De un tiempo a esta parte, Katerina Tikhonova ha sido señalada por muchos para asumir un papel político importante en la Rusia de Putin. Aunque ha renunciado al apellido de su padre, Tikhonova es en realidad la hija menor del presidente ruso y Liudmila Pútina y los últimos movimientos que se conocen sobre ella le dan más poder dentro del círculo cercano de Putin. 

La exbailarina, de 35 años, ha sido ascendida a copresidenta de un lobby empresarial que supervisa las nuevas importaciones del país para ayudar a superar así el impacto de las sanciones internacionales por la guerra en Ucrania, según el medio ruso RBC.

Tikhonova es una de las personas próximas al presidente ruso que ha sido sancionada por Estados Unidos y sus aliados. Su nombramiento en la poderosa Unión Rusa de Industriales y Empresarios (RSPP), leal al Kremlin, que representa a las principales empresas estatales y privadas, supone la primera señal de poder de un descendiente de Putin, si bien en el comunicado oficial no se menciona que sea hija del mandatario ruso.

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El reto que tiene Tikhonova por delante es grande, ya que Putin ha legalizado las "importaciones paralelas" que violan las sanciones a las empresas rusas para asegurar un flujo de productos occidentales restringidos hacia Rusia a través de terceros países y medios sin licencia, según recoge The Mirror.

Su papel al frente del Consejo de Coordinación sobre Sustitución de Importaciones e Independencia Tecnológica será reducir rápidamente la dependencia rusa de los productos occidentales, mitigando así el impacto de las sanciones.

Tikhonova no es la única hija de Putin bien posicionada en la estructura del gobierno ruso. Su hermana mayor, la doctora Maria Vorontsova, es investigadora líder en el Centro Nacional de Investigación Médica para Endocrinología del Ministerio de Salud de Rusia. Su media hermana, Svetlana Krivonogikh, es copropietaria de un importante banco ruso y además una de las mujeres más ricas del país, con una fortuna que se estima en unos 87 millones de euros.