Perros acuáticos y de secano: ¿Se puede enseñar a un perro a disfrutar del agua?

Un perro disfrutando de un baño en la pisicna.
Un perro disfrutando de un baño en la pisicna.
Bednuts / PIXABAY
Un perro disfrutando de un baño en la pisicna.
Piscinas, chalecos y camas refrescantes, tres aliados de los perros durante las olas de calor

Las piscinas se convierten en nuestros salvavidas con la llegada del verano y del calor, ayudándonos a refrescarnos y a lidiar con las altas temperaturas de los meses de junio, julio y agosto, además, pueden ser también una forma divertida de estrechar el vínculo con nuestros perros, quiénes pueden también disfrutar de esta actividad. Pero, ¿a todos los perros les gusta el agua?

Debemos tener claro que no todos los perros se sienten cómodos en el agua, es decir, igual que ocurre con las personas, no todos disfrutamos de un baño en la piscina, ya sea porque nos da miedo, porque no nos da seguridad o porque simplemente preferimos un buen paseo por la montaña o el campo. En este sentido, hay razas que están más predispuestas (como los Retriever o los Terranova) y razas que menos.

Otro punto importante es que no debemos asumir que a nuestro perro le interesará la piscina o meterse en ella por el simple hecho de que nos permita darle baños sin estresarse o ponerse nervioso. Tal y como explica Anika Rytel, rostro visible de Mascotas Urbanas y educadora canina por cuyas manos han pasado más de 1.300 perros, "un baño y nadar en una piscina son cosas opuestas, ya que durante el baño el animal tiene más o menos controlada la situación y en la piscina el perro pierde la superficie de las patas y tiene que aprender a nadar".

"Para acostumbrarles a cualquier cosa hay que hacerlo siempre de forma progresiva, de menos a más. En el caso de la piscina, lo ideal sería enseñarles en un lago, pantano o alguna zona donde haya un acceso al agua progresivo, que no sea como una piscina que estás en el borde o directamente dentro con mucha profundidad", detalla.

Una idea para mostrar a nuestro perro la piscina es comprar una para niños y llenarla poco para que le cubra la mitad de las patas e ir aumentando el agua según vayamos viendo que el animal se siente cómodo, hasta que podamos ir a la piscina grande.

"Otra forma es cogerle en brazos (si el tamaño nos lo permite) y tenerle dentro de la piscina en brazos, para darle seguridad y confianza", comenta Rytel. "Si queremos que nade, nosotros le sujetaremos por el abdomen y el lomo o a por los dos lados de las costillas, para que pueda nadar e ir avanzando".

Cómo saber si nuestro perro disfruta del agua

Como ya hemos dicho, hay algunos perros a los que les encanta nadar, la playa y el agua en general, mientras que otros prefieren paseos por la montaña o el campo. "Que les guste es algo particular de cada perro, por lo que hay que respetar si son perros más acuáticos o menos", defiende la educadora canina.

Por suerte, las señales para saber si nuestro perro está o no disfrutando del chapuzón en la piscina son muy evidentes, por lo que, usando el sentido común y la observación, sabremos detectar si le gusta o no. "Solo tendremos que hacer una pequeña lectura de su lenguaje corporal", explica Rytel.

El miedo al agua se puede trabajar y eliminar, pero siempre junto a un profesional, de manera guiada y progresiva

"Si el perro se pone a nadar con las patas dentro del agua y avanzando, tiene los ojos en forma de grano de arroz, achinados, las pupilas pequeñas y está en el agua mirando a ver si entras tú o buscando algún juguete, de forma tranquila y sin buscar salir del agua desesperadamente, significa que el can está bien en la piscina", detalla.

Otra señal que nos puede hacer ver si el perro tiene curiosidad por el agua es que si tu estás dentro de la piscina, él se queda al borde. "Si curiosea pero no se atreve a entrar, igual lo que le da miedo es saltar en el agua más que estar dentro en sí", comenta la educadora canina.

Y es que, una mala experiencia con el agua y la piscina o, simplemente no haber experimentado esa sensación antes puede asustar mucho a nuestros peludos. "Podemos ayudarle a que no tenga miedo pero siempre debe ser trabajando con una guía pautada por un profesional, porque cuando un humano intenta exponer al perro a esa situación que le da miedo, muchas veces acaba potenciándolo y empeorando en ve de mejorarlo", advierte Rytel.

"El miedo se puede trabajar y eliminar pero debemos disponer de medios y sobre todo, tiempo para seguir unas pautas de forma muy progresiva. Además, a veces no hay una necesidad de forzar al perro a que le guste el agua, respetarlo o no dependerá de las circunstancias", concluye la experta.

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