el océano y en latitudes cercanas al ecuador geográfico; y sobre todo durante la temporada de huracanes, cuando las temperaturas del océano son altas.

El 14 de mayo de 2018 se produjo un chorro gigante en el suroeste de Oklahoma. El sistema de tormenta principal fue inusual en comparación con la mayoría de los eventos registrados con anterioridad.

Además, ocurrió en la primavera del hemisferio norte, por lo que no estaba asociado con un ambiente tropical. Surgió en una latitud media, en torno a los 35° norte.

El estudio realizado en torno a este rayo reveló que la estructura eléctrica de la tormenta principal se caracterizó por una región de carga negativa media (-) con una expansión horizontal destacable. También, se observó una región de carga positiva superior (+) más estrecha y localizada. 

La extensión horizontal de la región de carga positiva se extendió entre 3 y 6 kilómetros, mientras que la superficie abarcada por la carga negativa fue de unos 50 kilómetros.

Esto es importante porque Por ende, la estructura de carga positiva superior sobre la negativa media es consistente con que el evento sea de polaridad negativa, lo que supone que la carga negativa se transfirió hacia arriba con dirección a la ionosfera.

Por eso, el estudio concluye que la estructura de carga dipolar (negativa y positiva) es, probablemente, lo que impulsa a que se generen chorros gigantes ascendentes.

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