Ejecutiva y decisiva en la construcción de su imperio: así era Ivana Trump, la fallecida esposa del presidente Donald Trump

La exesposa de Donald Trump, Ivana, en 2017.
La exesposa de Donald Trump, Ivana, en 2017.
GTRES
La exesposa de Donald Trump, Ivana, en 2017.

"Estoy triste de informar a quienes la querían, que son muchos, de que Ivana Trump ha fallecido en su casa de la ciudad de Nueva York". Ese es el comienzo del escrito con el que el expresidente estadounidense Donald Trump ha dado a conocer la noticia de la muerte, a los 73 años, de quien fuera su esposa y madre de sus tres hijos, de los cuales asegura que estaba más que orgullosa. No ha detallado las causas del fallecimiento (si bien según un portavoz de los bomberos de Nueva York que llegó a su hogar en el Upper East Side fue debido a un paro cardíaco), si bien ha recordado que su exesposa fue una mujer "maravillosa y bella" que llevó una "vida asombrosa e inspiradora".

Sin embargo, es mucho más clarividente con quién fue Ivana Trump y lo que piensan sus hijos de ella el comunicado que ha hecho la familia del exmandatario al completo. "Era una mujer increíble: una autoridad en los negocios, una atleta de clase mundial, una belleza radiante, una madre cariñosa y amiga", comienzan diciendo, para más tarde recordar que Ivana era "una superviviente" que "huyó del comunismo y abrazó este país". "Ella nos enseñó qué era la determinación y la dureza, la compasión y el tesón. Su madre, sus tres hijos y diez nietos la echarán mucho de menos", finaliza el comunicado.

Y en esas palabras se siguen las líneas maestras de lo que fue una vida en la que confluyeron distintos ámbitos, desde los deportes de élite a la moda, la dicotomía entre comunismo y capitalismo o el mundo de las celebrities y las estrellas de Hollywood.

Hija de un padre ingeniero eléctrico y una madre telefonista, Ivana Marie Zelníčková nació el 20 de febrero de 1949 en la soviética Gottwaldov, una ciudad de la región de Moravia y que más tarde cambiaría su nombre a Zlín. Eso ocurrió cuando dejó de llamarse Checoslovaquia, aunque bajo la bandera de ese antiguo país Ivana casi llegaría a estar en los Juegos Olímpicos.

Lo hizo porque desde los 4 años le apasionó el esquí, uniéndose primero al equipo nacional junior y luego quedándose a las puertas de entrar a los JJ OO de invierno de Sapporo 72, aunque su experiencia en el deporte le hizo por un lado salir de las fronteras de la URSS y, por otro, asistir a la Universidad Carolina de Praga, graduándose como profesora en Educación Física, estudios que le sirvieron para mantener una silueta perfecta para los cánones de la época y que se convirtieron casi en una seña de identidad.

Se había casado en 1971 con el instructor de esquí austriaco y buen amigo suyo Alfred Winklmayr, con la idea de conseguir la ciudadanía de dicho país centroeuropeo, lo que en la práctica le sirvió para salir de la URSS sin ser considerada una desertora. Tras divorciarse en 1973, se mudó a Canadá en 1975 siguiendo a su segundo esposo, el empresario checo George Syrovatka, del que nunca quiso volver a hablar. Allí comenzó ella misma a trabajar como profesora de esquí y, poco después, fue fichada como modelo.

Se divorció de nuevo y se marchó a Nueva York en plena época de la música disco, desfilando y haciéndose toda una celeb entre pasarela y pasarela. Codearse con la jet set le llevó a conocer al que sería su tercer marido, un joven Donald Trump, hijo de uno de los mayores magnates norteamericanos, y con el que se casaría en 1977, siendo desde entonces pieza indispensable del desarrollo y expansión del imperio que había heredado el que llegaría ser ocupante de la Casa Blanca.

Formaban una de las parejas más notables entre la clase alta estadounidense (el exalcalde de la ciudad de Nueva York Rudolph Giuliani ha dicho que ella contribuyó "en gran medida" a su ciudad) y se dice que fue gracias a que Ivana era una excelente relaciones públicas que Donald llegó a ser quien es, gracias a su detallismo como vicepresidenta del diseño interior de la compañía.

Entre ambos levantaron megaproyectos inmobiliarios como la Torre Trump, el Plaza Hotel o el casino Taj Mahal en Atlantic City. Todo ello, junto con la crianza de los tres hijos que tuvieron (Donald Trump Jr., Ivanka Trump y Eric Trump) lo describiría en su autobiografía sobre sus años junto al magnate en Raising Trump.

Sin embargo, en 1992 el matrimonio se vendría abajo después de que la aspirante a actriz Marla Maples le confesase en Aspen, Colorado, que estaba teniendo un affaire con su marido. Tras su divorcio, en el que le exigía 25 millones de dólares a su exmarido (10 de ellos los quería en efectivo) sacaría su propia línea de ropa, joyería y productos de belleza femenina, continuaría con sus inversiones y tendría una columna en la revista Globe.

Con la reinvención en una mujer que no se dejaba pisotear (aunque al final de su vida hablaba con Donald todas las semanas, grabó con élun anuncio de Pizza Hut y el magnate le pagó su quinta boda), se casaría dos veces más: primero, con el empresario italoamericano Ricardo Mazzucchelli, si bien se separaría de él 22 meses después de casarse en 1995; y en 2008, después de estar saliendo con él desde 2004, con el actor Rossano Rubicondi, 21 años menor que ella y que falleció el año pasado, aunque se divorciaron solo un año después de darse el "sí, quiero", en 2009.

Queda en el recuerdo su paso por varios programas de telerrealidad o su cameo al final de la película El club de las primeras esposas, donde les dice a las tres protagonistas(Goldie Hawn, Diane Keaton y Bette Midler): "Chicas, tienen que ser fuertes e independientes y recuerden: No se cabreen con ellos... ¡Quítenles todo!".

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