Los daños colaterales de la guerra en Ucrania, donde –por cierto– sigue muriendo gente, asoman de una manera brutal en toda Europa. Ya no es solo la inflación salvaje, sino el otoño e invierno que se avecinan. El tirano Putin parece decidido a cerrar el grifo del gas y la UE prepara a marchas forzadas un plan de contingencia que, de momento, pasa por recetas de preescolar: eche usted mano de la rebequita antes de subir la calefacción.
OPINIÓN15.07.2022 - 07:17h
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