OPINIÓN

Disidencia

Laura Borràs y Josep Turull durante la rueda de prensa de presentación de la candidatura conjunta al congreso de JuntsXCat
Laura Borràs y Josep Turull durante la rueda de prensa de presentación de la candidatura conjunta al congreso de JuntsXCat
ACN
Laura Borràs y Josep Turull durante la rueda de prensa de presentación de la candidatura conjunta al congreso de JuntsXCat

La formación política Junts, es decir, donde se agrupan los que han abdicado de su pasado sin reconocer que le deben todo lo que tienen, arribistas, creyentes en realidades paralelas, despistados, buena gente y parvenus , celebraron este fin de semana el final de su congreso en l’Hospitalet de Llobregat. Empezaron a andar, dicen, sin la tutela de Puigdemont.

Pero todo el mundo sabe que, si Waterloo quiere, Junts duraría menos que una piruleta en la puerta de un colegio. Porque, ¿es diferente la estrategia de Junts que la de Waterloo? No, ¿verdad?, entonces, menos poesía y más realidad.

Junts tiene, por decirlo finamente, una dirección que cohabita. Por un lado, está un convergente de toda la vida, Jordi Turull, que es su secretario general, y, por el otro, tenemos a Laura Borràs, como presidenta de la formación que, a la vez, también preside el Parlament de Catalunya.

Borràs, en cambio, es todo poesía: mucha desobediencia sin desobedecer

Como lo que se lleva es el verbo encendido y el populismo barato, Turull roza el ridículo en sus soflamas más propias de los que impidieron que llegara a ser presidente de la Generalitat, la CUP, que de él.

Borràs, en cambio, es todo poesía: mucha desobediencia sin desobedecer. Su mentor es Quim Torra, y no hace falta añadir nada más.

Para que nadie pudiera dudar que continúa mandando Puigdemont sin decirlo, evidentemente, enterraron la llamada mesa de diálogo entre gobiernos porque, según Turull, “es un canto de sirena envenenado”. Como alternativa, proponen “volver a pasar a la acción”. No se sabe si el pistoletazo de salida se dará desde una de sus segundas residencias.

Para Laura Borràs, la presidenta de los postconvergentes, “la represión es una estructura del Estado” y destaca que “la agenda del reencuentro es la agenda de la judicialización creciente”.

La disonancia de los dos líderes de Junts con la realidad es evidente: decidieron no romper con nadie y conservar las nóminas públicas.

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