Beatriz Carrillo Presidenta de la Comisión de Evaluación y Seguimiento de los Acuerdos del Pacto de Estado de Violencia de Género.
OPINIÓN

El fuego del antigitanismo no nos devorará

Manifestación para protestar contra los sucesos ocurridos en Peal de Becerro (Jaén)
Manifestación para protestar contra los sucesos ocurridos en Peal de Becerro (Jaén)
EP
Manifestación para protestar contra los sucesos ocurridos en Peal de Becerro (Jaén)

Recordamos en estos días el dramático aniversario de la Gran Redada de Fernando VI en 1749 y el Samudaripen, el Holocausto del Pueblo Gitano acaecido en la II Guerra Mundial perpetrado por los nazis y sus colaboradores. Ejemplos máximos de la barbarie antigitana institucionalizada que con tanta dureza nos ha golpeado a lo largo de los siglos.

Como demócratas tenemos la obligación de defender la memoria, a pesar de que muchos han querido arrancar a los gitanos y a las gitanas de la historia común. Nuestro pueblo no puede ser el único que tenga la responsabilidad de poner rumbo a la restitución, la reparación y la justicia, sino que debe convertirse en el eje de las políticas de nuestro país y del mundo entero para reconocer a nuestros antepasados que pagaron con su vida el valor de seguir siendo gitanos y gitanas. Son ellos y ellas a quienes hemos de rendir un merecido y sincero homenaje. A cada gitano, a cada gitana, a cada niño, a cada niña, que fue vejada, esterilizada o asesinada por defender su derecho a la libertad.

Una barbarie traducida en persecuciones, encarcelamientos, exilio y muerte. Desde las galeras de la Gran Redada hasta los campos de exterminio nazis, nuestra historia está jalonada por momentos de extrema dureza y dolor. Pero también por ejemplos de valentía, tenacidad y resistencia que nos han convertido en un pueblo superviviente que sabe que el racismo genera una espiral de odio que crece a medida que se deshumaniza al grupo social. Todo ello en un perverso juego donde el estereotipo va ganando la partida a las libertades hasta que un día se traspasan las líneas rojas.

El estereotipo va ganando la partida a las libertades hasta que un día se traspasan las líneas rojas

Porque la comunidad gitana continúa situada hoy en el ojo del huracán, siendo víctima de los mismos discursos de odio y de las mismas políticas de expulsión llevadas a cabo antaño en la vieja Europa. Los campos de concentración han sido sustituidos por la marginalidad, la segregación escolar, la discriminación a la hora de acceder a una vivienda digna, la anulación como sujetos de derecho y otras iniciativas antigitanas que causan víctimas inocentes.

Las últimas, en el pueblo jiennense de Peal de Becerro, tal y como antes ocurrió en otras localidades: Torredonjimeno, Martos, Mancha Real, Estepa, Fortuna, Cortegana o Castellar.

Un crimen execrable que, como miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE, diputada en el Congreso y presidenta de FAKALI, condeno sin reserva alguna. Un crimen, cometido presuntamente por unas personas que ya se encuentran en prisión preventiva, ha sido la excusa de los violentos para volver a denigrar, vejar y golpear a todo un pueblo. Violentos cuya furia se desborda y reacciona en modo de venganza porque los presuntos autores son gitanos, haciendo pagar a otras personas que nada tienen que ver con la pérdida de sus enseres y la huida de sus viviendas para salvar la vida.

La violencia antigitana de Peal de Becerro viene ilustrada por las imágenes de vehículos volcados y una vivienda pasto de las llamas. El arma preferida de los racistas, el fuego, se convierte de nuevo en símbolo de destrucción, odio e intolerancia. El mismo fuego que utilizaba el Ku Klux

Klan en sus acciones asesinas contra la población negra en EE. UU.. Esto nos recuerda que en nuestra sociedad también hay otro Ku Klux Klan antigitano a la caza de los y las gitanas cuando sucede un acto cometido por un miembro de la comunidad.

Los grupos radicales que buscan venganza son una confirmación de que el racismo devora las entrañas de la democracia y las pudre. Por eso no cabe ambigüedad alguna, porque vivimos en un Estado de Derecho que no puede permitirse la impunidad de los racistas. Esta lucha no va de gitanos o gachés, sino de personas que creen en las libertades y los derechos humanos frente a otras que usan el odio para devolvernos al armario de la historia de 1749.

Esta lucha no va de gitanos o gachés, sino de personas que creen en las libertades y los derechos humanos frente a otras que usan el odio

Todas las organizaciones hemos condenado desde un primer momento el homicidio del joven Álvaro, y hemos mostrado nuestra solidaridad con su familia, víctimas de estos terribles sucesos.

Del mismo modo, hemos apostado por el diálogo y el entendimiento para frenar las oleadas de violencia tanto en la calle como en las redes sociales. Más de una semana con el alma en vilo y trabajando sin descanso y sin publicidad para restablecer la paz y la calma lo antes posible, muy lejos de lo que otros han perpetrado para impedir la convivencia y la reparación de los daños en su búsqueda de notoriedad pública en el contexto de una tragedia que bajo ningún concepto puede convertirse en un oportunismo desesperado de baja altura política para sacar rédito de una desgracia. Aunque, lamentablemente, y una vez reconducidos los peores días, hemos sido testigos de cómo algunas personas no han dudado en subirse al tren.

No dudé en las primeras horas en denunciar ante la Fiscalía Provincial de Delitos de Odio de Jaén los actos violentos antigitanos que sucedieron a las detenciones de los presuntos homicidas. Hemos puesto a su disposición elementos suficientes para que se investiguen los hechos y que los autores sean detenidos y juzgados, en sintonía con la entrada en vigor de la nueva Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación y su reciente modificación del Código Penal, que incluye ahora el antigitanismo como forma de motivación de delitos de odio.

A lo largo de estos días hemos podido comprobar, de primera mano, lo que ocurre cuando se normalizan los discursos de odio. Nuestra preocupación es extrema porque hemos rememorado los pogromos de antaño, esta vez alentados también desde los teclados de miles de personas que piden en las redes sociales la muerte de todos los gitanos de España. Nos encontramos ante un momento determinante para que las autoridades envíen un mensaje alto y claro: discriminar no debe salir gratis, y no vamos a permitir que salga gratis.

Mientras tanto, los gitanos y las gitanas volveremos a demostrar, como siempre hemos hecho, nuestra capacidad de lucha. Ni el marqués de la Ensenada, ni los nazis pudieron cumplir con su objetivo de erradicarnos de la faz de la tierra. De modo que los violentos de hoy deben saber que seguiremos trabajando con todas nuestras fuerzas por nuestra dignidad, por nuestra libertad y por nuestros derechos, que, en definitiva, es cumplir con el espíritu y los principios de nuestra Constitución.

Ante el racismo, ni un paso atrás.

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