Rosalía mete el turbo de su 'Motomami' en la primera parada de su última gira en Madrid

Rosalía durante su primer concierto en Madrid.
Rosalía durante su primer concierto en Madrid.
EFE
Rosalía durante su primer concierto en Madrid.
Rosalía durante su primer concierto en Madrid.
Europa Press

No era Los Ángeles pero desde luego lo de anoche en el Wizink Center de Madrid tampoco ha sido El mal querer. Si "es traicionera la fama", como dice Rosalía en el primer sencillo de su último disco, la cantante va a ser traicionada una y otra vez. Porque la artista catalana vive su momento álgido y la primera parada madrileña de su gira Motomami lo ha confirmado. Un espectáculo recibido con fervor por sus miles de fieles, que la esperaban ya a primeras horas de la mañana del martes en los alrededores del recinto -con manguerazos de los Bomberos incluidos- y a los que ha correspondido al ponerse el sol con cante y baile, como se esperaba, pero también con grandes pantallas, cascos iluminados con neones y todo tipo de artilugios y tecnologías que han convertido el recital en una suerte de sucesión de videoclips rodados en directo. Cortos, eso sí, porque con solo tres álbumes en el mercado, Rosalía atesora una colección de éxitos imposibles ya de meter en una sola actuación.

Así que la a ratos cantaora, a ratos reggaetonera y siempre estrella de su propio espectáculo ha tirado por la calle de en medio: más de 30 temas, pero en dosis pequeñas. Un festival de canciones en un concierto que más parece un directo de vídeos de Tik Tok que una actuación pop tradicional. Hay momentos en los que exhibe voz, como en las baladas y esos temas aflamencados que tanto llamaron la atención en sus inicios. En otros muestra garra y baile, especialmente en algunos de su última etapa, como Chicken Teriyaki o Bizcochito. Pero de lo que siempre puede presumir es de una seguridad total en su propuesta, la musical y la escénica. Y así, mete el turbo para promocionar un disco que fue presentado con motivos moteros, en un ‘show’ adrenalínico que tiene de todo en apenas 90 minutos.

El impacto de Rosalía más allá de nuestras fronteras, en el star system internacional, se lo ha ganado con colaboraciones con compañeros como The Weeknd o J Balvin o con el abrazo de la crítica, con cifras como ese 9,4 otorgado a su último disco en Metacritic, la principal plataforma de crítica musical mundial, donde Motomami es el álbum mejor valorado este año de todo el mundo.

Pero más allá de los discos de oro acumulados en una trayectoria aún corta pero fulgurante y las actuaciones en los late night de Estados Unidos, la verdadera medida de su ascenso está en la respuesta de un público que es capaz de corear una canción entera… que ni siquiera ha sacado aún al mercado. Eso pasa con Despechá, que ya parece un clásico de su repertorio aunque aún no haya sonado ni en radios. Y ocurre igual con cualquiera de los temas que han sonado en el Wizink, casi todos del heterogéneo disco Motomami, donde hay cabida para la bachata, la bulería, el trap o incluso el jazz con el que juguetea en el celebrado single Saoko, y con la sorpresa de encadenar alguno de sus temas con otros éxitos de baile atemporales, como la Gasolina del recientemente ‘jubilado’ Daddy Yankee.

La de anoche fue la primera parada en Madrid, donde repite este miércoles, 20 de julio, de un tour que comenzó con cuatro fechas en Andalucía y otra en Valencia, y que luego desembarca en Barcelona, Bilbao, La Coruña y Palma. Después, visitará 7 países de Latinoamérica, 12 ciudades de Estados Unidos y 9 europeas, para finalizar en París el 18 de diciembre. Sin avanzar grandes sorpresas ni el repertorio completo para los que aún no han podido disfrutarlo, Rosalía se corona con esta especie de obra teatral del futuro como un auténtico fenómeno de masas que la aclaman como la voz de una generación. Si "es mala amante la fama", Rosalía lo tiene ‘malamente’ para librarse de ella.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento