Costumbrismo Digital por Juan Luis Saldaña

La película dirigida por Santiago Segura “Padre no hay más que uno 3” está siendo un éxito de taquilla. Durante los tres primeros días de proyección se ha convertido en la cinta española más taquillera del año y es, además, el mejor estreno desde el año 2018. De hecho, se está presentando a Segura como el salvador de las salas de cine en España y como el auténtico gurú del cine español en cuanto a éxitos de taquilla.

En otro nivel, llama la atención también el éxito relativo de la película “Llenos de gracia”, dirigida por Roberto Bueso con Carmen Machi en el papel protagonista donde interpreta a una monja que organiza un equipo de fútbol en un internado de niños huérfanos. Está, por cierto, basada en hechos reales y tiene un aroma a película de siempre en el cine español. ¿Qué está pasando aquí?

La bondad mueve la taquilla. Ganan los buenos. Gana Marisol, gana la gran familia, ganan Chencho y Martínez Soria.

Las críticas de los medios más progresistas llaman conservadora a la familia numerosa de Segura. Otras críticas de medios del otro lado califican la película como blanca, con matices. ¿Estamos ante dos retratos de la España real? ¿No se parece esto demasiado al cine de los años cincuenta? ¿Sabe Santiago Segura algo que los demás no sabemos?

Para mayor escarnio, la película de Segura se ambienta en la Navidad. El director ha explicado que eso no es importante y que conoce dos precedentes de películas ambientadas en esas fechas que triunfaron en verano: “La jungla de cristal” y “Gremlins 2”. Miles de personas van a ver una película de Navidad en mitad de julio con cuarenta grados. A Segura no le tiembla la voz al descifrar la moraleja de su película: “la argamasa que une a las personas es el amor. Podemos meter la pata, pero el amor lo arregla todo”. Aquí puede estar una de las claves.

Estas películas tienen un poso de bondad, algo que las une con la tradición del cine americano y las aleja de la tragedia greco latina y la picaresca desesperanzada y descarnada más propia de la tradición española. La bondad mueve la taquilla. Ganan los buenos. Gana Marisol, gana la gran familia, ganan Chencho y Martínez Soria.

Hay además un nicho de mercado muy importante en estas películas: son interesantes para padres e hijos y provocan un diálogo entre generaciones donde nadie se siente excluido. Nadie va al cine de acompañante, ni de segurata. Si han ido a un concierto de Camilo lo entenderán. Es un producto que gusta a padres y a hijos hasta determinada edad y en el que nadie se siente fuera de juego. Entonces, ¿por qué Torrente triunfaba tanto? ¿Es todo compatible? ¿Hay públicos para todo? Esto no hay quien lo entienda.