OPINIÓN

Fin de curso y futuro incierto

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante la segunda jornada del debate sobre el estado de la nación.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Chema Moya / EFE
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante la segunda jornada del debate sobre el estado de la nación.

Si el calendario se cumple sin modificaciones, dentro de un año, cuando se inicien las vacaciones de verano de 2023, se habrán celebrado ya las elecciones municipales y (parcialmente) autonómicas, y los líderes políticos se irán a la playa dispuestos a cargar las baterías para la campaña de las elecciones generales, que se habrán de celebrar a finales del próximo año o, si el presidente del Gobierno apura las fechas al máximo, a principios de 2024. La normativa otorga a Pedro Sánchez la opción de convocar las elecciones por adelantado, y esa será una de las incógnitas que sobrevolará la política española en los próximos meses, aunque la sensación a día de hoy es que su voluntad es la de agotar la legislatura.

Y esa es una buena costumbre: un país es más estable cuando celebra elecciones cada cuatro años, que es cuando corresponde y lo que permite a un Gobierno disponer de tiempo para llevar adelante sus planes, que después serán examinados por los votantes.

Nadie podrá culpar a ningún Gobierno ni de la pandemia ni (salvo a Putin) de la guerra

Desde hoy y hasta el próximo verano, asistiremos a una batalla política muy intensa, aderezada por los problemas económicos que empezaron con la pandemia y que se han intensificado con la guerra de Ucrania. Nadie podrá culpar a ningún Gobierno ni de la pandemia ni (salvo a Putin) de la guerra. Pero sí es responsabilidad de cada Gobierno gestionar esos problemas con mayor o menor acierto. Y, a la vista de los sondeos de estas últimas semanas (incluido el del CIS), la nota con la que el Gobierno PSOE-Podemos ha terminado este curso político es negativa. No es algo que le ocurra solo al Gobierno español, porque ese mismo suspenso afecta a los Ejecutivos de otros países, desde

Estados Unidos a Alemania. Pero a Pedro Sánchez no puede consolarle ese efecto internacional de las malas noticias económicas, porque cuando llegue el momento de someterse a las urnas ni el presidente americano Joe Biden ni el canciller alemán Olaf Scholz podrán salir a su rescate. Sánchez se enfrentará a las elecciones por sí solo y con su bagaje político detrás.

Pedro Sánchez parece dispuesto a renovar su pacto con todo lo que hay a su izquierda

Tampoco será mucho más fácil la tarea del líder de la oposición. Alberto Núñez Feijóo tiene el empeño de conseguir que el PP atraiga votos de Vox y del PSOE, a la vez. Es una especie de cuadratura del círculo, cuyo éxito no parece sencillo. Pero, incluso si lo consiguiera, eso no le aseguraría el Gobierno, porque Pedro Sánchez -también si pierde las elecciones- parece dispuesto a renovar su pacto con todo lo que hay a su izquierda, además de nacionalistas e independentistas, si juntos sumaran un escaño más que la derecha.

El panorama es incierto, aunque quizá las elecciones municipales y autonómicas lo aclaren. Un resultado rotundo, a un lado o a otro, allanará el camino hacia las generales.

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